RECORDANDO A
STALINGRADO….
El 31 de Enero ppdo. se cumplieron 71 años de la rendición
del Mariscal de Campo Friedrich Von
Paulus, Comandante del 6º Ejército Alemán en Stalingrado en 1943. Terminaba así la gran batalla comenzada el 17
de Julio de 1942. Otros quince Generales germanos se rindieron al mismo tiempo
y a renglón seguido empezó la entrega de los combatientes de la Wehrmacht en
masa. En Noviembre de 1942, 330.000
soldados alemanes habían quedado cercados, pero entre el 23 de ese mes y el 10
de Enero/43, 140.000 alemanes habían muerto en la lucha o bien de hambre y
enfermedades. Al final de la liquidación total, 24 Generales además de otros
2.500 oficiales cayeron en poder ruso. El número final de prisioneros alcanzaba
ahora los 91.000, lo que suponía la muerte de 100.000 hombres entre el 10 de
Enero y el 2 de Febrero (en que se
liquidó el último “bolsón”) y de
unos 200.000 desde el comienzo del cerco en Noviembre.
Esto fue el comienzo del fin de la
ofensiva nazi-fascista contra la
Unión Soviética y también de su derrota total. El 6º Ejército Alemán era
la “crema y nata”, la élite de la orgullosa Wehrmacht;
era el que había conquistado Bélgica y los Países Bajos, había derrotado a Francia y entrado victorioso en París, sojuzgado Grecia, Yugoslavia y
los Balcanes, y una buena parte de sus veteranos habían combatido en la Guerra
Civil Española.
Por eso, ahora que la Derecha cuasi-fascista
está recrudeciendo en su accionar en la Unión Europea de la mano de la ultra
conservadora y Derechista Ángela Merkel, y del “Socialista” rabanito (por
parecerse al rábano: rojo por fuera
y blanco por dentro) François Hollande, y también en muchas naciones de nuestra
América, creemos necesaria la evocación de aquella gesta que simboliza el éxito
de la resistencia de los pueblos contra el intento de dominación por supuestas “élites” superiores racialmente, económicamente o socialmente. Y lo hacemos publicando fragmentos
del inmortal poema de Pablo Neruda, el poeta más grande de
habla castellana de todos los tiempos, “Nuevo
Canto de Amor a Stalingrado”.
Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre
el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.
Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi
amor enamorado,
ahora mi
corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.
Mi voz estuvo con tus grandes
muertos
contra tus
propios muros machacados,
mi voz sonó
como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.
Ahora
americanos combatientes
blancos y
oscuros como los granados,
matan en el
desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Y los grandes
leones de Inglaterra
volando
sobre el mar huracanado
clavan las
garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Hoy bajo tus
montañas de escarmiento
no sólo
están los tuyos enterrados:
temblando está
la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.
Deshechas
van las invasoras manos,
triturados
los ojos del soldado,
están llenos de sangre los
zapatos
que pisaron tu puerta, Stalingrado.
Los que
humillaron la curva del Arco
y las aguas
del Sena han taladrado
con el
consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.
Los que
Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron
pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.
Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo
ensangrentado
y
esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.
Los que en la noche blanca de Noruega
con un
aullido de chacal soltado
quemaron
esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.
Los que en
la gruta griega han escupido,
la
estalactita de cristal truncado
y su
clásico azul enrarecido,
¿ahora dónde están, Stalingrado?
Los que España quemaron
y rompieron
dejando el
corazón encadenado
de esa
madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.
Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un
rifle, guárdame un arado,
y que los
pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que
sepan, si hay alguna duda,
que he
muerto amándote y que me has amado,
y si no he
combatido en tu cintura
dejo en tu
honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.
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