martes, 7 de julio de 2015

GRECIA, EUROPA Y SYRIZA

           GRECIA, EUROPA Y SYRIZA                                                    (Lecciones para nuestros países)
        Este 5 de julio los griegos en su mayoría votaron en contra de las medidas de austeridad propuestas por la Troika, lo que inmediatamente generó una ola de opiniones sobre el futuro de la deuda griega y el destino del país Heleno dentro de la eurozona. 
        Según el analista político español Sergio Hernández-Ranera Sánchez, aunque nadie sabe qué va a pasar mañana”, el resultado del referéndum no solamente va a afectar a Grecia, sino a los propios Fundamentos Estatutarios de la Unión Europea, ya que se ha demostrado que las políticas Neoliberales de austeridad han sido un fracaso para Grecia. La posición griega ha conseguido que todo el mundo vaya entrando en razón de que la deuda griega era impagable matemáticamente,  lo que  reconoció el propio Fondo Monetario    Internacional (FMI)”, dijo el experto en una entrevista.
       Acerca del futuro político de Alexis Tsipras, Hernández-Ranera Sánchez opina que el líder heleno “sale muy reforzado, porque no hay una figura política en Grecia tan potente como la suya. De hecho, si hubiera perdido el referéndum y se hubieran convocado a elecciones, seguramente las iba a ganar de nuevo”, aseguró. 
       La victoria en el referéndum ayudó a la pequeña Grecia, en su debilitada posición, a tener de repente más 'armas' para ir a la negociación sobre su deuda nacional”, concluyó el experto.
       Por eso queremos recordar que, en su mensaje final al pueblo Griego, el Primer Ministro Tsipras citó la célebre frase de Franklin Delano Roosevelt al hacerse cargo de la Presidencia de los EE.UU. en 1933, el peor momento de la “Gran Depresión”, cuando decretó el cierre de los Bancos por cuatro días y dijo a los Norteamericanos: En estos momentos, de lo único que tenemos que tener miedo es de TENER MIEDO”.
        Pero veamos los antecedentes, causas y otros aspectos de la crisis para poder juzgar con propiedad lo que puede pasar.                     
         ¿Qué consecuencias trajo la “Troika”?
       En la primavera del 2010, cuando el Estado Griego soportaba un exceso de deuda, los demás Estados de la Unión Europea decidieron evitar que entrara en quiebra. Los Ministros de Finanzas de la Unión mantuvieron la solvencia de Grecia por medio de la concesión de miles de millones en créditos y préstamos de emergencia. A cambio, los griegos debían acatar las decisiones de una institución que no estaba prevista en ningún tratado o Constitución europea: la Troika.
       La “Troika” es un proyecto conjunto del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Se dotó a un pequeño grupo de funcionarios, no elegidos en las urnas, del Poder para cambiar radicalmente todo un País conforme a la voluntad de los acreedores. Hasta ahora, la labor de estos funcionarios no es responsabilidad de ningún Parlamento.
           ¿A qué se debió la crisis en Grecia?
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        La crisis llegó a Grecia debido a que durante décadas el Gobierno Griego había gastado más de lo que ingresaba. A pesar de que ya padecía un elevado índice de deuda, el país se benefició al principio de la bajada de las tasas de interés cuando se unió a la eurozona. Esto llevó a los Políticos griegos a crear miles de nuevos puestos de trabajo para los simpatizantes de sus Partidos y a financiar proyectos prestigiosos como los Juegos Olímpicos del 2004 por medio de préstamos aún mayores que Bancos de toda Europa concedían sin titubeos. Los estadios deportivos, que actualmente amenazan ruina, costaron en torno a 7000 millones de euros.
            Pero todavía más dinero se gastó en armamento: Grecia, pese a tratarse de un país pequeño, tenía en términos relativos el mayor presupuesto de defensa de toda la OTAN. Las Empresas de armamento francesas y alemanas ganaron miles de millones proporcionando a los griegos tanques, fragatas y submarinos, recurriendo incluso al soborno para asegurarse la firma de esos contratos. Eso convierte a Francia y a Alemania en los principales beneficiados del auge de la deuda griega. Pero cuando Grecia se encontró al borde de la bancarrota en el 2010, los Gobiernos de París y Berlín decidieron ignorar la parte de responsabilidad que correspondía a sus Bancos y a aquellos que pagaron los sobornos.
           “Hay una dramática relación entre la austeridad y la recesión económica”, dice Paul Krugman, Premio Nobel de Economía. “Lo que a la gente le cuesta entender es que la economía es un ciclo. Eso es algo que a los Alemanes, por lo visto, les resulta especialmente difícil de entender. La economía es un ciclo: el dinero fluye”.
       Es decir, tú me compras a mí, yo te compro a ti. Mis gastos son tus ingresos, y mis ingresos son tus gastos. Si le dices a la gente que debe gastar menos y todo el mundo, en efecto, reduce sus gastos a la vez, entonces los ingresos también caerán. Así que si alguien dice: ‘bueno, el sector privado está sobre-endeudado y tendrá que hacer recortes, pero es que el sector público también va a tener que recortar’, en ese caso, ¿quién va a comprar a quién? Algo así no puede funcionar si todo el mundo lo hace a la vez”.
          Los alemanes se fijan en su propia experiencia y dicen: “bueno, nosotros también recurrimos a la austeridad en 1999 y en el 2000”. Y es verdad que a finales de los 90 Alemania pasó por ciertos problemas económicos, pero rectificó y ahora les va muy bien. Así que lo que se preguntan es por qué los demás no pueden hacer lo mismo.
            Lógicamente, la respuesta es que Alemania lo hizo bien porque fue capaz de mantener un enorme superávit comercial, y si mantuvo ese enorme superávit fue gracias a la prosperidad financiada por la deuda que existía en lugares como España. Ahora Alemania le está diciendo a España: Ustedes hacen lo que hicimos nosotros, pero nosotros no vamos a hacer lo que hicieron ustedes. Cuando Alemania afirma que la austeridad funciona, lo hace fijándose solo en su propia experiencia, sin darse cuenta de que el contexto también importa concluye Krugman.
      Grecia rechaza cooperar con la Troika y pedir una prórroga del rescate
        El Gobierno de Tsipras y el Presidente del Eurogrupo chocan en su primera reunión. Era una reunión informativa, no ejecutiva, pero se convirtió en un choque de trenes. La visita del Presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, a Atenas para conocer la agenda económica del nuevo Gobierno Griego –basada en dos puntos fundamentales, el abandono del rescate y la reestructuración de la deuda– concluyó en medio de una tensión eléctrica, con caras de circunstancias y un esquinado apretón de manos con su interlocutor, el Ministro de Finanzas heleno, Yanis Varoufakis, que quedó congelado ante las cámaras como imagen del desacuerdo. Al acabar la comparecencia, el holandés susurró algo al oído del griego, que respondió “guau”. Según los medios locales, Dijsselbloem dijo: “Acabas de matar a la Troika”. (Periodista alemán Harald Schuman para “Der Spiegel”).
    “Grecia no reconoce a la Troika ni el acuerdo de rescate”, dijo Varoufakis. Los     problemas de la economía griega no desaparecieron con las elecciones; Atenas debe seguir la vía de las reformas”, replicó el Presidente del Eurogrupo y titular de Finanzas holandés. De no haber sido porque la comparecencia de ambos, en la sede del Ministerio de Finanzas, se produjo después del cierre de la Bolsa de Atenas, la sesión no habría terminado sólo con una leve caída del 1,59%, desde un alza inicial del 3% al inicio de la jornada, sino con un solemne batacazo.
    Al rechazar el quinto y último tramo pendiente del rescate (7.000 millones de euros, antes del 28 de Febrero, cuando concluía la prórroga de dos meses aprobada por el Eurogrupo en Diciembre), Varoufakis demostró que no iba a ser un negociador fácil, tuviese quien tuviese delante en el futuro. “No estamos dispuestos a trabajar con una Delegación tripartita antieuropea que no tiene razón de ser, incluso desde la perspectiva del Parlamento Europeo”, dijo, aunque se mostró abierto a dialogar “con las Instituciones Internacionales”, esto es, con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional como socios. Las tres Entidades conforman la troika de prestamistas que desde 2010 supervisaban la marcha de la economía griega a cambio de dos rescates de 240.000 millones de euros. “El Gobierno Griego fue elegido con un Programa que rechaza el actual programa de rescate y el pago de la deuda actual”, que asciende al 175% del PIB; “el Estado tiene viabilidad, pero lo que no tiene viabilidad es una deuda imposible de pagar”, añadió. El titular de Finanzas, no obstante, subrayó la intención del Ejecutivo de Alexis Tsipras de cooperar plenamente con sus socios europeos. Varoufakis inició el 12 de Abril una ronda de contactos que le llevó a Londres, París y Roma. “Intentaremos convencer a todos los socios, a Alemania, a Finlandia, para hallar una solución que beneficie al interés común europeo”, anunció a mitad de comparecencia, cuando la sintonía, aun fría y protocolaria, incluso parecía posible.
   “Como socios de la Unión Europea, existe el compromiso de alcanzar una posición común”, recordó Dijsselbloem, pero descartó por completo la propuesta griega de celebrar una Conferencia Internacional sobre la deuda, similar a la celebrada en Londres en 1953 y que perdonó a Alemania la mitad de su pasivo. “Esa Conferencia ya existe, y se llama Eurogrupo”, dijo, mientras la tensión en la sala se disparaba. “El Eurogrupo está decidido a apoyar a Grecia a condición de que Grecia cumpla sus compromisos”, añadió, sin adelantar cuáles serían los próximos pasos de la Troika en vista de la postura de Atenas (conocida de antemano por figurar en el Programa electoral de Syriza, pero verbalizada ese viernes por Varoufakis). “No hay ninguna conclusión al respecto”, aseguró. (Ibídem, para “Der Spiegel”: 8-Abril-2015).
         Varoufakis sí se dice abierto a dialogar “con las Instituciones Internacionales”.
           El Ministro holandés de Finanzas manifestó su temor a que “el presupuesto griego      descarrile en breve” si el Ejecutivo de Alexis Tsipras sacaba adelante sus promesas electorales, e instó a Atenas a proseguir la vía de las reformas. Pero el portazo a la Troika por parte de Atenas no implica el abandono de las reformas. Al revés, Varoufakis manifestó que su Gobierno “mantiene la firme decisión de aplicar profundas reformas” para impulsar la competitividad del país y lograr “con garantías para el pueblo y para nuestros socios un superávit primario duradero y sostenible”. El Ejecutivo de Tsipras pretende rebajar este objetivo del 4,5% establecido por la Troika (“objetivos irreales”, según el Ejecutivo) hasta el 1%-1,5%.
     Durante su visita relámpago a Atenas, el Presidente del Eurogrupo se entrevistó también con el Primer Ministro Tsipras, aunque sin comparecencia ante la Prensa, y con la plana mayor del Gobierno, es decir, el Viceprimer Ministro Yanis Dragasakis –número dos del Ejecutivo y coordinador de la política económica– y el titular de Economía, Yorgos Stathakis, quienes, con Varoufakis, conforman el núcleo duro del nuevo Gobierno. En declaraciones a la revista alemana Der Spiegel, Stathakis reiteró que la intención de Grecia era seguir en el euro y negociar la deuda “con los Gobiernos Europeos”, que poseen la mayor parte de la misma.
     Pero la salida de Grecia de la eurozona sería inevitable si las partes no llegaban a un acuerdo sobre la deuda de Atenas, había pronosticado Günther Oettinger, de la Comisión Europea. Haremos todo lo posible para que los griegos puedan mostrar que están preparados para reformarse. El 'Grexit' no es nuestro objetivo, pero será inevitable si no hay una solución para una fecha próxima”, había especificado Günther Oettinger, el Comisario de la UE para la Economía Digital y Sociedad ante la emisora de radio Deutschlandfunk, citada por la agencia Reuters. Oettinger detalló, además, cuáles son los puntos de discrepancia en el diálogo del momento. Destacó que la propuesta griega se centra más en la subida de impuestos y menos en reducir gastos.
     Las concesiones que ofrece Grecia para desbloquear el rescate pasan por retrasar la  edad de jubilación hasta los 67 años y penalizar las prejubilaciones; por una subida del IVA de hasta el 23% (el tipo reducido del 13% se limitará únicamente a la energía, los alimentos básicos y los hoteles, mientras que habrá un tipo super reducido del 6% para suministros médicos y libros), informa Europa Press. Además, el Primer Ministro griego Alexis Tsipras plantea aumentar el impuesto de Sociedades del 26 al 29%, aplicar una tasa extra del 12% a los beneficios Empresariales superiores al medio millón de euros, recortar ligeramente el presupuesto de Defensa el año que viene y aumentar el impuesto al lujo, incluidos los yates privados.
     En ausencia de un acuerdo con el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno Griego deja al país de cara a una posible bancarrota. Según el Jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, los Ministros de Finanzas de la eurozona se reunieron para hacer balance de las negociaciones de Atenas con los acreedores.

                      ¿La izquierda en un solo país?
  En un mundo estrechamente interconectado, para llevar a cabo políticas distintas a las actuales es necesario organizarse a nivel supraestatal.  “Syriza no calibró bien su fuerza en el contexto Europeo”:punto de vista de los Analistas Neoliberales.
       ¿Qué promesas electorales son éticamente aceptables? ¿Deberían castigar los electores a aquellos Partidos que formulen propuestas de imposible cumplimiento? A veces los Programas electorales se parecen más a una incoherente subasta cuyo único fin es obtener votos que a un conjunto de medidas coherentes y viables, fruto de una reflexión sobre los problemas de un País, acordes con unos principios y valores no contradictorios entre sí; dicen los críticos.
     Una de las funciones críticas que debería practicar el buen Periodismo es cuantificar los gastos e ingresos que pueden suponer las medidas que proponen los Programas electorales, explicar las dificultades políticas y legales de su aplicación, detectar sus posibles incongruencias. Más allá de ideologías, de posiciones de Izquierda y Derecha, al elector le debería interesar una cuestión previa: que los Programas no le engañen, que los Partidos no le mientan con el fin de obtener su voto de manera fraudulenta. En política, como en la vida, los peores siempre son los farsantes.
Según el Análisis Neoliberal esto es lo que está pasando en Grecia con Syriza: “Según los sondeos, sus votantes empiezan a desencantarse por las promesas electorales incumplidas. Y algo peor: aquellas que se cumplen son perjudiciales para la finalidad pretendida. La economía griega empeora desde las elecciones y los problemas se han agravado, en buena parte, porque el Gobierno de Tsipras ha intentado ser congruente con sus promesas electorales” (Francesc de Carreras: “El País”; España, 8 de Mayo de 2015).
En efecto, el nuevo Gobierno Griego llegó al Poder porque convenció a sus votantes de que aplicando unas sencillas medidas se solucionarían los problemas. Todo parecía muy fácil. Pero las medidas resultaban ser milagrosas, casi mágicas, y en economía no hay milagros, ni creemos que los Dirigentes de Syriza, menos aún economistas como Varoufakis, crean en ellos. De modo que lo único que querían era ganar las elecciones y llegar al Poder, una ambición natural y legítima siempre que no sea a cualquier precio, sobre todo si lo pagan otros. Porque quienes acabarán pagando el precio de estos planteamientos electoralistas de Syriza son los griegos, los ilusionados y sufridos griegos que les votaron sin conocer las inconsistencias de su Programa y las debilidades estratégicas para implantarlo (Ibídem).
En realidad, en primer lugar Syriza no calibró bien su situación ni su fuerza política en el contexto europeo. Sobrestimó su capacidad de negociación con las autoridades de la UE y ni siquiera pensó que los Estados del sur de Europa, en quienes confiaban, difícilmente podían ser sus aliados. Italia ha pasado apuros para defenderse a sí misma, Francia tres cuartos de lo mismo y en cuanto a España y Portugal, para superar su desastrosa situación han llevado a cabo, precisamente, los sacrificios a los que Grecia se niega, dice el análisis Neoliberal.
Además, medidas como, por ejemplo, doblar el salario mínimo, es natural que no sean aceptadas por otros países –como es el caso de los Bálticos o de Eslovenia– con un salario mínimo que es aproximadamente la mitad del actual griego. ¿Cómo pueden justificar ante sus ciudadanos las ayudas a Grecia cuando su situación es mucho peor? ¿Hay que salvar a Grecia mientras ellos se sacrifican? En estos momentos, los otros 27 Estados de la Unión tienen razones para negarse a aceptar las propuestas griegas. Ser consecuentes con sus demagógicas promesas electorales, tan carentes de realismo, ha conducido al Gobierno Griego a un total aislamiento, que solo puede romper si incumplen sus promesas electorales, con la consiguiente decepción para sus votantes. Quienes acabarán pagando el electoralismo de Tsipras son los sufridos votantes griegos”(Francesc de Carreras: Ibídem).
 Para nosotros, el caso de Grecia recuerda en cierta forma una célebre polémica que tuvo lugar en la Rusia Soviética, allá por los años veinte del siglo pasado, cuyos protagonistas fueron Stalin y Trotsky: ¿El Socialismo puede consolidarse en un solo país o bien para triunfar de verdad necesita extenderse mediante una revolución permanente? Como es sabido, Stalin defendió la primera posición, basándose en la ley del desarrollo desigual del Capitalismo”. Trotsky, siguiendo a Marx y a Lenin, sostuvo la segunda alegando que “un País Socialista cercado nunca podría sobrevivir y acabaría siendo derrotado”. Prevaleció el criterio de Stalin pero lo que se consolidó no fue un País Socialista sino un Capitalismo de Estado, de “Colectivismo Burocrático” mantenido gracias a una férrea Dictadura totalitaria.
Pues bien, la Grecia de Syriza, jaqueada por el “Establishment” Neoliberal, ejemplifica hoy, bajo supuestos teóricos bien distintos, los límites de la autonomía de una política de izquierdas en un solo país. Obviamente, la situación ha cambiado de forma substancial respecto de la época de Stalin y Trotsky y las posiciones de la Izquierda también. Los Estados ya no son los escenarios donde se desarrollan los cambios sociales y económicos. Los Mercados determinaron hace varios siglos el ámbito de los Estados Nacionales. La enorme ampliación de estos Mercados determina hoy, por causas muy parecidas, otras formas políticas.
Este es el caso de la Unión Europea. El proceso de unidad europea es muy sigiloso y quizás no percibimos bien su evolución. Pero la concentración de competencias en las Instituciones europeas es enorme y, paso a paso, va socavando los Poderes Estatales. Muchas veces se dice que el proceso de unidad europea se tambalea, está débil, incluso en peligro, cuando la realidad demuestra lo contrario y las Instituciones Europeas van adquiriendo cada día más Poder” (Francesc de Carreras: Ibídem).
Por otro lado, no es solo la UE el ámbito que condiciona el Poder de los Estados. También Instituciones de ámbito mundial, que actúan en el marco de Naciones Unidas, ejercen Poderes decisivos en Política Económica y en otros campos que de ella derivan. El grado de Globalización al que se ha llegado tiene estas consecuencias. Menospreciar el poder del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio, para poner algunos ejemplos, es una equivocación que se puede pagar muy cara.
Un solo Estado puede enfrentarse a estas Instituciones Europeas y Mundiales pero, en ese supuesto, su derrota es más que previsible. David casi nunca ha vencido a Goliat, la espada suele ser más efectiva que el tiro de piedra con honda. Decir que no se obedecerá a la Troika de momento queda bien, pero cuando luego no hay más remedio que obedecerla, resulta difícil encontrar excusas. Repetimos: Los Estados ya no son hoy los escenarios donde se desarrollan los cambios sociales y económicos.
No hagamos, pues, demagogia. Es decir, no simplifiquemos los problemas, no ignoremos la época en que vivimos ni escondamos la realidad evidente de que estamos en un mundo estrechamente interconectado, en un sistema Global que nos condiciona queramos o no. ¿Es esto, pues, una Democracia? Sí, lo es, los Estados y los ciudadanos participan en las Instituciones de la Unión Europea y de otros Continentes y, conjuntamente con el resto de los Estados mundiales, también en Naciones Unidas. No podemos escapar a las Resoluciones de estas Instituciones pero sí participar en ellas. Ahí está la clave.
Si la Izquierda Nacionalista pretende llevar a cabo políticas distintas a las actuales lo que debe hacer es organizarse a nivel supraestatal, formar Partidos que actúen en las instituciones de estos ámbitos regionales y mundiales para formular allí sus políticas al objeto de influir en las decisiones que se adopten. No hay atajos. La Izquierda en un solo país –como le pasó al Socialismo Soviético– está condenada hoy al fracaso. Por eso la Izquierda Bolivariana está tratando de “copar” toda Sudamérica a cualquier precio.
En cambio, en Europa y en el mundo, con las crecientes desigualdades que están a la vista de todos, a la Izquierda le queda un amplio campo para recorrer y es tan necesaria para el progreso humano como siempre lo ha sido. Pero también como siempre, la única posibilidad de que David venza a Goliat radica en la inteligencia, en la habilidad táctica y estratégica, en el conocimiento del terreno que se pisa, en el apoyo popular, en la búsqueda de aliados para alcanzar los objetivos que se pretenden. Es decir, en definitiva, en todo lo que no han hecho ni hacen Tsipras, el Gobierno Griego y Syriza. Por todo ello, sus promesas electorales no eran éticamente aceptables y merecen el castigo de sus electores dicen los analistas Neoliberales. Vamos a su contrario.

              Análisis desde la Centro-Izquierda Nacionalista Republicana.
            Como vemos por el análisis anterior,  el Establishment Neoliberal (que domina el Eurogrupo y las Instituciones negociadoras de la deuda, tales como el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI, claramente influenciadas por el Capital Financiero y por el Partido Conservador de la Sra. Merkel en Alemania), está intentando, por todos los medios, expulsar al Partido Syriza del Gobierno, a fin de recuperar el Gobierno Conservador anterior, conocido por su vasallaje a estas instituciones. Veamos los datos.
     Lo que Syriza pide es lo que el Gobierno Alemán pidió antes.
         Miremos primero qué ocurrió cuando el Estado Alemán estaba en una situación semejante a la que se encuentra el Estado Griego hoy. Al terminar la II Guerra Mundial, el Estado alemán tenía una deuda pública enorme. Como perdedor de aquel conflicto, había sumado a la deuda pública (con la que financió su armamento) los fondos de recuperación por los daños causados a los vencedores. En realidad, un objetivo político de estos –los Aliados– era impedir que Alemania se recuperara y volviera a ser una amenaza militar e industrial. La Unión Soviética, el Reino Unido y EEUU, en el Tratado de Postdam (agosto de 1945), habían pactado destruir e incapacitar a la industria alemana, para que no pudiera dar pie a otro rearme alemán. Como resultado de ello, la producción de acero, de automóviles y de muchos otros componentes del sector industrial de la economía alemana descendió en picado. Los Aliados vieron así casi realizado su sueño: Alemania se convertiría en “un país predominantemente agrícola y pastoril” como constaba en el Tratado de acuerdo al “Plan Morgenthau”. (En 1944, Henry Morgenthau, Secretario del Tesoro de EE.UU., judío, propuso el Plan Morgenthau para la posguerra de Alemania, llamando para que Alemania perdiera la industria pesada y la región del Ruhr: “no sólo debe ser despojada de todas las industrias existentes en la actualidad, pero de manera hábil y controlada para que no se pueda en un futuro previsible convertirla en una zona industrial”. Dicho plan también incluía la esterilización en masa de los hombres alemanes menores de 40 años. Lo que hubiera equivalido a la exterminación del pueblo germano. El plan enfrentó la oposición de Stalin, y en el Gabinete de Roosevelt sobre todo de Henry L. Stimson, Secretario de Guerra, y cuando el plan se filtró a la prensa, no hubo críticas públicas por parte de Roosevelt, quien negó los reportes de Prensa. Como consecuencia de ello, Morgenthau se disgustó con Roosevelt por un tiempo. (Nota del Autor de este Artículo).
             El perdón de la deuda alemana.
             En 1946, sin embargo, la política de los Aliados cambió sustancialmente. Bajo la dirección del Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno Federal de EEUU, el Sr. James F. Byrnes, los vencedores de la II Guerra Mundial permitieron que Alemania se desarrollara sin cortapisas, ayudándola a que explotara su gran potencial, poniendo como condición que además de abandonar cualquier orientación bélica, se integrara de lleno en la Comunidad Europea. Como parte de esta cultura de ayuda y soporte, se le perdonó nada menos que la mitad de toda su deuda pública, facilitándole, además, el pago de la deuda restante, condicionando tal pago al crecimiento de la economía alemana. Se reconocía así que, a no ser que la economía alemana creciera, nunca podría pagar su deuda.
    Como resultado de estas medidas, Alemania no solo se recuperó, sino que hoy es el Estado que está liderando la Eurozona. Y lo que, además de paradójico, es cruel, es que el Gobierno Alemán –que, por cierto, nunca pagó a Grecia las reparaciones debidas por su ocupación de aquel País, ocupación que fue particularmente dañina y brutal, pues durante más de un año, Syriza ha hecho campaña para instar abiertamente a Alemania a que pague por los crímenes nazis cometidos en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. “Vamos a exigir una reducción de la deuda y el dinero que Alemania nos debe de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo las reparaciones”, afirmó hace unos meses Tsipras, informó 'The Washington Post'. Un estudio de 2013 realizado por el anterior Gobierno Griego estima que Alemania debe a Grecia 200.000 millones de dólares por los daños ocasionados durante la ocupación nazi, el coste de la reconstrucción de las infraestructuras así como los préstamos que las autoridades germanas de la época obligaron a pagar a Grecia entre 1942 y 1944. Otro estudio eleva la cifra a los 677.000 millones de dólares. Desde un punto de vista moral, Alemania debe pagar estas indemnizaciones y el 'préstamo de guerra' que obtuvo durante su ocupación”, afirma Gabriele Zimmer, Eurodiputada alemana del Partido Die Linke (La Izquierda)que este mismo Gobierno Alemán  esté liderando las demandas de que el Gobierno Griego pague la totalidad de la deuda pública a costa de continuar los enormes sacrificios y recortes de gasto público que han llevado al pueblo griego a un enorme desastre humano. Y su mayor aliado en esta exigencia ha sido el Gobierno del Partido Popular Español, cuyo Presidente, el Sr. Mariano Rajoy, lo es también de un Partido fundado por personajes pertenecientes a la nomenclatura del Estado dictatorial de Francisco Franco, el cual fue producto de una insurrección militar que fue exitosa debido al apoyo del Gobierno Nazi Alemán y del Fascista Italiano. Las políticas impuestas por tal Gobierno han dañado enormemente el bienestar de la población española.
             ¿Qué es lo que pide Syriza?
          Lo que pide Syriza es que se permita crecer de nuevo a Grecia y que se le facilite el poder pagar la deuda (que alcanza el 180% del PIB), pues es obvio que, con las políticas actuales, es imposible hacerlo. La deuda pública Griega (como está pasando también con la deuda pública Española) continúa creciendo a pesar de que los recortes del gasto público en Grecia han alcanzado niveles nunca antes vistos en un país en tiempos de paz. Lejos de ser rígido, el Gobierno Syriza ha aceptado gran número de elementos del tratado firmado entre la Troika (el BCE, la Comisión Europea y el FMI) y el Gobierno Griego anterior, tales como las privatizaciones, el establecimiento de superávits en sus cuentas públicas, la disminución de las posibilidades de jubilación en edad anterior a la legal, y una larga lista de cesiones, algunas en claro conflicto con su Programa electoral. Pero esto no es suficiente para los Establishments Neoliberales, que exigen también una reducción notable de las Pensiones y debilitar los Convenios Colectivos al máximo, deteriorando todavía más el mercado de trabajo, forzando a un descenso incluso mayor del que ya ha ocurrido con los Salarios. Tsipras subrayó que Atenas estuvo negociando con sus acreedores europeos con "determinación, firmeza y dignidad", pero se enfrentó a la insistencia por parte del FMI de abandonar la propuesta de gravar a los ricos. Nos pidieron que coloquemos de nuevo la carga sobre los hombros de los pensionistas y trabajadores, explicó. Como bien ha indicado el Premio Nobel de Economía, el Sr. Joseph Stiglitz, tales exigencias son abusivas e injustificables (“Europe is Last Act”; Social Europe Journal [Europa es último acto"; Diario de la Europa Social] 8 de Junio de 2015). La argumentación de que las Pensiones son excesivas ignora que la mayoría de las pensiones no lo son. Antes al contrario, son muy bajas. Y la exigencia de la Troika de que el Estado no financie parte de las Pensiones es una demanda que entra en contradicción con una práctica generalizada de todos los países de la Eurozona, incluyendo Alemania, en las que el Estado contribuye a la Seguridad Social (“Drawing the Right Lessons from the Greek Pension Crisis”, [Dibujando las lecciones correctas de la Pensión en la Crisis Griega] Andrew Watt, 8 de Junio de 2015). Todas estas exigencias tienen un objetivo común, pues constituyen un ataque frontal a la Clase Trabajadora Griega, realizado por el mundo del Capital Europeo y Griego.
Y ahí está el quid de la cuestión: Es la lucha de clases sin cuartel, realizada victoriosamente por el Capital hegemonizado por el Capital Financiero, en contra  de la Clase Trabajadora, que es el eje de las clases populares. Lo que le importa a la Troika y al Gobierno Merkel no es un objetivo Económico, sino Político. En realidad, el Gobierno Syriza ha tomado decisiones clave –como establecer una agencia tributaria independiente, intentar seriamente corregir el fraude fiscal masivo, cambiar la política fiscal altamente regresiva– sin que esto cuente para nada. Lo que quieren es destruir los instrumentos que las clases populares tienen en su defensa –Syriza y los Sindicatos– para continuar dominando a Grecia. Esta es la realidad ocultada en los Medios de información y persuasión Neoliberales. Incluso dentro del FMI, su sección de investigación ha reconocido que las medidas de austeridad han sido contraproducentes, habiendo sido denunciadas por Miembros del Consejo Ejecutivo de tal institución, que ha acusado al FMI de anteponer los intereses de los acreedores a los del País, es decir, Grecia. El Representante de Brasil en tal Consejo lo dijo bien claro: El rescate no ha sido el rescate a Grecia, sino a los acreedores que fueron las Instituciones Financieras Europeas”, incluidas las Alemanas. Y nada menos que el que fue uno de los Directores del FMI, el Sr. Ashoka Mody, indicó recientemente que “deberíamos haber aprendido de lo que ha ocurrido en los últimos cinco años, que ha sido un gran error continuar insistiendo en las políticas de austeridad en un país que está en un ciclo deflacionario. Personas que han sufrido un accidente tienen que recuperase antes de exigírseles que corran un maratón”. Pero el Poder del Capital Financiero es tal que continúan insistiendo e insistiendo, y lo hacen –como hemos repetido en varias ocasiones al analizar el Neoliberalismo– a sabiendas y conociendo que estas medidas perjudicarán a Grecia, como sucedió con todos los Países en que se han aplicado, pues su objetivo no es económico sino político: controlar aquel País, recuperando su vasallaje. Así de claro.--

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