LA CÚPULA DEL P.L.R.A. ESTABA DE ACUERDO
CON LA
DESTITUCIÓN DE WASMOSY EL 22 DE ABRIL DE
1996.
(del
Libro: “LINO OVIEDO, MÁS ALLÁ DEL GOLPE”.
2ª. Edición mejorada).
El “ataque” al patrimonio del
entonces Pte. de la Rca.
–por el rechazo Parlamentario a la construcción del segundo puente sobre el rio
Paraná– fue la chispa que encendió el polvorín, pero éste ya estaba dispuesto
desde tiempo atrás. El movimiento definitivo de las piezas necesarias para el “verdadero Golpe” tuvo su ajuste un mes antes, durante los “Idus de Marzo” en una
secreta reunión en la casa de Luis Andrés Argaña, hijo del Líder de “Reconciliación Colorada” Luis María Argaña, presente en la
reunión, además de Juan Carlos Wasmosy, sus
validos Galaverna y Juan Ernesto Villamayor, el Vice-Pte. Ángel Roberto Seifart, el Senador Martín Chiola (+) y el Líder
Partidario Bader Rachid Lichi. En
esa reunión el verdadero golpe –contra Oviedo– entró en su fase final de
ejecución al conocerse, por boca del Diputado Villamayor, la aprobación del
ex-Presidente General Andrés Rodríguez, y
la “neutralización” de ciertos Altos Mandos que rodeaban
al Comandante del Ejército, en especial el General Santiago Zaracho. Se resolvió que “después de Semana Santa”
cada fecha entraba ya en la “línea
roja” de alerta para la ejecución
del Golpe en el momento propicio... que
se presentó increíblemente pronto y fácil.
El
Sábado 20 de Abril, J.A. Ramírez Díaz de
Espada confirmó la noticia de que el Decreto de relevo estaba firmado
faltando sólo la fecha, y prestamente se lo comunicó al General, quien no lo
creyó. Y el Lunes 22 cuando a la siesta las emisoras propalaban la noticia,
volvió a reunirse con su amigo en presencia del Dr. José Francisco “Baby”
Appleyard, recibiendo la respuesta de que todo estaba tranquilo y controlado; del
mismo modo, el General Zaracho, Comandante
del 1er. Cuerpo de Ejército, recibió la noticia de boca del mismo General
Oviedo quien hizo el lacónico comentario de que el Documento de relevo del
Cargo entregádole “carecía de validez,
porque no contenía algunos puntos esenciales como: día, hora, lugar de entrega
y otros, pero que él resolvería el problema y que me había convocado al solo
efecto para poner a mi conocimiento (sic) dicha situación y que me podía retirar, ocasión en que le pregunto si
qué Orden tenía para el 1er. C.E., respondiéndome ninguna y que las actividades
se desarrollen normalmente” (Gral. Santiago Zaracho Frucadez: “Informe
aclaratorio elevado al Comandante del Ejército Gral. de Div. Oscar Díaz Delmás”; 7 de Junio de 1996).
Así
las cosas, el “alboroto de gallinero” –causado por la pública intervención
de la Embajada Yanki
y la denuncia por Televisión del Pte. de la Rca. de que “el
Gral. Oviedo se ha negado a obedecer mi orden”– era ya infernal para cerca de la medianoche cuando el Senador
Liberal Radical Auténtico Fermín Ramírez
(+) realizó una misteriosa llamada telefónica, y treinta minutos después
ingresaba desapercibidamente a la residencia del Dr. Domingo Laíno, por aquel entonces máximo Líder del Partido Liberal
Radical Auténtico, un hombre de mediana estatura, algo rechoncho, rubio, de de
tez rojiza “coloradote”, de movimientos muy discretos, quien
fue recibido con mucha cordialidad por el autor de la llamada.
Tras
estrecharse las manos ingresaron rápidamente al salón. El singular rostro
surcado de arrugas del influyente Senador Ramírez (que le valiera el “marcante” de “apepú”) reflejaba una profunda preocupación.
El hombre misterioso, indudablemente cercano al Gral. Oviedo a juzgar por el
tono de la conversación, fue introducido en la amplia estancia donde el Dr.
Laíno presidía una animada discusión con más de una veintena de altos
Dirigentes del PLRA; a decir verdad,
la “crema y nata” del “Lainismo” se hallaba reunida discutiendo la
situación creada por la llamada telefónica (a Laíno) del Presidente de la República para
encomendarle una gestión con el Presidente del Congreso –el escribano Milciades
Rafael Casabianca–anunciándole su intención de renunciar junto con el Vice-Pte.
Seifart (Declaración del Dr. Domingo Laíno ante el Juez que investigaba la Causa).
Siguieron discutiendo unos minutos más entre ellos, mientras Laíno,
advertido de la llegada del visitante, se levantó saludándole como si ya lo
conociera. El hombre procuraba pasar lo más inadvertido posible parándose en un
cono de sombra cerca del dirigente liberal. Después de un intercambio de
palabras amistosas, el Dr. Laíno le comentó al visitante que él (Laíno) y sus
principales tenían concertada una entrevista muy importante con el General Oviedo
por lo que mucho les interesaba conocer el “ambiente” que reinaba en el 1er.
Cuerpo de Ejército y sus alrededores.
El
visitante, en un tono tranquilo y como muy seguro de lo que decía, les expresó
que “por esos lugares no se
observaba nada alarmante, ni siquiera fuera de lo normal, Es más, el
desplazamiento de personas y vehículos dentro y fuera del predio, aparte de la
expectativa que creaban los Medios de Comunicación, se desarrollaba sin
contratiempo. Que dentro del predio del 1er. Cuerpo de Ejército todo el
personal estaba en sus lugares habituales, las familias residentes estaban en
sus viviendas, todas las luces de la
Unidad continuaban encendidas, y lo que era más
significativo, en el denominado “Parque de la República” (Linódromo),
colindante con el 1.C.E.,
estaban reunidas más de un millar de personas, en un ambiente casi festivo, sin
reflejar ningún temor ni apuro de alguna clase” (Testimonio escrito del protagonista: Abog. Armando Correa López).
Luego
las discusiones cesaron. Era ya pasada la medianoche y todos esperaron
respetuosamente la palabra final del Líder en cuyas manos habían puesto la
decisión. El ambiente era tenso como una cuerda sosteniendo un tremendo peso,
que debía ser cortada por el filo de la voz de Laíno. El Senador Ramírez y el hombre misterioso también dejaron de
cuchichear entre ellos y aguardaron quedamente.
Domingo Laíno, puesto tal vez en la más
dura prueba de su carrera política, se colocó la máscara de la impasible calma.
En aquellos momentos cruciales para la joven democracia paraguaya, el héroe de
cien batallas contra la
Tiranía, el Líder reverenciado por las masas liberales, era un jugador: las apuestas eran
altas; si ganaba se lo llevaba todo: el
Gobierno, la salvación de la transición democrática, el Poder, la gloria y el
honor. Pero si perdía, ¡ay de él, ay del Paraguay y del
Partido Liberal, que lo habrían elegido para su destrucción! Pero Domingo Laíno nunca pensaba en la derrota.
Laíno habló con voz tranquila pero firme: --“¡Este Wasmosy no va
más, es un fracaso!” exclamó, para
luego dar a conocer su sibilina decisión:
--“Lo que hay que hacer, se hace”. Después siguió explicando brevemente
las posibles opciones para la resolución de la crisis asintiendo todos los
presentes, poniendo énfasis en que Wasmosy debía ser removido, a tal punto que
“Papilín” Ramírez Montalbetti, subido a una silla, lo reclamó con un violento
discurso. También resolvieron firmemente que se debía evitar que la Presidencia
provisional recayese en el Encuentrista Casabianca, acordándose, al final,
formar una “Comisión Mediadora” que partiría de inmediato a “la Caballería” para entrevistarse con el General
Oviedo. El hombre misterioso, que no había pronunciado palabra en todo el tiempo, se despidió con cortesía y
partió raudamente; indudablemente
solo era un testigo calificado de las “buenas intenciones” de los Liberales que
partieron tras suyo. Los periodistas alertados, los siguieron cual sabuesos
tras su presa, pero al promediar la Avda.
Artigas, el automóvil del hombre misterioso torció el rumbo
y, puestos en la disyuntiva, los reporteros prefirieron seguir a los automóviles
de Laíno y su comitiva que enfilaban ya hacia la Caballería. El
hombre misterioso se perdió –como dicen los poetas– “en el piélago de sombras
de la noche…”
Llegados a la Unidad Militar,
fueron llevados sin dilación a la presencia del Comandante del Ejército ante
quien Laíno expresó más o menos lo mismo, exponiendo su conformidad con el
relevo del Ejecutivo agregando, sin embargo, “que todo debía ir dentro de los marcos Constitucionales”. Se estaba hablando dentro de la
expectativa creada por la noticia de la presunta renuncia de Wasmosy y Seifart. Oviedo, que los había recibido en compañía del Dr. José
Francisco Appleyard, los despidió sin emitir opinión alguna.-
(Esta 2ª. Edición mejorada se halla en
venta en las Librerías: COMUNEROS, QUIJOTE, EL LECTOR, EDITORIAL DOMÍNGUEZ, SERVILIBRO, y el QUIOSCO
“FERNÁNDEZ” de Chile y Estrella).-
No hay comentarios:
Publicar un comentario