lunes, 29 de agosto de 2016

LA GUERRILLA CAMPESINA

                       LA GUERRILLA CAMPESINA 
        El sangriento golpe del EPP hace pertinente una reedición de un Artículo escrito años atrás, actualizado y mejorado. Helo aquí:
        Los nuevos y continuos ataques del EPP nos obligan a examinar esta cuestión en su aspecto teórico como práctico:
        En un estudio publicado en una fecha tan lejana como 1964, el escritor argentino Jorge Abelardo Ramos examinó las ideas de Ernesto “Che” Guevara sobre la aplicabilidad de la guerrilla como fórmula única de la lucha en América Latina (1): “La autoridad revolucionaria legítimamente adquirida por Guevara por su actuación en la Revolución Cubana volvía indispensable esa puntualización, por más severa que fuese. Respetábamos su notable figura como guerrillero, pero expresábamos nuestras reservas como teórico de la Revolución Latinoamericana, justamente porque su prestigio aumentaba los peligros de la difusión de una concepción voluntarista profundamente errónea. Pero la ratificación por Fidel Castro de aquellas tesis de Guevara y su tentativa de aplicación en varios Estados Latinoamericanos obligan a considerar nuevamente la cuestión”(2).
       Esto parecería haber sido escrito en esta época y para el Paraguay de ahora, que tiene a una Guerrilla al parecer intoxicada por esa ideología aunque nuestro bobalicón Ministro del Interior –que debe ser removido sin más trámite y cuyo reemplazante ideal sería el Dr. Bader Rachid Lichi que es un político consciente, experimentado, informado y con capacidad de organización, que tiene un plan– asegura que sólo se trata de un grupo de criminales y narcotraficantes sin ninguna ideología(sic)             pero el EPP está fuertemente ideologizado (por la ideología del “foco”), por eso continuaremos analizando la cuestión. Las ideas de Castro y Guevara habían sido reformuladas por, en aquél entonces, un joven intelectual francés: Regis Debray (que ahora, en su madurez, ha abjurado completamente de ellas en su libro “Alabados sean los Señores”). Sus tres trabajos publicados (3) permiten ofrecernos una idea de conjunto de lo que es la escala de valores de los revolucionarios cubanos (porque perviven aún hoy) sobre los múltiples problemas de América Latina y en particular acerca de los métodos aplicables a su Revolución. Y los errores de Debray alcanzan proporciones espectaculares: el concepto dominante de estos trabajos consiste en elevar la lucha armada al nivel de único para la lucha revolucionaria y en reducir todas las etapas de la lucha política a un conjunto de fórmulas técnico-militares porque “la lucha armada parece tener razones que la teoría no conoce”(4). La fórmula introductoria es muy singular: “Liberar el presente del pasado”, esto es, no hacer mucho caso a la experiencia histórica de las Revoluciones. La originalidad que va a brindarnos Debray así lo exige, pues nos dice a continuación que pocos años de experiencia armada en América Latina han hecho “mucho más para dar a conocer la singularidad de sus condiciones objetivas que las décadas precedentes de teoría política copiada”. Pero ignora que en “las décadas precedentes” no sólo se habían formulado en América Latina “teorías políticas copiadas”, sino además movimientos de masas no copiados, entre ellos algunos armados; recordemos a Zapata, a Sandino, a Prestes, a los mineros bolivianos de 1942 y a la clase media y obreros de Bolivia de 1952.
        De la idea central de Debray se desprenden necesariamente todos sus extravíos laterales. En efecto, afirma que la Revolución Cubana ha sustituido el Partido por la Guerrilla, y que sólo la guerrilla puede generar al Partido. El Jefe de ésta debe reunir a la vez la condición de Jefe político y militar. Sin embargo, en China y Viet Nam el Partido creó su fuerza militar subordinada a la dirección política de aquél. Pero Debray dice que en América Latina, Cuba ha enseñado un nuevo camino, es la Guerrilla la que genera el Partido: “esta es la desconcertante novedad inaugurada por la revolución cubana”(5). Esta novedad habría puesto fin a “un divorcio de varias décadas entre teoría marxista y práctica revolucionaria” (6). Ahora, el marxismo se ha encarnado al fin. ¿Y los Partidos Marxistas?: “Ahí donde el instrumento no sirve ya, ¿debe detenerse la lucha de clases o deben forjarse nuevos instrumentos?”.... la Guerrilla se convierte en Dirección Política…” y, “una perfecta educación marxista no es, para comenzar, una condición imperativa” (7).
        Naturalmente esto no lo comprenden los hombres de ciudades porque “El hombre de ciudad vive como un consumidor…. Aunque sea un camarada, si se pasa la vida en la ciudad es un burgués sin saberlo en comparación con el guerrillero…. Se dice bien que nos bañamos en lo social: los baños prolongados ablandan (8). Los únicos que no se ablandan son los que se bañan en el propio ombligo. Es decir, que se bañan en lo individual; son los duros individualistas que pretenden sustituirse al Partido y al pueblo y se autoeligen para el martirio. Lenin escribió varios volúmenes para condenarlos, al mismo tiempo que se inclinaba ante su heroísmo personal. Es imposible seguirlo a Debray en su romantización del “núcleo elegido” sin recordar la observación de Engels, que no sólo era un maestro del socialismo, sino también un robusto joven que luchó con las armas en la mano y algo sabía de milicia: “¡Qué pueril ingenuidad la de presentar la propia impaciencia como argumento teórico!”.
       Pero ahora ya tenemos entre nosotros al EPP (Ejército Paraguayo del Pueblo) un foco guerrillero al parecer imbuido de las ideas Castro-Guevaristas divulgadas por Regis Debray, que no admite pertenecer a ningún Partido Político y ha perpetrado importantes golpes donde ha corrido sangre, haciéndose inaccesible, tanto a la policía como al ejército, operando en el norte del país moviéndose entre la población “como pez en el agua” según decía Mao Zedong (Mao Tse Tung en la antigua grafía china) en su “Manual de Guerra de Guerrillas”. Ni el “Estado de Emergencia”, decretado dos veces en la era Lugo, ni el consiguiente rastrillaje de tropas del Ejército y dotaciones de la Policía Nacional especializada dieron –ni dan ahora– resultado alguno, teniendo por resultado que vastos sectores de la opinión pública acusaran al ex-Presidente Lugo y su Gobierno de “complacencia” con dicho grupo extremista y violento, y al actual Gobierno de “inútil” junto a su inexperto y burocrático Ministro del Interior.
        Pero la guerra campesina ya está declarada y continuará, y no puede ser para menos en un país donde casi el 80% de las mejores tierras cultivables está en manos del 1% de la población y en el cual los Partidos de Izquierda, cuando estuvieron en el Poder, se dedicaron a soliviantar los ya encrespados y levantiscos ánimos campesinos pero sin gestionar ni emprender medidas prácticas para su solución, pasando –eso sí– a ocupar cuanto Cargo Burocrático se ponía a su alcance y con visos de corrupción que se fueron detectando.
         El problema guerrillero no se soluciona con un aparatoso despliegue de fuerza militar-policial, que es –según la irónica expresión de Ho Chi Ming cuando los EE.UU. tuvieron 500.000 soldados en Viet Nam– “una guerra de elefantes contra conejosque no podía ser ganada por aquéllos pues los conejos se les escurrían entre sus patas; como ya lo demostró hasta la saciedad la experiencia histórica en China, Vietnam, Laos, Camboya, Argelia, el Congo, Angola, Cuba, Nicaragua, El Salvador, y actualmente Colombia; sino que se soluciona apoyándose en un gran Partido Político de masas, de raigambre popular histórica y Agrarista reorganizado, concientizado y reeducado, listo para la acción en profundidad a corto y largo plazo entre el pueblo, oponiendo idea-fuerza a idea-fuerza, propaganda a propaganda e ideología a ideología; y eliminando la bandera de la guerrilla:  la gran asimetría estructural campesina con una radical y profunda “Reforma Agraria”, tocando los intereses de la Oligarquía Latifundista Agraria Semifeudal, (no en balde la Guerrilla se desarrolla y prospera en los dos Dptos. más pobres del País: San Pedro y Concepción) como lo hicieron los países que emergieron del subdesarrollo luego de la 2ª Guerra Mundial y ahora están en el “Primer Mundo” constituyendo “modelos” para nosotros: Taiwán, Corea y China Popular, que empezaron su camino hacia el éxito socioeconómico y político solucionando, primero que todo, el gran descontento campesino. La Guerra Campesina no es simplemente un problema Militar, sino esencialmente Político y Socioeconómico.-
N O T A S.                            
(1) Jorge Abelardo Ramos:Los peligros del empirismo en la revolución latinoamericana”. Revista “Izquierda Nacional”, Nº 5; Febrero de 1964.-                
(2) Ibídem:Historia de la Nación Latinoamericana”; p. 547; A. Peña Lillo Editor, Buenos  Aires, 1968.- Jorge Abelardo Ramos fue un escritor y político argentino de la Extrema Izquierda (Trotskysta), y Presidente del “Partido de la Izquierda Nacional (PSIN).-
(3) Regis Debray:América Latina: algunos problemas de estrategia revolucionaria”; Ed. Banda Oriental; Montevideo, 1967.-                                          
El Castrismo: la larga marcha de América Latina”; Revista “Pasado y  Presente “; Córdoba, 1964.-                                                                     
“¿Revolución en la Revolución?”; Ed. Sandino; Montevideo, 1967.-         
(4) Ibídem : “¿Revolución en la Revolución?”; p. 107.-                                                   
(5) Ibídem : p. 113.-                     
(6) Ibid. : p. 113.-  
(7) Ibid. : p. 111.-  
(8) Ibid. : p, 70.-    


LA BANCA GANA

                    La  Banca  gana  en Brasil
                 (Predominio del Capital Financiero)
Ante la inminente destitución de la Presidenta Dilma Rousseff van ríos de tinta sobre Brasil en estos últimos meses. Ya no se habla ni de fútbol ni de juegos olímpicos. Todos hemos aprendido lo que significa la palabra 'impeachment'. Está de moda para camuflar el actual “Golpe de Estado”. Un eufemismo más en esta época de tanta importancia de las palabras. Hemos asimilado incluso nombres de la política brasileña que nos eran desconocidos. ¡Que levante la mano quién sabía quién era Temer en las elecciones del 2014! Andamos en cursos acelerados sobre leyes e instituciones en Brasil para enterarnos de qué es lo que se viene a partir de ahora. Comenzamos a estar un poco confundidos con tantos casos de corrupción de unos y otros. Hemos llegado hasta a incursionar en las cuestiones de contabilidad pública para conocer mejor cuál ha sido la excusa para derrocar a Dilma. Los más ilustrados, inclusive, ahora utilizan con naturalidad el término de 'pedaleo fiscal' cuando antes nunca lo habían escuchado.
Lo sorprendente de esta 'brasileñomanía' es que se ha prestado poca o nula atención a uno de los actores –seguramente– más decisivos en este episodio golpista. Como siempre, la mano invisible acaba permaneciendo invisible ante este tipo de hechos políticos. Sin economía no hay debate político que se sostenga. Y viceversa. Es imposible entender qué ocurre en un país si no se observa con lupa cómo opera el Sector Financiero en estas circunstancias. La Banca, en un mundo económico inmensamente financiarizado, tiene mucho que decir en cada cita política. Sea electoral o no. Este actor jamás queda por fuera de la “escena del crimen”.
La Banca Privada había vivido feliz con Lula y Dilma a lo largo de muchos años. En época de vacas gordas, la política económica en Brasil fue muy exitosa en redistribuir riqueza a favor de las mayorías. Políticas sociales, como el programa Bolsa Familia, fueron responsables de sacar a 36 millones de brasileños de la pobreza. Se generó empleo (20,8 millones de puestos de trabajo), se mejoraron los salarios y se crearon casi 80.000 nuevas pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, todo esto se consiguió sin romper con las alianzas con el sector financiero. La banca privada nacional engordaba sus cuentas y el capital-golondrina financiero llegaba del exterior al calor de las altísimas tasas de interés; por momentos, de las más atractivas del planeta. Un complejo equilibrio de ganar-ganar aplaudido por todos: alta aprobación de las mayorías y piropos de los medios internacionales. Por ese entonces, se llegó a hablar de Brasil como la Tercera Vía Latinoamericana.
Pero el idilio no duró para siempre. Desde hace unos años, la reducción de la entrada de divisas vía exportaciones supuso una importante restricción externa. Los capitales golondrina amenazaron con irse a otros lugares si no se sostenía la elevada tasa de interés. Entonces, llegó el problema que sí constituye una de las principales razones de ser de este golpe. En un primer momento, Dilma cedió en su primer Gabinete y colocó a Joaquim Levy en el Ministerio de Hacienda como contraparte para la negociación con la Banca. Qué mejor que un banquero como interlocutor con sus pares. No resultó porque Brasil exigía una respuesta no Neoliberal si es que no se quería ahogar en la austeridad. Levy buscó el ajuste, pero los resultados económicos y sociales no hicieron más que empeorar. Se cambió de Ministro y se optó por una propuesta más Keynesiana: mayores estímulos para la producción, más inversiones públicas (en redes ferroviarias, autopistas, aeropuertos y carreteras). Fue una apuesta a favor de la industria productiva y no para la Banca.
No solo no gustó el nuevo rumbo, sino que enfurecieron cuando el gobierno de Dilma quiso reducir la brecha entre la tasa de interés que cobran los Bancos por prestar y la que pagan a los ahorradores ('spread bancario'). Este diferencial a favor de la Banca privada, en Brasil, tenía de los valores más altos del mundo. La propuesta económica implicaba una reducción mínima de la rentabilidad del Capital Financiero, con una tasa de interés algo menor. Así, se pretendía reactivar la economía como lo hizo la Reserva Federal en EE.UU. Desde ese momento, la Banca le juró la muerte política a Dilma. Y así fue.
Ahora la Banca celebra la destitución de Dilma con una revalorización del real del 1,5% en estos días. La bolsa de São Paulo ha pasado de 50.000 a 54.000 puntos desde el día del golpe. La Banca privada vuelve a estar contenta. El nuevo Ministro de Hacienda, Henrique Mieirelles, es ex-banquero de Wall Street. A partir de ahora, lloverán recortes para la mayoría a medida que se inflan los beneficios para una minoría. Detrás del golpe a la democracia social está la aversión a democratizar la economía.                 Por eso cabe anunciar al mundo lo que ocurrirá con Gobiernos Neoliberales, siendo un modelo Argentina con Macri: más de 150.000 despidos y el aumento de la población pobre en un 5,5% en menos de seis meses, según CEPA (Centro de Economía Política de Argentina), el que se complementa con los datos proporcionados por la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), quien denunció que unos 2.500 Periodistas del gremio fueron despedidos, así como el Gobierno interino de Michel Temer canceló de inmediato la construcción de 11.250 viviendas populares del programa “Mi casa, Mi Vida”. Ese seguramente es el destino de los Golpes de Estado con armas socio jurídicas destructivas. Con este sistema, como siempre, la Banca y el Capital Financiero ganan.-
 FUENTES: Analista internacional Alfredo Serrano Mancilla; Sociólogo Carlos Santa María; RT Noticias; O Globo; O Estado do Sao Paulo; Prensa Brasileña.-


sábado, 13 de agosto de 2016

ALIANZA DEL PACÍFICO

       REALIDAD  DE  LA  ALIANZA  DEL  PACÍFICO
En la IV Cumbre de la Alianza del Pacífico, constituida en 2011, el Presidente mexicano Felipe Calderón definió abiertamente los objetivos geopolíticos confrontacionales que perseguía el nuevo agrupamiento: “En América Latina creamos la Alianza del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile e invitamos a otros jugadores. La Alianza del Pacífico cuenta con más crecimiento económico, más exportaciones y más comercio, que la iniciativa del Mercosur”. Se trataba así de un agrupamiento novedoso, opuesto al esquema de asociación encabezado por Argentina y Brasil, en el que cuatro países con economías no demasiado complementarias impulsaban aumentar el comercio y “desideologizar” las relaciones entre países de la región.
Resulta entendible que este discurso, pretendidamente pragmático, seduzca al Presidente Macri y a los Neoliberales paraguayos como Víctor Pavón, ya que resulta casi un calco de su prédica ideológica y su visión sobre las relaciones internacionales. Sin embargo, más allá de las declamaciones ¿Qué es la Alianza del Pacífico? ¿Constituye un modelo de integración regional? ¿Cuáles son sus objetivos y cuáles sus logros? ¿Puede aportar algo al Paraguay y Argentina?
Los cuatro países que integran la Alianza del Pacífico se caracterizan por un perfil exportador de escaso valor agregado, y con una estrategia de inserción basada en la apertura comercial indiscriminada. Mientras Chile, Perú y Colombia se especializan en la exportación de materias primas, México se especializa en manufacturas industriales de diverso tipo, mayormente bajo el régimen de maquila, por medio del cual la agregación de valor doméstico apenas se limita al ensamblaje de productos finales, por lo relativamente barato de su mano de obra.
Salario Mínimo y Neoliberalismo

La falta notada en el Índice de Desarrollo Humano y de Políticas Sociales resulta en una gran asimetría en la distribución de ingresos. Como ejemplo tenemos un estudio hecho por el Economista de la Universidad de Buenos Aires Pablo Wahren, para quien "no es casual" que los dos países "donde se registra el menor cumplimiento del Salario Mínimo sean Colombia y Perú, y que el país con el menor salario mínimo sea México". Según explicó a RT NOTICIAS, "hay un factor común en estos países que es la continuidad de las Políticas Neoliberales que predominaron en toda América Latina durante la década de los '90".
Wahren analizó que "la continuidad con el Neoliberalismo" en los países mencionados se puede "observar con claridad en los acuerdos regionales que conforman, tales como la Alianza para el Pacífico y el Acuerdo Transpacífico con Estados Unidos". El economista planteó que "para el Neoliberalismo el mercado del trabajo debe ser flexible y en ese sentido el Salario Mínimo y los Derechos Laborales constituyen trabas para el libre funcionamiento del Mercado". Desde esta concepción, un mercado sin regulación permitiría a los Empresarios más "libertad" para contratar gente y generar empleo.
"Sin embargo, lo que se observa es que este modelo perpetúa la desigualdad de los ingresos", dando lugar a "trabajadores pobres que no alcanzan siquiera el bajo salario mínimo establecido, mientras que una élite nacional y extranjera goza de los beneficios de pagar menores costos", añadió Wahren.
Sin perfiles económicos demasiado complementarios, ni planes de desarrollo conjuntos, no sorprende que, en materia comercial, la Alianza no haya producido demasiados resultados. Si observamos el comercio entre los países del bloque veremos que no fue más dinámico que el que estos países tienen con el mundo en su conjunto. Si en 2011 (año en que se puso en vigor la Alianza) el 4,8 por ciento de las exportaciones de México, Perú, Chile y Colombia se explicó por el comercio intrabloque; en 2015, la cifra se había reducido al 4,7 por ciento.
Encontramos en cambio, muchos más rasgos comunes entre los países de la Alianza si observamos su estrategia de inserción económica global. Todos ellos intentaron suscribir acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos, y sólo la falta de voluntad del Congreso Estadounidense evitó que Perú y Colombia se encuentren en la misma situación que Chile y México en esta materia. Asimismo, Chile, México y Perú son firmantes del Acuerdo Transpacífico y Colombia ha expresado su voluntad de integrarlo.
Como vemos, si bien la Alianza no muestra resultados en materia de integración comercial entre sus socios, es cierto que propone un modelo de inserción global. Vale entonces preguntarse si este modelo tiene elementos positivos para la estrategia Paraguaya y Argentina en la materia.
Un caso que resulta interesante para evaluar es el Mexicano, país que, junto a Brasil y Argentina, cuenta con una trayectoria industrial de significancia mayor a la de otros de la región. El caso Mexicano deja a la vista varias cuestiones. Desde la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, suscripto con Estados Unidos y Canadá en 1994) el país fue bastante dinámico en términos de exportaciones. Sin embargo, su PIB creció a tasas sensiblemente menores a los de otros países Latinoamericanos. La parte de la economía que no exporta no vivió ningún efecto contagio respecto de los sectores exportadores, que operan como si estuvieran aislados del resto del tejido productivo.
En paralelo, diversos eslabones de las cadenas productivas Mexicanas desaparecieron, invadidos por productos Norteamericanos. Un ejemplo claro es el Sector Agropecuario, donde México tenía un leve superávit a mediados de los ‘90 y hoy es deficitario, con la consecuente crisis para las economías rurales y sus consecuencias sobre la población local (es un dato llamativo que las regiones mexicanas más castigadas por este fenómeno sean donde el narcotráfico más se ha desarrollado). Por otra parte, el caso Mexicano ilustra que la canasta exportable de un país no significa mucho en sí misma, y que es clave la función que cumple el país en el proceso productivo. México se limita a ofrecer mano de obra barata para los eslabones de ensamblaje, que requieren relativamente bajas capacidades, y cuya participación en funciones intensivas en conocimiento como investigación y desarrollo, diseño, marketing, know-how manufactureros complejos o comercialización es escasa. Ello explica que al pobre desempeño económico mexicano desde la entrada en vigencia del TLCAN, se sumen también escasos logros sociales: hoy el salario mínimo real es en México 4 por ciento inferior al del año 2000 (cuando en países como Argentina o Brasil es cerca del doble) con el 53 por ciento de la población debajo de la línea de pobreza (cuando en 2003-2007 promedió el 46 por ciento). Los Gobiernos Mexicanos –que desde los ‘80 han abrazado la idea Neoliberal de que el Estado debe intervenir poco en la economía– han sido responsables de la decisión de que el país sea una plataforma de exportación en base a salarios bajos, en lugar de aprovechar un enorme mercado interno (por la vía de mejoras en el poder adquisitivo de la población) para potenciar las capacidades productivas en el conjunto del territorio. A su vez, la adhesión al TLCAN redujo el grado de autonomía para la ejecución de la política económica, por ejemplo al limitar el uso de mecanismos de Administración del comercio o al haber sellado numerosos compromisos regulatorios en favor de las Multinacionales extranjeras, sin que éstas se vean obligadas a hacer mayores contraprestaciones al resto del aparato productivo mexicano. Esta situación podría potenciarse de entrar en vigencia el Acuerdo Transpacífico, que prevé numerosos mecanismos de arbitrajes para “protección de las inversiones”, similares a los que conocemos en Argentina por la jurisdicción del CIADI y cuyos costos aún hoy se están pagando. Por otro lado, el acuerdo incrementa la protección en materia de patentes, dificultando los desarrollos tecnológicos autónomos en los países más débiles.
En estas condiciones, no parece haber ningún elemento relevante que permita compartir el entusiasmo mostrado por el Gobierno Argentino y los Neoliberales Paraguayos en estrechar vínculos con la Alianza del Pacífico. Si los ambiciosos objetivos declamados por los Gobiernos progresistas de la región quedaron en gran parte irrealizados, la colaboración entre Estados, el desarrollo de instrumentos financieros e infraestructura a nivel continental, por utópicos que parezcan en la actual coyuntura, mantienen carácter estratégico para nuestras naciones. La renuncia al indispensable objetivo de integración y complementación productiva con las economías de la región para dar paso a un proceso de apertura indiscriminada con las grandes potencias globales es un augurio preocupante para un país que pretende alcanzar una etapa de desarrollo.
FUENTES:
*Martín Schapiro: Abogado, Master en Derecho Administrativo (UBA) y Analista Internacional.
**Daniel Schteingart: Magister en Sociología Económica (Idaes-Unsam) y miembro de SIDBaires.
 ***Pablo Wahren: Economista de la Universidad de Baires.
****Publicaciones de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de La Plata.


BR.EN SUBASTA

                           BRASIL  EN  SUBASTA
       ¿Cuál es la apreciación de la subida al Poder del Kirchnerismo en Argentina, el caso de Hugo Chávez, de Lula, la formación de los Estados Bolivarianos del ALBA y la crisis de las reformas del Neoliberalismo que ahora vuelve con nueva fuerza?
       Indudablemente sus pueblos votaron en su momento por el cambio. Pero queremos señalar también un hecho indubitable: En todos aquellos países en que se ha impuesto a rajatabla, en forma brutal, sin gradualismo, la política de “Shock” del Neoliberalismo, luego de transcurrido un tiempo suficiente como para apreciarse sus resultados, los Partidos que la aplicaron sufrieron su derrota más estrepitosa. Vamos cronológicamente a algunos ejemplos: el régimen de Pinochet, que comenzó lo que llaman la más exitosa experiencia neoliberal, para 1982 –por el colapso socioeconómico sobreviniente– tuvo   que despedir a los “Chicago Boys”, discípulos de Milton Friedman, y aún así para 1990, luego de 17 años de Neoliberalismo, vio cómo su Candidato Hernán Büchi era contundentemente derrotado. En Gran Bretaña, Margaret Thatcher comienza con la experiencia Neoliberal en 1979 con la sigla propagandística TINA (There is no alternative=No hay alternativa) pero después de 13 años de “thatcherismo” el Partido Conservador sufrió su peor derrota del siglo. En Francia, Jacques Chirac a pesar de ser un “Gaullista” intentó aplicar rápidamente una política Neoliberal y en la primera elección anticipada que convocó fue barrido por el Socialista Lionel Jospin con quien tuvo que cohabitar en el Poder teniendo que rever su política para consolidarse en la Presidencia de la República. Y no olvidemos que el mismo intento de aplicar la política de “shock” Neoliberal, como propugna la “Escuela de Chicago”, ha provocado tumultos populares tan violentos como el “Caracazo” de 1989 contra Carlos Andrés Pérez, con más de 1.000 muertos, que causó en unos años la caída de la “Partidocracia” venezolana, llevando a Chávez al Poder;  así como la de Bucaram en Ecuador (asesorado por Domingo Cavallo) y de Sánchez de Lozada en Bolivia con el entronizamiento de Evo Morales. Y volviendo a la pregunta, 30 años es mucho tiempo para evaluar los resultados de una determinada política económica y social con respecto a los beneficios al pueblo, y el pueblo de esos países ha dado su veredicto. Y pensar que los pontífices del Neoliberalismo arguyen siempre (como vuelven a hacerlo ahora) que los resultados se verán luego de algunos años y recomiendan aplicar esta fórmula globalizada brutalmente, sin anestesia; nos recuerda la experiencia Comunista que llevó por el lado opuesto a sufrir 75 años al pueblo ruso, 75 años de sacrificios reales a cambio de  esperanzas etéreas; los ideólogos Neoliberales parecen pretender otro tanto: podemos llamarlos “Bolcheviques al revés”. Pero ahora el Neoliberalismo vuelve enmascarado como una “Nueva Derecha” Latinoamericana más comprensiva de los reclamos sociales de los pueblos, con un llamado “Neoliberalismo Social”. Veamos si es cierto tomando como ejemplo lo que pasa en Brasil.
      Detrás de cada golpe a la democracia social, suele existir una alfombra roja para que caminen poderosos grupos económicos. En Brasil, el ritmo de las privatizaciones es tan veloz que debería ser objeto del Guinness. Han transcurrido apenas dos meses, y el Presidente interino Temer ha demostrado ser muy eficaz en expropiar al Estado de todo lo que sea considerado altamente rentable. La excusa, la de siempre: reducir el déficit fiscal. La verdad: cumplir con el cometido por el cual se dio el “Golpe de Estado suave” contra Dilma, esto es, el control económico del país por unos pocos.
     El equipo económico de Temer va a por todas. Puso el cartel de rebajas desde el primer día. Todo a precio de ganga para todo Empresario con buena voluntad golpista. No hay sector que se escape. En el Eléctrico, se están privatizando unas 230 pequeñas empresas -dedicadas a la generación, transporte y distribución- altamente rentables y necesarias para dar cobertura sin discriminación a la mayoría del país. Hidroeléctricas y parques eólicos también son puestos en venta. En el sector Transporte, la Empresa Aeroportuaria Infraero y la portuaria Docas ya están entregadas. En el sector Asegurador, la unidad de Seguro de Caixa Económica Federal (gran prestamista público) ha vendido buena parte de sus participaciones a favor de unas pocas Empresas; lo mismo ha sucedido con el Instituto de Reaseguros de Brasil.
Dos emblemas públicos, en lo simbólico y en lo económico, Correos y la Casa de la Moneda, son otros botines que el Gobierno de Temer está dispuesto a subastar al mejor postor. No importa la oferta: lo importante es tener buenos amigos. En el caso de Correos, el escollo es mayor porque se necesita la aprobación en el Congreso. Pero se hará sin problemas porque este es el mismo Congreso que diera el “golpe de Estado suave”.
       En el caso de Aerolíneas locales, Temer ha cambiado un Decreto Presidencial de Dilma para viabilizar el incremento de la participación de Empresas foráneas. Privatización y extranjerización para que ningún Gran Capital quede afuera de este enorme mercado. Los Aeropuertos también se venden. Temer ha abierto la posibilidad de privatizar los Aeropuertos locales Santos Dumont (Río de Janeiro) y Congonhas (Sao Paulo). Se prepara, además, una nueva ronda de licitaciones para el Sector Petrolero y Gasífero que incluirá áreas del Pre-sal, importante reserva en aguas profundas del Atlántico que hasta ahora sólo Petrobras explotaba. Así, se permite que aparezcan nuevas Empresas Privadas diferentes a Petrobras para operar en esta zona estratégica con reservas estimadas en 80.000 millones de barriles de petróleo.
      A pesar de las rebajas, la Agencia Privada de calificación de riesgo, Moody's, quiere más. Y critica que el ajuste fiscal en Brasil "avanza a un ritmo muy lento" con el Gobierno de Temer. Se obedecerá. Y así, seguramente, el Déficit Fiscal actual se reducirá a costa de una masiva descapitalización del Estado que impedirá generar ingresos públicos sosteniblemente. Los programas sociales tienen fecha de caducidad.
       El golpe a la democracia social es coherente consigo mismo: la economía, cuanto más concentrada y menos democratizada, mejor que mejor. Pero no es únicamente una cuestión de injusticia, sino también de ineficacia. Los datos ya comienzan a cantar por sí solos: la economía de Brasil se contrae. Las ventas del comercio minorista cayeron un 9% en comparación con Mayo del año pasado  en ese mismo mes.
Sin embargo, el riesgo país continúa cayendo, feliz con los golpistas. La democracia social molesta.- 
FUENTES: Jornal do Brasil; Valor Economico-São Paulo;                 A Tarde-Salvador da Bahia; Correio Braziliense-Brasilia. Revista Manchete; Analista Internacional Alfredo Serrano Mancilla. RT Noticias.-