BADER RACHID
O LA CONCIENCIA DEL PARTIDO
(El
Dirigente político experimentado a quien el Presidente Horacio Cartes debería incorporar
como Consejero Político)
El Partido
Colorado está atravesando por una crisis estructural, histórica e ideológica muy
grave corriendo el gran peligro de un cisma que lo lleve a perder nuevamente el
Poder en el 2018. Ante esta ominosa perspectiva los Dirigentes históricos que
quedan, señalados como los “Karaí Guasú” (Grandes Señores) del Partido, están
haciendo oír su voz con firmeza, y uno de los más preclaros es el Dr. Bader Rachid Lichi, ex-Presidente de la
A.N.R., quien con su prédica y accionar constante se está convirtiendo en “la
conciencia del Partido Colorado”.
Rachid Lichi es una personalidad singular. Es uno de los políticos más
consecuentes (en el estricto sentido de esta palabra: que adecua sus actos a sus
palabras) que ha producido la “transición democrática”. Tiene todos los ingredientes que hacen a un Caudillo Republicano: historial político de lucha,
apellido, prosapia, fortuna personal limpia, cultura, capacidad intelectual,
fortaleza de carácter y una firme personalidad que lo ha llevado a los primeros
planos de nuestro ámbito político nacional y es, tal vez, el último
Líder-Estadista, en actividad, de nuestra generación en el Partido Colorado. Y
él está luchando tesoneramente advirtiendo y educando a los Correligionarios
sobre cuatro puntos principales de los problemas partidarios que se presentan y
hay que corregir sin pérdida de tiempo. Los exponemos a continuación.
El problema ideológico: La pobreza de
nuestra actividad política se debe a la ausencia del debate ideológico. A pesar
de que nuestro Estatuto Partidario de 1992, en su Art. 74, obliga a la
convocación de un CONGRESO DOCTRINARIO IDEOLÓGICO “cada diez años, o antes si
la Junta de Gobierno lo estimase oportuno”(sic); la Junta de Gobierno del
Partido Colorado no presta atención alguna a la difusión de la ideología
del “Nacionalismo Republicano” de “El Estado Servidor del Hombre Libre” que
profesa el Coloradismo y lo coloca en la “3a. vía”, opuesta tanto a la
ideología Liberal “Mercadocéntrica” con un Estado meramente subsidiario,
“mirón”; como a la ideología Socialista Izquierdista “Estadocéntrica” con el
Estado omnívoro, “atrapatodo”, autoritario. El Coloradismo preconiza el “Estado
Regulador”, director, que interviene para suplir las fallas y deficiencias del
mercado y armoniza los intereses políticos con los económicos; como ocurre en
Suecia, Taiwán, Corea, Japón y lo fue en la Francia de Charles de Gaulle.
Bader dice que hay
que poner énfasis en los pilares de nuestra ideología: el NACIONALISMO
(adaptado a la Globalidad del Siglo XXI), el AGRARISMO como lo preconizaron
Juan León Mallorquín y Natalicio González y el REPUBLICANISMO con su DEMOCRACIA
SOCIAL tal como ya lo plantearan a fines del Siglo XIX, Blas Garay, Fulgencio
R. Moreno e Ignacio A. Pane; porque primero se piensa lo que se va a hacer y
qué línea aplicar conforme al convencimiento ideológico que es la guía para la
acción política; y concluye enseñando que:
Ideología Política “denota una
Doctrina del Poder Político en la cual, en forma simultánea, se definen los
objetivos, se describen los métodos para alcanzarlos y se moviliza el apoyo que
estos requieren” y agrega que está formada por tres componentes: “supuestos
filosóficos, conceptos doctrinarios, y un programa de acción que dimana de la
doctrina y está basado en los supuestos filosóficos”. Y la ideología se expresa
en la Teoría entendiéndose como “buena teoría”, “aquella que puede ser adaptada
o expandida a fin de que se reflejen en ella las nuevas circunstancias, de modo
que permita explicar el pasado, sirva de modelo para el presente, tenga cierto
valor de predicción para el futuro”. ESTO ES LO QUE NOS FALTA.
La moral en la política: Muchos factores contribuyeron a la
decadencia moral en el Partido, que acompañó la exaltación intelectual de
nuestra reciente Democracia. Probablemente un “factor básico” fue, y es, el
crecimiento de la disparidad de la riqueza. Por un lado, se extendió el
“pecado” al haber más dinero para pagar su costo. La difusión de la riqueza y
el libertinaje en las clases media y alta del Coloradismo debilitó el ideal
ascético y sus costumbres; muchos correligionarios llegaron a despreciar una
ética nacida de la pobreza y el temor al deshonor que se oponía entonces a sus
impulsos y a sus medios. Sin saberlo, por no haberlo leído, cayeron sin embargo
en una creciente simpatía por la opinión de Epicuro, de que debía gozarse la vida y de que todos los placeres
debían considerarse inocentes hasta que se demostrase que eran culpables,
triunfando de las prohibiciones de la tradicional Moral Republicana. Mientras
tanto, en los estamentos bajos, se reproducía al revés la famosa frase de Lord Acton: “El Poder corrompe, el
Poder absoluto corrompe absolutamente”. Para los pobres y desposeídos, podría
decirse que “La falta de Poder corrompe, y la falta de Poder absoluto corrompe
absolutamente”; ellos ahogaban su frustración y hambre vendiendo su apoyo y
votos al mejor postor, convirtiéndose en una clientela prebendaria de los
adinerados. Se perdió el respeto a los “Karaí Guasú” incorruptibles.
Quizá,
después de la disparidad de la riqueza, la mayor fuente de inmoralidad fue la
inestabilidad política de nuestra época. La lucha de facciones; frecuencia de las elecciones que
constituían verdaderas “guerras políticas”;
la entrada con potencia de influencia extranjera; una suerte de “invasión” de nuestra vida política por nuevos
políticos oportunistas, ambiciosos y venales que no reconocían restricciones
morales; repetida desorganización de
la agricultura y el comercio por los estragos de la corrupción y la falta de
una profunda Reforma Agraria y una
drástica y justa Reforma Impositiva; desviación y burla de la Democracia y la Libertad por sustitutos
mediocres de Stroessner que suplantaban la legitimidad pacífica por la fuerza “Timocrática”
del dinero, la demagogia y la mentira.
Platón y Aristóteles por primera vez teorizaron con el término Timocracia:
para el primero es una forma de Gobierno que se basa en el deseo y la
importancia del honor (timé) que da el
dinero; “constitución ambiciosa de
honores” la define Platón en “La República (VIII, 545
b) y que es corrupción de la forma
correcta de Gobierno porque de la “Timocracia”
se pasa precisamente a la “Oligarquía” –Gobierno de los ricos–cuando los pocos
que detentan el Poder ya no se contentan con el prestigio alcanzado y, violando
las leyes, “se dedican a hacer dinero apreciando más esta actividad que la
virtud” (República: VIII, 550,
d-e) convertidos de este modo en
negociantes y avaros, “exaltan al
rico, al que le ofrecen Cargos Públicos y colman de alabanzas, al mismo tiempo
que desprecian al pobre”.
Bader dice al respecto, que “no
basta con la “sanción moral”, debemos
conseguir el castigo ejemplar: no
debemos soportarlos sentados en sus escaños del Congreso, ni con la toga del
Magistrado, ni en el Poder Administrador del Ejecutivo. Hay que recuperar los
bienes mal habidos y poner en prisión a los corruptos. HAY QUE IR MÁS ALLÁ DE LA SANCIÓN MORAL” y revalorizar en el Partido el
sentido y el honor de la moral perdida.
La
unión colorada: Los factores determinantes del destino del Coloradismo en el Paraguay,
residen tanto en el propio Partido como en el entorno político. Al respecto, ya
en 1943, el político y escritor liberal “Tiempista” Juan
José Soler en su libro “Hacia la
Unión Nacional” respondía a la pregunta ¿por qué cayó el Partido Liberal? con las siguientes cuatro
causas: 1.-Disensiones internas; 2.-Crisis
de Jefatura; 3.-Técnica inadecuada para sostenerse en el Gobierno;
4.-Disolución de vínculos morales.
El 17 de Septiembre de 2014 se cumplió un
aniversario más de la fundación del Partido
UNACE que consumó, entonces, la fatal división del Partido Colorado, con
más de 300.000 deserciones que pasaron a conformar el nuevo Partido, sangría de
la cual el Coloradismo no pudo reponerse para el annus terribilis del 2008, sin aprender incluso la lección y
continuando la división exacerbada que llegó a su “climax” con las internas
partidarias para elegir al Candidato a Pte. de la República; las masas
republicanas se hallaron brutalmente divididas, recordando la época de fines
del siglo XIX y principios del XX, entre “Egusquizistas” y “Caballeristas” que
llevó al Partido a la llanura en 1904 por la traición del Egusquizismo
acaudillado por Guillermo de los Ríos (sucesor del ya fallecido Egusquiza) y el
entronizamiento del Partido Liberal.
Bader apunta que ahora está sucediendo lo
mismo, y que los Colorados tradicionales, en particular, buscan instintivamente
la última y única esperanza capaz de frenar
la demolición del Aparato Político Partidario y su estructura social e
ideológica, que costó edificar más de un siglo de vivencia constante, por parte de un redivivo “Neo Decoudismo-Egusquicismo Rojiverde” ahora presentado en un deformado Neo-Liberalismo
criollo (ahora Roji-Azul).
El
Poder del Partido: Es lo que Rachid Lichi quiere salvaguardar a toda
costa, pues afirma rotundamente que el gran Partido Nacional Republicano es
todavía, a pesar de algunos desaciertos, un “haber colosal” de nuestra Patria y
“una promesa inestimable para el futuro”.
Tal es la dialéctica del proceso histórico, que el Coloradismo, aún en sus
horas más difíciles, ha producido los Jefes de mayor visión y valor y ha dado
la espalda a aquellos Dirigentes torpes y serviles. Pero los Dirigentes pasan…
y el Partido queda. Por eso, los Colorados deben seguir trabajando por la
renovación de la Dirección y deben jugarlo todo al impulso orgánico, profundo e
irreprimible de las masas paraguayas de liberarse de la pobreza, el atraso y
de los “mini-colonialismos” a que nos tienen sometidos nuestros poderosos
vecinos. Esta tarea fundamental de
nuestra época no ha cambiado, por la simple razón de que no se ha resuelto…
y los Colorados, dice Bader, “no tenemos el menor derecho –a no ser
que la desilusión y la fatiga se consideren “derechos”– a extraer la conclusión
de que el Partido ha desaprovechado sus posibilidades históricas y debe
renunciar a todas sus aspiraciones y resignarse… Treinta o cuarenta años en la
balanza de la Historia, cuando se trata de los cambios más profundos en los
temas económicos y políticos que afectan la soberanía, pesan menos que una hora
en la vida de un hombre: y ¿de qué
sirve el individuo que, a causa de los reveses sufridos en una hora o un día,
renuncia a un propósito que se ha fijado sobre la base de toda la experiencia
de su vida?”
Por eso, “poner una cruz” sobre el
Partido Colorado a causa de alguna “recaída episódica” y perder así toda
perspectiva histórica, sería imperdonable.
Porque, por el momento, solamente el Coloradismo tiene dentro de sí la
estructura socioeconómica para una democracia social renacida, la Ideología y el espíritu Nacionalista
que requiere la hora; y esto
DEBE DEFENDERSE. ¿Y qué defendemos nosotros?: la Soberanía y el progreso de
la Patria y el Poder del Partido. “Nosotros
somos un Partido de Gobierno; no somos el Partido de la oposición
irreconciliable… Cumplimos nuestra tarea patriótica exclusivamente a través del
diálogo con el Gobierno y la educación y dirección de nuestro Pueblo,
explicándoles a ambos lo que deben defender y lo que deben rechazar. ¡Aunque
nos quedemos solos, porque a fin de cuentas, PARA CAER CON DIGNIDAD NO HACE
FALTA COMPAÑÍA!”. Éste es el
Catecismo que está enseñando Bader Rachid
Lichi y que lo convierte en “la Conciencia del Partido Colorado”.--
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