(2) La Cuarta Ideología y la “Otra América”
Este Artículo, está
basado en gran parte, adaptado a Latinoamérica, en las ideas de Natella Speranskaya, Filósofa. Coordinadora de los proyectos políticos y culturales de la
Facultad de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú.
Líneas de Investigación: Sociología, Antropología, Filosofía, Humanidades, Religión, Teoría Cultural, Ciencias Políticas, Estudios de Teatro: Antonin Artaud. Filósofos. Julios Evola, Alain de Benoist y 28 escritores más.
Directora de Planificación Estratégica del "Movimiento Internacional Euroasiático". LIBRO :Новой Метафизике (Camino a la Nueva
Metafísica).- .
En su libro “Carl Schmitt, Leo Strauss y
El concepto de lo político” Heinrich Meier señaló que el mundo está tratando de abstenerse de
identificar la diferencia entre un amigo y un enemigo, Schmitt muestra claramente al mundo la inevitabilidad de “este
o” con el fin de intensificar la “toma de conciencia de una
situación de emergencia” y volver a despertar la capacidad que se
manifiesta cuando “el enemigo se revela así mismo con particular
claridad”. De hecho, hoy se puede identificar sin lugar a dudas nuestro
enemigo. El enemigo ideológico (y ontológico) es un Liberal, un
partidario de la teoría política que derrotó a las dos ideologías del siglo XX,
el Comunismo y el Fascismo/ Nacionalsocialismo. Hoy nos enfrentamos con el
resultado de la victoria. Al decir “nosotros” no me refiero
a alguna entidad política abstracta, más bien me refiero a los representantes
de la tradición geopolítica de Latinoamérica o los enfoques de la geopolítica telurocrática,(potencia terrestre); por lo tanto, los enemigos están
determinados por su participación en la geopolítica talasocrática, (potencia marítima). Al comentar la obra fundamental “El concepto de lo político”, Leo Strauss señala que a pesar de toda
crítica radical del Liberalismo incorporado en el mismo, Schmitt no lo sigue a
través ya que su crítica se desarrolla y se mantiene dentro del alcance del Liberalismo.
“Su tendencia anti-liberal”, dice Strauss, “queda limitada por
la ‘sistemática del pensamiento liberal’ que no ha sido superado hasta el
momento, el cual”, como el mismo Schmitt reconoce “a pesar
de todas las fallas no es sustituido por ningún otro sistema en la Europa de
hoy”. La crítica del Liberalismo es imposible dentro del ámbito de
aplicación del liberalismo; sin superar definitivamente (o mejor dicho,
“colapsar”) el discurso liberal no hay sustitución posible.
Somos muy conscientes del hecho de que
las tres grandes ideologías políticas del siglo pasado –el Liberalismo, el Comunismo
y el Nazifascismo (las teorías políticas primera, segunda y tercera,
respectivamente)– son el producto de la modernidad. Un cambio de paradigma a la
posmodernidad implica necesariamente el nacimiento de una Teoría Política que
está fuera del alcance de los últimas tres teorías (además, teniendo en cuenta
las metamorfosis política del Liberalismo, que pueden reducirse a una sola
definición:“Neoliberalismo”, la necesidad de una bien cimentada
alternativa se vuelve esencial). Sólo después de conseguir liberarse de la
esclavitud de la Doctrina Liberal es posible proceder a su crítica total.
Dar un paso más allá de la modernidad no
significa: a) las tentativas
destinadas a la formación de otra doctrina comunista, b) la posibilidad de
establecer una ideología neo-fascista capaz de sustituir una teoría política
alternativa de la esencia contra-liberal. Tenemos que hacer una elección
política que determinará el futuro del orden mundial estando ya en un punto de
transición hacia la multipolaridad, constituida por cuatro polos, donde la
presencia del polo eurasiático es esencial. Además, la misma elección política
implica la aceptación consciente del concepto de la “Cuarta Teoría Política”
permitiendo la crítica del (neo) liberalismo desde “arriba”.
La otra América
“Sólo unas pocas personas pueden
argumentar en contra del hecho de que hoy, en medio de la aterradora sensación
de crisis e inquietud que se ha apoderado de las mentes más agudas, toda la
comunidad Europea apela al ideal supremo de la cultura mundial, la cultura, en la
cual un nuevo principio se espera que una a los poderes y portadores de las
dispersas tradiciones europeas”, dice el filósofo italiano Julius Evola en una introducción de su ensayo
“Europa Unida”, y lo mismo se puede aplicar a Latinoamérica: el requisito espiritual.
Nosotros, los representantes de la
filosofía política del Nacionalismo
Republicano, estamos construyendo relaciones estratégicas con los últimos
rebeldes de la resistencia de América:
a los que incluso entre las ruinas mantienen el valor de defender los
valores supremos, heroicos y tradicionales. Al reflexionar sobre las condiciones previas de la nueva unidad
europea, Evola destaca una amenaza inminente proveniente a la vez de Rusia y
los Estados Unidos. Este ensayo se enfrenta con el período histórico que se ha
caracterizado por un sistema bipolar de orden mundial; el mismo modelo incorpora dos polos, las dos potencias hegemónicas:
la URSS y los Estados Unidos. Hoy en día, nos enfrentamos a un Modelo Unipolar y una potencia
hegemónica única, los Estados Unidos de
América y, por lo tanto, nos encontramos dentro de un victorioso
discurso Liberal que está
pasando por metamorfosis apenas perceptibles.
A pesar de todas las diferencias entre
los dos períodos históricos, la crisis Latinoamericana no sólo sigue siendo
un problema no resuelto sino que aumentó significativamente. Sin embargo,
¿qué tipo de Latinoamérica estamos discutiendo? Por ejemplo, en una de sus
entrevistas el filósofo ruso Alexander
Dugin señaló que hoy en día nos encontramos con “dos Europas”:
Una Europa
liberal (o “Europa-1”) que
incorpora la idea de la “sociedad abierta”, los derechos humanos, el registro
de matrimonios del mismo sexo, la legalización de la “familia sueca”(educación
de los hijos en casa sin asistir a la escuela pública obligatoria); y la “otra Europa” (“Europa-2”) políticamente comprometida, pensadora,
intelectual, espiritual, la que considera el statu quo y la dominación del
discurso Liberal como un verdadero desastre y una traición a la tradición
europea. “Muchos
años han pasado desde que Occidente se dio cuenta de lo que la “tradición”
representa, en su sentido más elevado;
el espíritu anti-tradicional se ha convertido en sinónimo con lo Occidental ya
en la época del Renacimiento.
“Tradición”, en su pleno sentido, es una sucesión de períodos llamados como “los
tiempos heroicos” de Vico –donde era la única fuerza creativa con raíces
metafísicas expresadas en las costumbres y la religión, el derecho, la mitología,
las creaciones artísticas– en todas las áreas privadas de existencia”,
dice Julius Evola. Como ellos, los
últimos rebeldes de la resistencia de Latinoamérica
son los representantes de la “Otra América”.
En su obra “Europa y la
globalización” Alain
de Benoist presta atención al hecho de que “Europa tiene todas las
cartas de triunfo que le permitirían derrocar la hegemonía Estadounidense y
convertirse en una gran potencia mundial sin ninguna duda”. Sin embargo, aquí, Latinoamérica
se abstiene de hacer una decisión estratégica y permite que sea arrojada al
abismo de la desesperanza y la extinción total por los Estados Unidos; la mayoría de los Latinoamericanos ha perdido su
identidad, y sólo unos pocos representantes de la “Otra América” siguen siendo fieles a la herencia de la tradición
nacional. El cuarto Nomos de la Tierra al que nos hemos acercado se
caracteriza como “multipolar” o, más precisamente, como potencialmente
multipolar ya que “la única
civilización, los Estados Unidos de América, es hegemónica en cinco grandes
esferas de poder: política,
tecnológica, económica, militar, psicosocial (medios de comunicación y cultura)” como lo explica desde hace mucho tiempo en
Paraguay el Dr. Bader Rachid Lichi. De Benoist destaca que los Estados
Unidos tienen como objetivo retrasar la inevitable transformación del universum
Occidental en un pluriversum planetario. Una ruptura radical de los EE.UU.
podría llevar a Europa, y también a Latinoamérica, a convertirse en soberana, para regresar a su
verdadera identidad (nacional, cultural, etc) y, en consecuencia, contribuir al
ocaso del status de EE.UU. como Líder mundial.
Nos gustaría señalar la necesidad de
identificar un principio capaz de asegurar la unidad, citado por Evola, que lo
definimos como una Doctrina Política que represente una importante alternativa a la
Ideología Liberal. La misma doctrina política, fundada por
Alexander Dugin, ha sido titulada como La Cuarta Teoría Política. Hoy
debemos reconsiderar el destino histórico de Latinoamérica, no como una parte de Norteamérica, sino que ambos como dos “grandes espacios” (Grossraum), dos
civilizaciones: por un lado, dado el
modelo multipolar del orden mundial que incorpora las civilizaciones
mencionadas como actores, y por otro lado, teniendo en cuenta el análisis
exhaustivo de las relaciones entre Latinoamérica y EE.UU. que está
superando el paradigma liberal y nos ofrece una imagen completamente
diferente.
También destacamos que Latinoamérica, que se encuentra en el
centro del Heartland americano, NO
es EE.UU. quien pertenece más a la
entidad Euroatlántica. Cabe señalar
que el filósofo italiano Massimo
Cacciari, ex-gobernador de Venecia y un antiguo miembro del Parlamento Europeo
(sobre todo popular por su obra titulada “La Geofilosofía de Europa”) tenía
un presentimiento acerca de la Cuarta Teoría, descrito en el Prólogo de su
trabajo geofilosófico como: “…en lugar de un clásico régimen
simplificado con dos polos –izquierda (marxistas) y derecha (anti-marxistas,
conservadores)– y el centro en el medio, Cacciari aborda apropiadamente el
régimen político que implica, por lo menos, cuatro distinciones “.
«Imitación de la Historia»
La Cuarta Teoría Política es enemiga del
Liberalismo. Sin embargo, ¿Qué defiende el actual Liberalismo? Nuestro plan
estratégico dirigido a la destrucción de la ideología hostil depende de la
respuesta a esta pregunta. Hoy en día nos enfrentamos al “Neo-liberalismo” o “Post-liberalismo”,
un Liberalismo no auténtico. En su
libro “La Cuarta Teoría Política”, A. Dugin establece el cambio del status de la Ideología Liberal en
la transición de la modernidad a la posmodernidad, y describe el “escenario
(панораму) del grotesco Post-liberalismo”:
el “individuum” del clásico liberalismo, la primera medida
de todas las cosas, se convierte en un “post-individuum”: un hombre como poseedor de la
propiedad privada –que prácticamente adquiere un estatus sagrado– será poseído
por esta última; la Sociedad del
Espectáculo (“La Société du spectacle”
de Guy Debord ) se produce, el
límite entre lo real y lo virtual se vuelve borroso: el mundo se convierte en
un supermercado técnico; todas las formas de autoridad supra-individual se
eliminan, el Estado es sustituido por la “sociedad civil”, el
principio “la economía es nuestro destino” se sustituye por otro
principio “el código digital es nuestro destino”, en otras palabras,
todo se convierte a la virtualidad total.
“No
hay nada más trágico que la incapacidad de entender el momento histórico en el
que estamos atravesando actualmente”, señala Alain de Benoist, “este es el momento de la globalización
posmoderna”. A esta
incapacidad se la llama “Imitación de la Historia”. El filósofo francés pone de
relieve la importancia de la cuestión de un nuevo “Nomos de la Tierra” que es una forma de establecer relaciones
internacionales. Entonces, ¿Cómo cree que será el cuarto Nomos?(«Nomos»,
del griego νόμος, en plural nómoi, νόμοι, del verbo némō νέμω="dispensar", "asignar"
o "adjudicar", en el sentido de ley como forma de justicia que distribuye o retribuye): de
Benoist analiza dos
posibilidades: la transición al universum (o un mundo unipolar), que significa
la dominación Estadounidense, y la transición al pluriversum (un mundo multi-polar) donde la diversidad cultural no
se enfrentará a ninguna amenaza de absorción total y de “fusión”. En efecto, el cuarto Nomos de la Tierra se
relaciona con la Cuarta Teoría Política. Alain
de Benoist afirma que “similar a los tres grandes
Nomos de la Tierra en la modernidad, ha
habido tres grandes Teorías Políticas”. En la era de la modernidad
nos hemos encontrado con la sucesión del Liberalismo, el Socialismo y el Nazi-fascismo
en los siglos 18, 19 y 20, respectivamente. Y estas tres ideologías
desaparecieron en el orden inverso. Por lo tanto, la última de las ideologías
fue la primera que desapareció. El cuarto Nomos de la Tierra requiere el
surgimiento de la Cuarta Teoría Política. La Cuarta Teoría aún no se
puede definir en detalle, añade de Benoist; en efecto, será crítica de las teorías anteriores. Sin embargo,
incorporará las ideas valiosas de las ideologías precedentes. Esta será una
síntesis así como el Aufhebung
(derogación, supresión) en su sentido Hegeliano. Y todo esto es muy
importante de considerar y analizar para comprender nuestro común destino Latinoamericano.-
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