¿ES POSIBLE LA LLEGADA AL PODER
DE LA IZQUIERDA EN EL 2018?
I.-
Perturbaciones políticas.
No es sorprendente que una transición tan plena de
conflictos suspire con nostalgia por la época en que la actividad política
llevaba consigo problemas menos drásticos en sus consecuencias, en que las
“guerras” entre facciones eran limitadas y la catástrofe casi inconcebible.
Tampoco es extraño que en éstas circunstancias actuales el logro de la paz
Partidaria y Nacional se convierta en la mayor preocupación, ni que llegue a
pensarse que la sola necesidad de la paz y la normalidad constituya el ímpetu
de su búsqueda.
Siempre que el orden político, tanto
nacional como internacional, ha reconocido que ciertos principios no se pueden
violar, ni siquiera en aras de la paz, la ley, el orden, o la normalidad y el
progreso, la estabilidad basada en un equilibrio de fuerzas políticas ha sido
por lo menos concebible. Y, así pues, la estabilidad suele ser el resultado de
una legitimidad generalmente
aceptada. Pero esa legitimidad, tal como aquí la exponemos, no debe confundirse
con la justicia; porque no significa más que un acuerdo acerca de la naturaleza
de los arreglos funcionales y acerca de los objetivos y métodos aceptables de
la política y sus líderes. Pero si no se es capaz de llegar a ese acuerdo que
signifique la legitimidad, el sistema político-institucional estará a merced
del miembro más feroz de la comunidad.
Y siempre, también, que exista un
Líder, Partido o Movimiento político que considere opresivo el orden existente
o la forma de su legitimación, sus relaciones con los otros sectores serán “perturbadoras”. En tales casos, no
será el arreglo de las diferencias dentro del Sistema sino “el Sistema mismo” el que se pondrá en tela de juicio. Los arreglos
son posibles, pero los mismos se concebirán como maniobras tácticas para
consolidar posiciones con miras al enfrentamiento inevitable. Porque el rasgo
definitivo de un Partido, Movimiento o Líder “perturbador” es que nada puede tranquilizarlo. Solamente la
seguridad absoluta, o sea la neutralización total del oponente, se considera
una garantía suficiente, y por lo tanto el deseo de una Corriente Política de
contar con una seguridad absoluta significa la inseguridad absoluta para
todas las demás.
La Democracia, que es, entre otras
cosas, el arte de restringir el ejercicio del poder, no puede
funcionar en tal ambiente. Es un error suponer que la democracia puede siempre
arreglar las disputas cuando hay “buena fe” y “deseos de llegar a un acuerdo”. En un orden democrático débil –como
lo es todo período de transición– cada uno de los oponentes piensa que el otro
carece precisamente de esas cualidades. Los Dirigentes pueden seguirse
reuniendo, pero ya no pueden persuadir, porque han cesado de hablar el mismo
idioma. Las posiciones se radicalizan y las posturas se vuelven inconciliables.
Entonces las reuniones políticas “para buscar consenso” se convierten en
escenarios teatrales complicados donde se trata de aliar a los no comprometidos
con uno de los bandos en pugna.
Está en la esencia de un Líder o
Movimiento “perturbador” que posea el valor de sus convicciones, y que esté
dispuesto –en realidad ansioso– a llevar sus principios hasta sus últimas
consecuencias. Por lo tanto, independientemente de otros logros que pueda
realizar, un Movimiento político de esa índole tiende a minar, si no la
legitimidad del orden constitucional, por lo menos la restricción con que el
mismo opera. La característica de un orden estable y normal es su
espontaneidad; la esencia de un Movimiento o Líder revolucionario perturbador es
su decisión; y el “apaciguamiento”, cuando no es una estratagema para ganar
tiempo, es el resultado de una incapacidad
para enfrentarse a una política de objetivos ilimitados.
II.- El desplazamiento de las placas tectónicas
no es súbito.
Así como la geología nos enseña que el
desplazamiento de las placas continentales es constante pero lenta hasta que en
cierto momento eclosionan, así también no es dable esperar que un Gobierno
legítimo, con todos los ribetes constitucionales, pueda ser desplazado
súbitamente y menos aún violentamente por decisión de los “Poderes Fácticos
Internacionales” o estallido interno. Además se considera que los cambios
radicales de Gobiernos y políticas destruyen toda base aceptable para un
desarrollo sostenible. Las potencias
del Centro creen que ningún país puede tener éxito económico ni institucional
si de súbito modifica su estrategia básica y sobre todo si esa modificación se
hace en dirección substancialmente diferente como lo es el derrocamiento de un
Gobierno nuevo y electo con todas las normas de la Ley. Pero el cambio drástico
puede venir desplazándose lentamente, como las placas tectónicas, y eclosionar
en el momento dado mediante unas elecciones generales con todas las de la ley.
Nuestra Oposición puede crear un
consenso amplio, quizá el más amplio posible (como pasó para la elección de Lugo),
pero sus componentes –Liberales, Izquierdistas, Sindicalistas y etcéteras–
unidos por lo que les disgusta, pueden divergir grandemente en cuanto a lo que
deba reemplazarlo y eso influye en el curso de acción y la solidez de la
alianza. Por otra parte, es evidente
que la “Izquierda” y los Sindicatos (de Empleados, Obreros y Campesinos) no
podrán organizar el país por la fuerza. Pero la alternativa no es tan clara.
Estaba, desde hace tiempo, fuera de duda que en el Paraguay –¡todavía en
transición!– había (y hay) nuevas fuerzas sueltas que clamaban por la
participación popular en el Gobierno; pero parecía igualmente evidente que
estas fuerzas serían responsables de disturbios y autoritarismos. Los Liberales siempre han sido contrarios a
la Izquierda, revolucionaria o no; y
sin embargo, para el 2008, llamaron
precisamente a los representantes de esta corriente “para afirmar la
democracia”. En estas circunstancias lo que sorprende es lo imperfecto del
arreglo que surgió, su insensatez y lo reaccionario del acuerdo. Y todo eso
minó su credibilidad, y ni qué decir su fuerza, tanto entre las masas populares
como en el concierto internacional, excepto en los Estados Bolivarianos. Pero
ahora ha tomado fuerza en el PLRA un “Ala Izquierdista” de “Liberalismo
Social” encabezada, hasta el
momento, por Luis Alberto Wagner y Víctor Ríos que está jaqueando y
arrinconando a la Derecha tradicional de Blas Llano y Miguel Abdón Saguier.
III.- Manipulación
de factores versus enfrentamiento de
voluntades.
De lo apuntado en los ítems
anteriores, se puede colegir que todo político que pretenda ser un rival de
fuste ante la Oposición –y en el
plano Partidario ante el Pte. Cartes–
debe poseer un estilo que se adapte mejor a la manipulación de factores que se
tratan como dados antes que a un enfrentamiento de voluntades; mejor al logro
mediante la proporción que mediante la escala, porque, como decía Clemens Von Metternich –el real
vencedor de Napoleón– “La
individualización de una idea conduce a conclusiones peligrosas, como si un
individuo pudiese ser una causa; ésta es una concepción errónea, porque
cuando se aplica es un indicio de que no existe una causa sino sólo en
apariencia” (Memorias; p. 186, Vol.
VIII). Esto se aplica perfectamente a Fernando
Lugo y quiere decir que a un “Movimiento revolucionario” se lo debe
combatir en forma anónima, por lo que es
y está detrás, no por lo que dice y hace el supuesto Líder. Porque un “Movimiento
revolucionario, perturbador” es la afirmación de la voluntad y el Poder, pero
la esencia de la Democracia es la proporción, su expresión es la Ley, y su
mecanismo un equilibrio. Por estas razones un Estadista Conservador debe ser un
realista supremo y sus oponentes perturbadores o revolucionarios los
“visionarios”. Y en el caso que nos
ocupa, el “genio” del Líder revolucionario (Lugo)
pareciera ser más instrumental que creador, sobresale en la manipulación, no
en la construcción, lo cual puede facilitar la tarea del Político
Conservador que mira a largo plazo y que sabe que la construcción del Poder en
equilibrio democrático depende de la paciente reunión de fuerzas y la decisión
de utilizarlas en el momento oportuno pero
evitando la división de su Partido, que es el problema que aflora en el Coloradismo. Pero es algo que no se nota
en el “Oficialismo” actual, donde
solo existe una conspiración de
mediocridades unidas por el terror a toda acción decisiva contra alguien
que les produce ese terror… pues la esencia
de la mediocridad se encuentra en que prefiere
la ventaja tangible a la ganancia
intangible de posición (como por ej. Luis
Castiglioni y “Tito” Saguier,
cada cual por su lado).
IV.- No confundir la falta de provocación con la
impotencia.
No
hay que olvidar que la conquista del Poder en un equilibrio democrático es el
más difícil de lograr entre todos, particularmente en un período inestable de
transición que surge a una Dictadura prolongada. Engañados por el recuerdo de
la estabilidad anterior, los políticos tienden a buscar la seguridad en la
inacción y a confundir la impotencia con la falta de provocación. Por
eso en estos momentos algunos tratan de apaciguar al Líder avasallador, exitoso
(Cartes), mediante la razón y quizá
mediante la colaboración; en suma,
mediante políticas que no puedan parecerle amenazas a su proyecto ni menos
destructivas de su Liderazgo, pero no deben olvidar, sin embargo, que los
políticos aislados solo existen como abstracciones pues en la sociedad de los
políticos cada uno de ellos tiene intereses que lo conectan con los otros.
Los grandes axiomas de la Ciencia
Política derivan del reconocimiento de los intereses verdaderos de todos los
políticos; la garantía de la existencia en
la arena política debe encontrarse en los intereses generales, mientras
que los intereses particulares –cuya protección se considera “sabiduría
política” por parte de los inseguros y miopes (que fue el caso de Lugo durante su Gobierno)– sólo
tienen una importancia secundaria. La historia política contemporánea
demuestra la aplicación del principio de solidaridad y equilibrio y de los
esfuerzos unificados de los grandes políticos contra la supremacía de un
Sistema o un Líder autoritario, para obligar al restablecimiento del derecho
común… ¿Qué queda entonces de la
política egoísta, de la política de la fantasía y de la ganancia miserable que
están implementando algunos Dirigentes colorados “Cartistas” (Lilian, Hugo Velázquez
y compañía) y de la Oposición Liberal-Derechista (Llano y Saguier)?
La política debe planearse sobre la base de las capacidades del otro
bando y no meramente de sus intenciones; porque todo arreglo político
representa una etapa en un proceso por virtud del cual un Dirigente concilia su
visión de sí mismo y de su Movimiento con la visión que de ellos tengan otros
Dirigentes y Movimientos. Ante sí mismo, un Movimiento Político aparece como
expresión de justicia, y esto se aproxima más a la verdad entre más espontáneo
sea su patrón de obligaciones sociales, porque el liderazgo político en función de Gobierno o de Oposición
funciona eficazmente sólo cuando la mayoría de los ciudadanos obedece
voluntariamente, y sólo lo hará en
la medida que considere justas las exigencias de sus Dirigentes y satisfechas
sus aspiraciones sociales.
En efecto, un Gobierno con orden,
desarrollo económico, solución o al menos mitigación de los problemas sociales
y respeto internacional, es la clave de la consolidación del Poder del “Coloradismo Cartista”: es así, y solo
así que Cartes tendría la
posibilidad de alcanzar su pretensión peculiar de legitimidad, la del Gobierno
carismático. Porque ahora el Nuevo Orden Internacional ya no puede aceptar un
orden interno basado en estructuras interiores incompatibles con el
ordenamiento mundial.
Pero volviendo a la Izquierda Bolivariana –apuntalada por
la mayoría de los Gobiernos Sudamericanos– su Líder: Fernando Lugo, es el
Lugo destituido y burlado del 22 de Junio de 2012, y el recuerdo de ello debería
limitar su pretensión de Liderazgo y Poder. Su ingreso al Senado, antes que
el carácter de un triunfo tuvo el de una protesta producida por la coalición
contestataria y perturbadora típica de todos los descontentos. En ausencia de
un Líder nacional carismático y contestatario, Lugo, que quiere ser el
hombre de voluntad, trata de convertir a su “Frente Guasú” en un símbolo, un principio para luchar contra el
odiado relegamiento social y “los corruptos”, un término muy abarcativo y generalizante. Lugo ha probado, con
su triunfo en el 2008 y sus últimas
apariciones en escena, que aunque los hombres pueden conquistar las ideas,
éstas duran más que los hombres. El descontento reclama lo suyo y la “Izquierda” solo puede “legitimarse”
basando su discurso y accionar en un extremismo
popular “Jacobino” y presionando para “ablandar” cualquier ajuste
estructural y económico que conlleve duros sacrificios. También en el PLRA y el Partido Colorado puede surgir lo mismo. Es la cuadratura del
círculo. Y si el Presidente Cartes y su
equipo de “Técnicos” y Empresarios esperaban lograr que un Partido Colorado reconquistador
reconociera los límites del Poder, sin
embargo un Coloradismo que se
fundamente a sí mismo en la rebelión interna y el descontento de las masas,
puede llegar a ser, en el mediano plazo, un factor no aceptable en la balanza
de equilibrio.
V.- Quien puede
ser el Príncipe Metternich.
Y esta expresión no es un deseo ni una exageración.
Simplemente surge de la observación de ciertas cualidades y otras
características personales y de actuación pública. Cuando el destino de los
pueblos –ya sea de un Partido Político, de un Estado o de un Imperio– está en juego,
las
convicciones de sus Estadistas son el medio de supervivencia. Y el
éxito depende de la correspondencia de estas convicciones con los
requerimientos especiales del Partido o del Estado. Y el Conservador Metternich frente al perturbador
revolucionario Napoleón muestra unos
rasgos que deberían contemplar, si quieren observar agudamente el horizonte,
los políticos emergentes o a emerger para un liderazgo en el futuro próximo.
Metternich,
Ministro de RR.EE. del Imperio Austríaco, se describía a sí mismo como un “Estadista-Filósofo”
pero sumamente realista: “Soy un hombre de prosa, no de poesía.
Mi punto de partida es la quieta contemplación de los asuntos de este mundo… En el mundo social debemos actuar a
sangre fría, con base en la observación y sin odios o prejuicios… Yo nací para hacer historia,
no para escribir novelas, y si adivino correctamente es porque sé. La
invención es enemiga de la historia, que solo sabe de descubrimientos; y sólo puede descubrirse lo que
existe”(Memorias: p. 184, Vol. VIII). Era la descripción del Gobernante
ideal por encima del plano donde gobiernan los sentimientos personales: frío, sereno, superior. La del
Estadista era la ciencia de los intereses de los Estados sujeta a leyes
análogas a las leyes del mundo físico y el
Estadista era un filósofo que entendía estas máximas, solo responsable ante
su conciencia y la historia.
“Metternich
prefería la maniobra sutil al ataque frontal, mientras que su racionalismo
le hacía confundir a veces un manifiesto bien redactado con una acción ya
lograda” (Wilhelm Oncken: “Austria y Prusia en la guerra”, p. 88, Vol. II). Napoleón
y sus demás enemigos decían de él que confundía la política con la intriga;
y el enviado del Elector de Hanover en Viena escribió el análisis siguiente de
los métodos diplomáticos y de Poder de Metternich:
“Dotado de una gran opinión de la
superioridad de la habilidad adora la finura en política y la considera esencial.
Dado que no tiene fuerzas suficientes para movilizar los recursos de su
país (nosotros diríamos de nuestros Dirigentes Oficialistas o de
la Oposición: “de su Partido”), trata de sustituir con astucia la
fuerza y el carácter…” Y su
ayudante más cercano: “No es un hombre de pasiones fuertes ni
de medidas audaces; no es un
genio, sino un gran talento; frío, tranquilo,
imperturbable y calculador par excelence”. Y como remata Henry Kissinger: “doctrinario… sutil… realista y cauteloso;
frío practicante del arte del Estadista.
Su cualidad característica era el tacto,
la sensibilidad a lo imperceptible.
Tal hombre podía haber dominado en el siglo XVIII, pero era formidable en
cualquier época… Un gran táctico; maestro de la batalla planteada
cuando el marco de referencia estaba dado o los objetivos se imponían desde
afuera” (“A World Restored: The
Politics of Conservatism in a Revolutionary Age”; p. 24. Tesis Doctoral
en Harvard).
Tal era el Estadista que enfrentó y
derrotó finalmente a Napoleón Bonaparte,
el hombre de voluntad, el caudillo perturbador del equilibrio de un mundo
que buscaba restaurarlo; el que luego de una serie ininterrumpida de triunfos
rimbombantes cayó víctima del Orden Internacional concertado y de sus propios
errores productos de su ego superlativo. Este Napoleón que más allá del entusiasmo y admiración que suscita su
saga, visto en perspectiva crítica y fríamente racional fue descripto por León
Bloy como “un imbécil de genio”.
VI.- Conclusiones generales.
1) En esta situación que hemos descripto, la
Oposición del Ala Izquierdista
Liberal y el “Frente Guazú” está
adoptando una política de aplazamiento mientras continúa organizando y haciendo
crecer su influencia y su popularidad entre las Bases Populares, amén de procurar ocupar espacios de Poder.
Debe tener presente lo que ese maestro de la conquista del Poder escribió sobre
el político austríaco Karl Lüeger: “En
su actividad política, Lüeger concedía la mayor importancia a conquistar a aquellas clases cuya existencia amenazada tendía a estimular más
bien que paralizar la voluntad de lucha de las mismas. Al mismo tiempo le
preocupaba proveerse de cuantos
instrumentos de autoridad tenía a su disposición y de poner de su parte las poderosas instituciones existentes para
obtener de estas fuentes tradicionales
de poder las mayores ventajas posibles para su propio Movimiento” (Adolph Hitler: “Mi Lucha”; p. 39).
De esta forma la Oposición Izquierdista-Liberal
podrá explotar la única arma de estrategia poderosa actual: el hecho de que el Gobierno y las Bases Coloradas –más aún si “chocan”– requerirán mucha aquiescencia
mutua para volver “legítimas” sus pretensiones. Para eso debe estar decidida
(la Oposición) a separar la cuestión
“Bases del Partido Colorado” de la
de los “Técnicos” y “Parlamentarios colaboracionistas”, y
ambas del Ejecutivo, para poder derrotar a sus oponentes que
surjan, en detalle. Debe estar decidida también a utilizar la impaciencia de
sus oponentes por lograr un arreglo, para hacerles dar un paso precipitado que
le provea (a la Oposición) de una
base moral para la acción. En consecuencia, debe asumir lo que suele
llamarse la posición más fuerte: la defensiva, que es la expresión de la
táctica de un político de statu quo.
Como decía nuestro modelo Metternich: “Me
refugio tras el tiempo y hago de la paciencia mi arma”.
2)
Mientras tanto, debe seguir cooperando activamente en ciertos aspectos de
interés nacional con el Presidente
Cartes (para no parecer destructiva ni meter miedo en la opinión pública ni
los “Poderes Fácticos”), tal como lo
hiciera el Príncipe Metternich con Napoleón, según lo glosa muy bien Henry
Kissinger: “Cooperar sin perder la propia alma, ayudar sin sacrificar la propia identidad, trabajar por la liberación socapa de esclavitud y bajo un
silencio obligado, ¿cabe más dura
prueba de fortaleza moral?” (“A
World Restored”; p. 19).
3)
Wagner y Ríos junto con Lugo (aunque
creemos que el Líder que debería y podría encabezar la Izquierda para el 2018
es Ricardo Canese, dada la probable
imposibilidad constitucional y el “desprestigio
de derrotado” del ex-Presidente) deben tener en cuenta que un Líder,
Movimiento, Partido o Gobierno que se convierta en foco de irritación
permanente no puede durar (tenemos el ejemplo del mismo Lugo y de Cubas-Oviedo). Paradójicamente, la
posibilidad de destrucción final de la estructura “perturbadora” existente
(entiéndase una posible nueva
coalición Izquierdista-Liberal y el subyacente y merodeador
–en el Cartismo– de “Técnicos” y Empresarios Neoliberales) debe aumentar la confianza del emergente Marito Abdo Benítez en el triunfo
final, porque ya desde ahora es evidente la desproporción existente entre la
base material de la Oposición y los Neoliberales del “Cartismo” con su base moral,
es decir la “idea-fuerza” que los empuja y sostiene (la base moral de la Oposición Izquierdista es fuerte pero su base
material [recursos] aún débil; y en
los Neoliberales al revés: base
material fuerte pero base moral débil).
Cuando las posiciones intermedias hayan sido eliminadas, el tiempo de los
éxitos ilimitados obtenidos con medios limitados merced a la “oposición y cuestionamiento al sistema” del PLRA y la Izquierda, así
como el “entusiasmo por las grandes
promesas electorales” del Gobierno, habrá terminado. De allí en
adelante el éxito dependerá de la fuerza
electoral nacional resultante del cumplimiento de aquellas promesas o la credibilidad
de los cuestionamientos, cosa muy difícil. Si esto sucediera, entonces el Factor de Poder (la Oposición con sus movilizaciones, huelgas y obstrucciones
parlamentarias con amenazas de “Juicio Político”; y el Gobierno con
imposiciones, “premios” y presiones políticas y económicas) al no poder establecer un principio de
obligación para conservar sus conquistas,
encontrará minada su influencia por la necesidad constante de aplicar la fuerza.
4)
Por tanto Marito podrá seguir
ganando posiciones de Poder tanto en el Gobierno del Estado (el Congreso) como
entre los mandos medios y las Bases del Partido. Pero no debe cometer los errores de Luis Castiglioni (por ejemplo) cuya naturaleza lo llevaba (y lo
sigue llevando) a seguir una política de ventajas pequeñas buscando en la vacilación
un sustituto de la acción. Pero tampoco dejarse influir por los
acontecimientos –v.g. el actual conflicto en el Partido por los nombramientos
de “Técnicos” antes que “Políticos”– porque un político que solo “espera los
sucesos” tenderá a buscar remedio a una decisión que se reconoce como errónea
adoptando su extremo opuesto, sin considerar la posibilidad de soluciones
intermedias.
5)
En suma, la Oposición del Ala
Izquierdista Liberal y el Frente
Guazú, que ahora se halla aumentando su prestigio político como opción de
Poder y el prestigio personal de sus
Dirigentes, suponemos que también resistirá la tentación de “desarme político” y mucha “colaboración” con el Gobierno (a no ser que Cartes rectifique totalmente rumbos,
cosa improbable), y aprovechará ese
prestigio para fortalecer aún más la cohesión interna de su corriente
partidaria, para seguir ganando puntos ante la opinión pública.“La Opinión Pública –ya escribía Metternich en 1808– es una de las armas más poderosas, que penetra como la religión a los
rincones más escondidos donde las medidas administrativas pierden su influencia; el desprecio a la opinión pública es
como el desprecio a los principios morales…
La Opinión Pública requiere un culto
propio… La posteridad encontrará difícil creer que nosotros consideramos el
silencio como un arma efectiva en éste que es el siglo de las palabras” (Heinrich
Von Srbik: “Metternich, el Estadista y el Hombre”; Vol. I, p. 129).
6)
Finalmente, El Presidente de la Rca.
debe saber (y esperemos que lo sepa) que la división del Partido Colorado lo llevará nuevamente a la llanura, esta vez en
circunstancias peores que en el 2008
y que es perfectamente posible el triunfo de la Izquierda Bolivariana en Paraguay, rodeado, como está ya, de
Estados afines a ese Régimen e Ideología. Éste es un Análisis estrictamente
político. Ahora bien, se debe
tener en cuenta que, lamentablemente,
al presente las elecciones en cualquier parte del mundo se han convertido en
competencias en las que predominan los Candidatos con mayor caudal financiero
aplicado a lo que en Madison Ave. llaman “formación
de imagen”.
7) Los métodos de inserción y afianzamiento de la imagen
política de un Candidato dado, han sido pulidos a un grado tal que se alejan
del campo del esfuerzo sistematizado para convertirse en una cuasi
ciencia. Si la Alianza Izquierdista-Liberal
logra un apoyo financiero considerable, aunque no sea siquiera igual al
del “Oficialismo”, puede repetir la hazaña del 2008, y las presiones del Poder Político y Administrativo no
evitarán, como entonces, una derrota contundente. Y al parecer lo tiene, pues informaciones fidedignas dan cuenta del
apoyo económico de los países del “ALBA”
que no es despreciable.
8) Y en el Coloradismo no se aprecian Líderes de envergadura como antaño: los “Caraí Guazú”(grandes
Señores) de la política, como Argaña, no han sido sustituidos por la
generación actual. La potencia
económica de Alfredo “Goli” Stroessner es considerable
porque éste tiene en su mira el 2018
y quiere a Marito como su “pivote
político” en la Presidencia de la Junta de Gobierno del Partido. Pero el
panorama es desolador y si la división cunde y no se soluciona veremos el final de esta pulseada muy pronto. Y es aquí que en el Oficialismo, puede,
como “última ratio”, surgir la figura de
Nicanor Duarte Frutos para Presidente del Partido quien, creerían, podría
ser el “catalizador” y conciliador de las divergencias para poner orden en el
Partido primero y luego, en la Nación. Y tengamos en cuenta que Nicanor es
un hombre de Izquierda; hace
aproximadamente un año, en conversación con Humberto Rubín, apoyó al Régimen Chavista diciendo que “había
que comprenderlo porque era una Democracia
Plebiscitaria”(sic). Entonces, ¿quiénes desempeñarán el papel principal en un Paraguay de
anarquía universal?: presenciaremos
uno de esos momentos que siguen siempre a las grandes usurpaciones. Nadie puede predecir la fecha, pero nada la demorará más que la
actitud de un solo individuo (Cartes)
si no toma alguna medida para impedir el
caos antes de ser inevitable y pasar a la historia como el Sánchez de Lozada y el Kerenski
paraguayo, como aquellos que abrieron las puertas de su país a la Izquierda. La fuerza de la oportunidad y de
las promesas electorales puede conquistar un Estado y su Gobierno, pero no
puede legitimarse a sí misma.
Corresponderá a Políticos-Estadistas, que ojalá surjan, la
conservación de su integridad como depositarios de todo lo que queda de los antiguos
principios, de las formas
democráticas aceptadas y del equilibrio en orden; y con el curso del tiempo esto les hará ganar, inevitablemente,
aliados poderosos y un pedestal en la historia.-