INCAPACIDAD
POLÍTICA DE SEIFART El comienzo de la decadencia y la derrota del Partido Colorado.
(Del Libro “Lino Oviedo, Más Allá del Golpe”, 2ª
Edición)
Pese a los esfuerzos de la retaguardia
“Wasmoseifarista” (durante el quinquenio 1993-98) por mantener la estabilidad
del Partido y del Gobierno, establecer la confianza en el “Liderazgo” de
Wasmosy y Seifart y acallar a los detractores del Régimen, sus cometidos
estaban condenados al fracaso. La realidad demostró que el hecho de centrar la
atención en la legitimidad ideológica del Gobierno y hacer concesiones a los
“seccionaleros” burócratas postergando la puesta en marcha de las reformas, la
reactivación económica y la lucha contra la corrupción, y congelando la
solución del problema con el “Movimiento de Reconciliación Colorada”, ha sido
un importante error táctico, pues
dicha legitimidad (o la aceptación de ella por la gente) resultó ser
extremadamente frágil. Las reyertas con el “Argañismo” y aún las del interior
del “Oficialismo” por Cargos, influencias y posiciones de Poder, contribuyeron
para continuar movilizando negativamente –radicalizando y fragmentando– al
Partido. Un ejemplo de la desorientación ideológica del Régimen lo constituía
el caso de Nicanor Duarte Frutos, quien
tranquilamente trascendió la ideología y la tradicional “solidaridad
Republicana” para solicitar el concurso, el consejo y el respaldo de nuevos
colaboradores sin detenerse a pensar si éstos pertenecían o respondían o no al
Partido con lo que debilitó
irremisiblemente la autoridad de la Junta de Gobierno, la influencia de los
Caudillos y a la postre la figura incipiente del mismo Wasmosy como
“Dirigente Colorado”. En fin, el espectáculo itinerante y juglaresco montado y
protagonizado por éste último, los desganados y torpes preparativos de la
retaguardia “wasmoseifarista” para la “guerra” contra el Candidato Partidario
de “los militares” (entiéndase “Oviedo”) y la persistencia en la intención de
aplicar medidas disciplinarias a un puñado de opositores del Régimen, pero que
representaban a cientos de miles de Colorados, probablemente constituye la
prueba de que el “modelo” inicial “Wasmosy-Seifart” estaba agotado muy pronto.
¿Y porqué estaba fallando el esquema?
Aún cuando no es posible explicar el
orden preciso en que deben producirse las alianzas, las reconciliaciones de
intereses y la coordinación de estrategias, podemos señalar como mojones
orientadores una serie de consideraciones de acontecimientos clave que tuvieron
lugar desde mediados de 1992 hasta esos finales de Mayo de 1994 y que
reseñáramos en todo el texto precedente.
Así fue como Seifart asumió, con ese frío cálculo, pero incapacidad estratégica
que lo caracterizan, su función de Operador Político en el replanteado esquema
de Poder para las elecciones: de las
internas partidarias primero, y luego las generales de Mayo del ’93. Su unión
Vicepresidencial con Wasmosy era una fórmula compleja que debía conciliar los
intereses de un Empresariado en afán de ganar su cuota de Poder político y los
de un Partido que había perdido la autoridad de sus liderazgos. No se trataba
simplemente de la Candidatura de un Binomio, sino de la renovación del “pacto” cívico-militar para administrar el Poder de la Transición; y esto supone mucho
más que cinco años de Gobierno. Este breve perfil que trazamos señala, en
cierto sentido, una especie de “transición” después del Gobierno de
“transición” que dejó Rodríguez, y
sus dificultades traducían fielmente la
situación de un dominio político que todavía no terminó de configurarse.
Y el esquema falló porque se pretendió
que funcionase con un Empresario (Riquelme) como Presidente del Partido; otro
Empresario como Jefe del Ejecutivo; en tanto que el máximo Comando Militar
tendría el mando efectivo de los cuarteles y la vigilante operación del Poder
real. Pero en este esquema brillaron por su ausencia las figuras de los
Políticos de raza y de experiencia:
la Élite que domina la Estructura generación tras generación y da continuidad a
la historia de la sucesión del Poder.
Y de esta manera se tuvo el primer
traspié terrible del 27 de Diciembre de 1992, superado, merced al “Golpe de Estado del Aparato”, el 4 de Marzo de 1993, y luego la
prueba del 9 de Mayo, salvada por la capacidad de acción y previsión casi
increíble –y que tomó de total sorpresa a la Oposición– del Gral. Oviedo, quien
realizó una verdadera “patriada” republicana. Así pudo un Militar en servicio
activo entregar el Poder a un Empresario contratista del Estado, en un traspaso
que expresaba el vacío de autoridad del Liderazgo Político que, sin
embargo, era la única opción viable para la consolidación del Gobierno desde la
perspectiva de la realidad del Poder según nos enseña la Ciencia Política.
Pero parecía no haber otra salida, pues en el
otro lado Argaña representaba la
indefinición estratégica, la no resolución de la crisis de Poder que se desencadenó con el asalto Militante en
1987 y estalló en 1989. Así es como aparece patente la incapacidad de Liderazgo del Vice-Presidente Seifart, éste sí
Político, hombre de la élite partidaria, que no pudo ni supo cumplir la misión
de vincular a las Bases, Caudillos Colorados, Burócratas Seccionaleros, Élites
Parlamentarias, Poderes Fácticos y actores sociales, con el Despacho Presidencial
que era el escenario donde, en definitiva, cobraban realidad las fórmulas
“Partido de Gobierno” y “Gobierno Nacional”….
Y ante este fracaso del “Esquema de
Poder” diseñado supuestamente para asegurar la continuidad del Poder del
Partido Colorado en el Gobierno de la República hasta después del ’98, la
ausencia de Liderazgos Políticos que acompañasen el proyecto parecía tener
visos insolubles y fatalistas de tragedia griega…, pero la aparición en el escenario de Lino César Oviedo cambiaba todo el panorama y daba motivos para un
nuevo y elevado esquema de Liderazgo Político, siempre que el General
conservase un buen criterio y diseñase nuevos modos de acción para la “dinámica de masas”… cosa que no ocurrió.-
(El
Libro “Lino Oviedo, Más Allá del Golpe”,
2ª Edición revisada, se encuentra en venta en las Librerías Quijote, el Lector, Servilibro y Editorial Domínguez).-
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