EL “IMPEACHMENT” BRASILERO
La Presidenta Dilma
Rousseuff alertó en Octubre de 2015 sobre un intento de "golpe a la
paraguaya" que comenzaba a planificarse en su país, acusación completamente
infundada –pues las condiciones son muy distintas– ya
que aquello fue un invento para justificar la desvergonzada intromisión en los
asuntos internos paraguayos. La advertencia se produjo apenas un año después de
su triunfo electoral, donde 54 millones de brasileros optaron por el Partido de los Trabajadores, derrotando
una vez más al PSDB. En aquel
entonces la Derecha comenzó a hablar de la "tercera vuelta"
electoral, en las calles, pidiendo la renuncia de la Presidenta durante los
meses siguientes a la elección. Todo era pavimentado por el “tridente mediático”
concentrado (O Globo, Folha de Sao Paulo,
Estadao) que centraba su atención en Lava
Jato (Operação Lava Jato: “Operación lavado a
presión”, también conocido en Brasil por Petrolão, es el nombre que se le da a una investigación
llevada a cabo por la Policía
Federal de Brasil) investigación donde paradójicamente Dilma no aparece.
El supuesto "golpe a la paraguaya" ya está en desarrollo
ante nosotros, apenas seis meses después de aquella advertencia. Lo incubó la
dupla Temer-Cunha, del PMDB, en
alianza explícita con el PSDB de
Neves-Alckmin-Fernando Henrique Cardozo. Como se ve, agrupaciones y
nombres que aparecen tanto en Lava Jato
como en los más recientes Panamá Papers.
Pequeños Partidos evangélicos y Diputados ultraderechistas como los hermanos
Bolsonaro agregaron el condimento final a la cocción de un “impeachment” verdaderamente inexplicable a la luz de la opinión
pública internacional. La supuesta “Nueva
Derecha”, saludada previamente por ríos de tinta que destacaban sus
atributos democráticos, abrió paso a lo que verdaderamente es: una Derecha rancia, que se vale de
las Instituciones para actuar contra esas mismas Instituciones, provocando el
absurdo de que 367 Diputados influyan más que 54 millones de brasileros en los
destinos de su país.
Pero como decía George Bernard Shaw, “hay que ver las cosas que están detrás de las
cosas”, la conexión externa, además, es nítida: la agencia Reuters ratificó que la poderosa Corporación Goldman Sachs (El Grupo Goldman Sachs, The Goldman Sachs Group, Inc. o simplemente Goldman Sachs GS es uno
de los Grupos de Banca de Inversión y Valores más grandes del mundo. Fue
fundado en 1869) manejaría la economía de Brasil a través de la posible
designación de Paulo Leme en el
Gabinete Económico de Temer. Esto
explica por qué diversos Analistas también consideran al “golpe institucional”
en curso como un deliberado embate a los BRICS y los Países
emergentes, que en los últimos años han
creado mecanismos alternativos al FMI y Banco Mundial, como el Banco de Desarrollo y el Banco Asiático de Inversión en
Infraestructuras contra los cuales Washington diseña el TPP (Acuerdo Transpacífico).
Temer tiene un reto evidente:
no ser velozmente descartado, ya que internacionalmente quedará ligado al “andamiaje
golpista”, pretexto por el cual Paraguay
fue apartado velozmente del Mercosur. Temer,
al servicio de la FIESP (Federação
das Indústrias do Estado de São Paulo) y O Globo,
cumple su mandado temporal: correr a
Dilma, desbancar al PT. La relativa cautela en la Derecha Latinoamericana
respecto al zarpazo institucional de Temer ilustra el desafío de éste: no
convertirse velozmente en un personaje descartable, de mera transición.
De todos modos, esto viene a demostrar el momento de debilidad
evidente por el que está atravesando la “Izquierda
Bolivariana” en Sudamérica, ya que están cayendo como fichas de dominó las
principales piezas (Venezuela, Argentina, Bolivia y ahora Brasil) y abre un
panorama incierto en el concierto Latinoamericano con graves de riesgos de
choques frontales donde puede correr sangre, dada la polarización de las
fuerzas en disputa.-
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