LOS POSIBLES PASOS DE
MACRI
(SEGUNDA PARTE)
Un Decreto para avanzar contra la Ley de Medios
Mediante un Decreto simple, el Presidente Mauricio Macri resolvió el 23 de Diciembre de 2015, apenas asumido
el Poder, intervenir la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual) un Organismo descentralizado y autárquico creado a
partir del artículo 10 de la Ley Nº 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual. Su función principal es
aplicar, interpretar y hacer cumplir la nueva Ley.
La Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, sancionada en 2009 y reglamentada en 2010, es una
norma de vanguardia, que entiende la Comunicación como un derecho humano
equivalente a la libertad de expresión, y que promueve la democratización de
las voces prestadoras de servicios. Su modo de concebir la comunicación es
inclusivo, plural, y fuertemente antimonopólico y anticorporativo.
Y también resolvió intervenir la AFTIC (Autoridad Federal de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones) un
Organismo plural y democrático creado por la Ley 27.078 “Argentina Digital” aprobada por el Congreso de la
Nación en diciembre de 2014 para asegurar el desarrollo de las Tecnologías de
la Información y las Comunicaciones (TIC) en todo el país, garantizando el
acceso a todos los ciudadanos en condiciones de calidad. Estos son dos Organismos clave que regulan los
medios audiovisuales y las telecomunicaciones.
La medida desconoce los mecanismos de remoción establecidos por el
Congreso Nacional y desplaza a sus respectivos Presidentes, Martín
Sabbatella y Norberto Berner, cuyos mandatos vencen en 2017 y 2019. El anuncio
lo realizó el ministro de Comunicaciones, el radical Oscar Aguad, quien
consideró que “existe como una rebeldía” de los funcionarios “para atenerse al
nuevo régimen de Ministerios”, fijado la semana pasada por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Tanto la AFSCA como la AFTIC
solicitaron a la Justicia una medida cautelar contra la Resolución del Poder
Ejecutivo, que designó en esos organismos a una persona claramente identificada
con el Macrismo y a un familiar del
Ministro del Interior. En la AFSCA, se nombró a Agustín Garzón, ex legislador
del PRO y en la AFTIC a Mario Frigerio, tío de Rogelio Frigerio. Al conocerse
la noticia, Dirigentes y agrupaciones Kirchneristas se manifestaron en las
puertas de la AFSCA mientras que Organizaciones de Derechos Humanos, académicos
y referentes del Derecho expresaron su rechazo. En paralelo, el PRO presentó una
denuncia penal contra Sabbatella por “abuso de poder y usurpación del cargo”,
que recayó en el juzgado de Julián Ercolini.
Menos de quince días tardó Macri en avanzar contra la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual, aprobada luego de años de debate en la sociedad civil y con un
amplio consenso multipartidario:
en Diputados obtuvo 146 votos a favor, 3 abstenciones y 3 en contra y en el
Senado 44 votos a 24. La norma aprobada en 2009 contó también con el aval de la
Corte Suprema, que declaró su
Constitucionalidad tras años de litigio por parte del Grupo Clarín. El Multimedio todavía continúa su batalla judicial
para impedir su adecuación a la Ley. La AFSCA había apelado el fallo del juez
Pablo Cayssials, quién le dio la razón a Clarín respecto del proceso de adecuación
de oficio. El nuevo Interventor probablemente desistirá de esa apelación, beneficiando así al Grupo Empresario Clarín conducido por Héctor Magneto.
El primer paso de Macri fue el DNU 13/15
en el que subordinó a la AFSCA y la AFTIC a la órbita del Ministerio de
Comunicaciones y a éste último le otorgó facultades que eran propias de
esos dos Entes. El DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) fue cuestionado por el
Frente para la Victoria en el Congreso pero continúa vigente ya que se necesita
del rechazo de ambas Cámaras Legislativas para que sea derogado.
A ese Decreto de Necesidad y Urgencia se le sumó el Decreto simple
publicado el 24 de Diciembre en el Boletín Oficial. Sorpresivamente, en la
página web correspondiente no figuró el boletín oficial del día hasta que Aguad
anunció mediáticamente la intervención. “Ambos organismos y sus autoridades no
responden a la nueva estructura orgánica de la Ley de Ministerios”, sostuvo el
ex-Diputado Radical, apodado “el milico”, en un breve intercambio con la
Prensa. El Ministro calificó como “rebelión” la continuidad de los
funcionarios. “Obviamente estamos frente a un caos donde las decisiones se
contraponen y se contradicen razón por la cual no podemos seguir funcionando de
esta manera”, afirmó. La intervención tiene un plazo de 180 días, aunque desde Cambiemos dejaron entrever que se
buscará una modificación de la legislación vigente para unificar ambos
organismos bajo el mando del ex-Secretario de Medios porteño, Miguel de Godoy.
El propio Aguad lo deslizó ayer al señalar que “por ahora” no se modifica la
Ley de Medios y que van a “seguir tomando medidas sobre lo que es la regulación
y la planificación estratégica de la Argentina”. “Nosotros no pretendemos
nombrar Funcionarios en estos entes que perduren en el tiempo después del
Gobierno que viene. Cada Gobierno tiene derecho a ejecutar sus políticas y
nombrar sus funcionarios, para eso hay elecciones”, afirmó Aguad, en abierta
contradicción con el artículo 14 de la LSCA
(Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual). La norma buscó expresamente mayor independencia al desfasar el mandato del
Poder Ejecutivo con los del directorio de la AFSCA, tal como sucede en otros
Organismos similares del mundo, por ejemplo en Francia y Estados Unidos. De hecho, durante el debate
parlamentario en 2009, los propios Legisladores de lo que hoy se llama Cambiemos reclamaron otorgarle no menos
sino más independencia al Organismo respecto del Poder Ejecutivo.
De hecho, a partir de la intervención no
sólo se removerá al titular de la AFSCA, sino que Garzón concentrará
atribuciones que hoy competen a los siete miembros del Directorio del
organismo, que tiene representantes de las tres principales fuerzas
Parlamentarias, de Académicos y de un Consejo Federal compuesto por las 24
Provincias.
En declaraciones a la Prensa, Sabbatella
detalló que se presentó una Medida Cautelar y un Hábeas Corpus preventivo para
garantizar la libertad de trabajadores y funcionarios. En el Organismo tomaron
como un acto intimidatorio el despliegue policial montado en la zona del Organismo,
que incluyó un vallado y un operativo de infantería. El Ministro sostuvo
que se trató de “un error de información”, pero sin embargo esa noche la
Policía ingresó al edificio de la AFTIC para advertirle a los trabajadores que
debían evacuar el lugar ya que pasados 10 minutos cortarían la luz. A los 10
minutos, el edificio se quedó a oscuras.
“Este
decreto es ilegal, anticonstitucional y está violentando la Ley. Macri no tiene
facultades para hacerlo”, aseguró ayer Sabbatella, que calificó la situación
como “un conflicto de Poderes”. “Lo que están haciendo es una barbaridad, es un
atropello brutal, por eso le pedimos al Poder Judicial que ordene esto”,
aseguró y denunció que se busca evitar
la aplicación de la Ley de Medios para favorecer a Clarín.
Desde la AFSCA negaron que se encuentren
“atrincherados” y adelantaron que acatarán la Resolución del Amparo. La causa
quedó en manos del Juzgado Contencioso Administrativo Federal número 8, a cargo
de la Jueza subrogante, Cecilia Gilardi. En respuesta, el PRO presentó una
denuncia penal contra Sabbatella, que recayó en el juzgado de Ercolini. El
fiscal Carlos Stornelli le pidió al Magistrado que allane el Organismo. Según
fuentes judiciales, Ercolini por el momento tomará algunas medias previas antes
de dar inicio a la investigación. La cautelar de la AFSCA pide la “nulidad
absoluta” del Decreto 236 en virtud de su “arbitrariedad e ilegalidad
manifiesta”. Además, solicita la nulidad del DNU 13/2015, que dispuso que
las funciones y competencias de la AFSCA pasaran al ámbito del nuevo Ministerio
de Comunicaciones. En sus considerandos sostiene que se violan derechos
constitucionales, el principio de división de Poderes, el principio de razonabilidad
y que esto lleva como “correlato la
amenaza concreta del derecho a la libertad de expresión de todos los ciudadanos
y ciudadanas”. Al mismo tiempo se detalla que no se cumple con el mecanismo
de remoción establecido en el artículo 14 de la LSCA: “El Presidente y los Directores solo podrán ser removidos de
sus cargos por incumplimiento o mal desempeño de sus funciones o por estar
incurso en las incompatibilidades previstas por la ley 25.188. La remoción
deberá ser aprobada por los dos tercios del total de los integrantes del
Consejo Federal de Comunicación Audiovisual, mediante un procedimiento en el
que se haya garantizado en forma amplia el derecho de defensa, debiendo la
resolución que se adopta al respecto estar debidamente fundada en causales antes
previstas”, reza la norma.
En el escrito de la AFSCA se señala
también que el DNU que reformó la Ley de Ministerios no cumple con los
requisitos establecidos en la Constitución para que el Presidente pueda emitir
disposiciones de carácter Legislativo. Según la presentación, se podría haber
convocado a sesiones extraordinarias y no existe urgencia que impida seguir el
trámite Parlamentario.
Ya Organizaciones de Derechos Humanos
como el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales: es una Organización no Gubernamental
argentina con sede
en Buenos Aires, fundada en 1979, orientada a la promoción y defensa de
los Derechos Humanos y el fortalecimiento
del sistema democrático), además de colectivos de
Comunicadores y Asociaciones Periodistas habían expresado su rechazo a la
medida. Se espera que en los próximos días se realicen presentaciones judiciales
en distintos puntos del país. Hubo, además, críticas de los dos Bloques
Legislativos del Frente para la Victoria, así como del Líder de Proyecto Sur,
Fernando “Pino” Solanas, de Libres del Sur, Humberto Tumini, y de la Dirigente
del Frente de Izquierda, Myriam Bregman.
¿POLÍTICA EXTERIOR IDEOLÓGICA?
Todo parece indicar que la reflexión en
materia de Política Exterior del nuevo Mandatario Argentino se funda en “resignificar” el país en el contexto internacional; y ello, básicamente, implica
'retornar' el país al mundo del que se fue durante los años anteriores: el espacio Atlántico-Europeo. Este
sería el primer anillo de la nueva Diplomacia Argentina si bien,
geográficamente hablando, el primer espacio es la sub-región o, como lo denominan
algunos expertos argentinos, “el
exterior próximo”. De manera
particular, las mismas autoridades de la nueva Administración argentina han
indicado que “relanzarán” la relación con Brasil, primer país que visitará oficialmente Macri.
En principio, claro que se
trata de una decisión correcta: es
imperativo desmontar la irresponsable confrontación a la que se llegó con Estados Unidos, el actor más poderoso
del orden interestatal, así como con otros países centrales de Europa, como Alemania, Francia o Reino Unido,
situación que retrotrajo la Diplomacia Argentina a viejos vicios o “constantes”: la (muchas veces innecesaria) confrontación con Washington. Sin embargo, ahora nos
encontramos en un contexto diferente puesto que, otrora, implicó un “Poder Nacional preeminente” en la región –incluso, a escala continental– y no
casi irrelevante, aunque durante los últimos tiempos, cuando se llegó a
practicar una suerte de “antipolítica
externa”, estuvo desprestigiado; es decir, fue una gestión exterior con
beneficios socioeconómicos intrascendentes y riesgos para la misma seguridad
nacional.
Sin duda, Washington es clave
para la diplomacia argentina, puesto que allí residen en buena medida las
llaves que podrían destrabar cuestiones capitales (económico-financieras,
principalmente) para el país. En este sentido, no ha sido un desacierto nombrar
a un calificado Economista al frente de la Embajada en ese país. En menor
medida, en Europa también se
encuentran algunas claves, aunque no sería del todo acertado considerar que el
viejo continente es un actor que aportará capitales copiosamente. Sin embargo, en
esta relocalización de la Política Exterior Argentina se puede correr el riesgo
de repetir la imprevisión de hace algunos años, cuando Argentina consideró con
Menem que, anclando su política
exterior al país del norte –desde
el que mayor impulso recibió la globalización como “régimen de poder”– los
beneficios nacionales quedarían asegurados. Esta consideración ignoraba los
más elementales patrones en Política Internacional, sobre todo los que
previenen sobre el hecho de que la emotividad en las relaciones
internacionales, sencillamente, no existe, pues solamente existen los
intereses. La pregunta es: ¿está mirando
la nueva Administración Argentina más allá de ese espacio? Y, si está mirando,
¿tiene en cuenta la dirección de las nuevas realidades que viven en ese otro
espacio? Las preguntas son pertinentes, porque una excesiva relocalización
de la política exterior argentina en
el marco Atlántico-Europeo relegaría
potenciales ganancias nacionales en espacios y sub-espacios dinámicos del mundo,
que ofrecen posibilidades reales para las necesidades y urgencias argentinas.
Esos espacios no solo son los sitios habituales de los que casi todos hablan –China, Rusia y, en menor medida, India– sino otros menos conocidos y
sobre los que, hasta la fecha, la nueva Administración política argentina
casi no se ha enfocado. Quizá no haga falta recordar que, hace dos décadas,
con el Menemismo, la predominancia
de la Política Exterior univectorial no sólo privó a la Argentina de
aprovechar la evolución de las economías emergentes, sino que el País perdió
mercados de exportación ante países vecinales. Por otra parte, se argumenta
que la reorientación Atlántico-Europea
de la Política Externa Argentina “rebajará” la relación con Rusia. Si sucede así, implicará la predominancia de un enfoque
ideológico desfavorable para el interés nacional. Hace tiempo que el
mundo dejó de estar dividido en esferas de influencia. Esta realidad hace
convenientemente posible desagregar issues
(asuntos, cuestiones) es decir: la
relación comercial con Rusia (u otro
gran Poder no Occidental) no significa que se comparta una relación
estratégico-militar. Una Política Exterior excesivamente Atlántico-Europea también podría impactar en la región en cuanto a
espacio de complementación económico-comercial, que debe profundizarse
necesariamente. A Estados Unidos y a la Unión Europea, el aumento de Poder o “masa crítica” regional siempre les restará espacios para negociar acuerdos
favorables a sus intereses. En este sentido, no se deben olvidar las palabras
de Henry Kissinger a principios de
los años noventa, cuando sostuvo que “si
Estados Unidos incitaba a la Argentina a firmar un acuerdo bilateral comercial
o, incluso, a ser parte asociada del naciente Nafta, Washington hubiera logrado una decisiva ganancia de Poder,
pues su consecuencia habría sido la disgregación del Mercosur y, por tanto, el mantenimiento de la división
interestatal en la región”. Una orientación excesivamente
Atlántico-Europea, es decir, que considere que la pertenencia
“civilizacional” a Occidente representa casi la única opción internacional,
podría llevar a que el País no sólo desaproveche oportunidades, sino que
incremente, una vez más, el nivel de riesgos en un mundo carente de régimen
internacional, inmerso en una acumulación militar, devaluado en sus
organizaciones intergubernamentales, con profusa actividad de grupos fácticos,
próximo a una nueva era de imperialismo de recursos, etc.
Por ello, una mirada
internacional Occidental, pero también Mundial, implicará mayores
posibilidades en relación con una genuina construcción de Poder Nacional, la única baza probada para lograr ser parte real
y no declamatoria de los Países "que hacen lo que pueden, y no de
aquellos que sufren lo que deben", según la vieja clasificación
interestatal de Tucídides.
Así las cosas, el nuevo Presidente Argentino se volcó de lleno a
diferenciarse de Brasil y los otros socios
del Mercosur. El ritmo fue de vértigo:
elecciones en Venezuela el 6, cambio de Gobierno Argentino el 10 y cumbre del
Mercosur el 21 de Diciembre de 2015. Mauricio
Macri hizo con la Política Exterior lo mismo que con el dólar: adelantó el momento y el escenario
del conflicto. El solo anuncio de un dólar único produjo una suba de precios. Y
ya hay otra suba más ahora que la mega-devaluación
es un hecho. El solo anuncio de un pedido de sanciones al Gobierno de Venezuela
produjo una cadena de reacciones a nivel Regional. Y a partir del 10 de Diciembre
pudo cambiar aún más el tablero. Cuánto podía cambiar era algo imposible de
predecir. Pero ya hubo una fecha en juego:
el 21 de Diciembre Macri y su canciller Susana Malcorra afrontaron la Cumbre del Mercosur en Asunción del Paraguay
donde tuvieron que desdecirse de las sanciones a Venezuela.
Como sucedía antes con Cuba, proponer
una posición públicamente diferenciada o divergente sobre Venezuela no dice
tanto sobre la opinión de fondo acerca de Nicolás
Maduro como revela la intención de ganar el favor de Washington.
Los vecinos
La clave de lo que sucederá es el tipo
de relación que el futuro Gobierno establezca con el Brasileño, el grado de acuerdo y desacuerdo entre Macri y Dilma Rousseff, a quien aconseja su asesor internacional Marco
Aurélio García, y el nivel de vinculación entre Malcorra y el canciller Mauro
Vieira. Malcorra tiene una gran
experiencia en las industrias norteamericanas de servicios como IBM y en la
secretaría general de la ONU, un sitio donde el staff de Ban Ki-moon tiene relación
próxima con los distintos Departamentos (ministerios) de los Estados Unidos.
La relación argentina con Brasil
será su primer desafío en un terreno nuevo para ella.
El Gobierno
Brasileño y el Partido de los
Trabajadores apostaron por Daniel Scioli y no por Mauricio Macri. Pero como
entre las personas, entre los Estados la vida continúa. El columnista de “Folha
do Sao Paulo” Clovis Rossi, un periodista informado e influyente, escribió que
Marco Aurélio García admitió que la simple presentación de una propuesta divisionista
por parte de Macri creará un litigio dentro del bloque. Pero, pragmático, dijo: “No será el primer problema con el
que lidie el Mercosur”. García
aceptó que fue portador de una carta de Rousseff a Maduro con “opiniones y
percepciones sobre el proceso electoral, con total respeto de la soberanía
venezolana”. Dijo que Maduro se mostró “sensible” a las observaciones pero no
dio más detalles. Vieira, un prestigioso diplomático de carrera que antes de
ser Canciller fue Embajador en la Argentina y en Washington, se empeñó
personalmente en facilitar el diálogo dentro de Venezuela. El Congreso Brasileño
también envió una misión a Caracas. Como era de esperar en un clima
tremendamente enrarecido como el de los vecinos, la comitiva parlamentaria no
solo no ayudó a descomprimir la crisis venezolana sino que acentuó la crisis en
Brasil, donde “chavista” se convirtió en un insulto dentro del “Operativo
Demolición” que tiene por blanco a Dilma
y Lula. Unasur mandó una misión de observadores a las elecciones. Incluyó
dos Diplomáticos brasileños. Uruguay esperó el resultado de las elecciones. El
canciller Rodolfo Nin Novoa hizo declaraciones de no interferencia en un
sentido contrario al de su antecesor Luis Almagro, actual Secretario General de
la Organización de los Estados Americanos.
El nuevo temario
De acuerdo a lo que detalla Rossi sobre
lo que piensa el asesor de Dilma, si se pone a un lado la cuestión venezolana
en el primer encuentro con Macri no debería haber sorpresas desagradables.
Traducido del lenguaje brasileño al argentino, eso significa que como para el
Planalto y para Itamaraty la relación con la Argentina sigue siendo
prioritaria, Brasilia buscará desdramatizar los puntos de fricción y tratará de
hallar los elementos comunes.
Hasta ahora Macri y sus
voceros económicos plantearon un acercamiento a la Alianza del Pacífico, formada por países que ya tienen firmados
acuerdos bilaterales de libre comercio con los Estados Unidos: Chile, Colombia, México, Perú y Costa
Rica. Darle un alto perfil al tema tiene su costado ideológico; naturalmente eso supondría una
estocada mortal para el Mercosur, una organización que sigue paralizada en disputas
bilaterales y que lleva lustros negociando un tratado con la Unión Europea. En la práctica el bloque
creado en 1991 se ha transformado en
un foro político casi decorativo donde los Líderes insisten en la importancia
de la unión de los pueblos del Sur, pero que a la hora de la verdad no avanza hacia
una verdadera integración económica o comercial.
Analistas
Neoliberales como Andrés Oppenheimer suelen insistir en que la Alianza del Pacífico sería el factor
nuevo y moderno contra el supuesto anacronismo representado por el Mercosur. A diferencia del Mercosur,
la Alianza del Pacífico nació en el
2011 como un espacio de confluencias de economías abiertas; el dato más notorio
es el que acabamos de apuntar: que
todos los países miembros tienen firmados TLC
con los Estados Unidos en forma
bilateral. Si el Mercosur, aún en su etapa noventista, estaba pensado como un
proyecto de integración complejo donde tienen cabida, por ejemplo, la
confluencia productiva de la industria automotriz, la administración del
comercio y el cuidado de los mercados internos frente a las
exportaciones de otras regiones, la Alianza
del Pacífico es todo lo contrario:
un mecanismo de “integración hacia afuera”, una plataforma internacional para
la colocación de productos primarios fuera de la Alianza y sin ninguna protección para proyectos de
industrialización local.
Pero lo cierto es que, por un lado, son
realidades históricas distintas y, por otro lado, en 2014 ya hubo
aproximaciones encabezadas justamente por los Cancilleres de ambos bloques. La Comisión Económica para América Latina
(CEPAL) señaló que la convergencia entre los dos bloques sería un modo útil
de avanzar hacia la integración. “Un proceso de integración de características
regionales parece, pues, más adecuado a los signos de los tiempos y a las exigencias
del cambio estructural en pro de la igualdad en América Latina”, indicó un
informe firmado por la Secretaria Ejecutiva Alicia Bárcena. “La gradual
convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur podría constituir un
catalizador decisivo de ese proceso”.
En 2013, el comercio total entre ambos grupos de países alcanzó los 47.400
millones de dólares, con exportaciones de la Alianza del Pacífico al Mercosur
de 23.700 millones de dólares, monto muy similar al de las exportaciones del
Mercosur a la Alianza del Pacífico.
Otro punto de la agenda posible entre
Macri y Rousseff es un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea.
Según dice Rossi que dice Marco Aurélio, los dos Gobiernos ya están de acuerdo
en iniciar tratativas con la UE.
Escribe el columnista citando sin textualidad la opinión de García: “Como máximo, Macri tendrá mayor
inclinación a concesiones aperturistas pero de todos modos actualmente el
problema de la negociación está más del lado Europeo que del Sudamericano”.
Pero Latinoamérica no cambiará tanto con Macri©
Si los argentinos han podido
dar un giro de timón hacia la Derecha, ¿por qué no puede hacerlo también el
resto de la región? Macri tomó los mandos el pasado 10 de Diciembre, fecha de
su juramento constitucional. A partir de ese momento su gestión puede pasar a
la historia sin dejar huella, aumentar las incertidumbres actuales o marcar una
nueva era. Pero, pase lo que pase, ya le rodean circunstancias inéditas. Es la
primera vez desde 1916 –cuando se
celebraron las primeras elecciones argentinas por sufragio universal, secreto y
masculino– que llega a la Casa Rosada una coalición que representa al
Centro-Derecha y a la Derecha. Y es el primer Presidente que no es Radical ni Peronista.
Los más optimistas creen incluso que el triunfo de Macri abre la puerta
a la fundación de una formación política de Derechas capaz de ganar elecciones en Argentina. El PRO
(Propuesta Republicana) tiene todavía demasiado poco bagaje –echó a andar
en 2005– y el nuevo Jefe del Estado puede ser de enorme ayuda (o no) de cara a
los Comicios Legislativos de 2017.
En esa cita electoral se comprobará si el triunfo de Macri ha sido o no coyuntural, es decir, si ha sido más el fruto
del cansancio de una fórmula basada en el Peronismo que la atracción de los
ciudadanos hacia un modelo Neoliberal que busca retirar poderes al Estado.
También para entonces sabremos cuánto ha calado en otros países ese volantazo político.
"Mirando hacia atrás Macri
debe soñar con lo que consiguió el ex-Presidente Carlos Menem: un giro a la derecha rotundo que supo conservar el Poder
en dos mandatos. Y tomar en cuenta los finales prematuros de los Presidentes Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, un Radical y un Peronista", escribe con acierto el
analista Mario Wainfeld en el periódico “Página
12”. Pero sí –repetimos– habrá
transformaciones significativas en materia de Política Exterior. Macri anunció durante su campaña electoral que
pedirá que Venezuela sea suspendida
del Mercosur mediante la aplicación de la cláusula democrática. "Lo que
está pasando en Venezuela no tiene que ver con el compromiso que hemos asumido
todos los argentinos", ha dicho ya el Presidente electo, citando en
concreto "los abusos" del Gobierno de Nicolás Maduro "con los opositores y la libertad de
expresión". La cláusula democrática del Mercosur prevé la posibilidad de
suspender a un país socio y hasta aplicarle sanciones comerciales o el cierre
de fronteras en caso de ruptura del orden democrático. La petición, que no se formalizó en la Cumbre de Presidentes del Mercosur y
Estados asociados que se celebró el pasado 21 de Diciembre en Asunción,
la Capital de Paraguay, supone la
ruptura de facto del eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires. No obstante, era
luego muy improbable que triunfase la solicitud de Macri, máxime al celebrarse
las Elecciones Legislativas venezolanas el pasado 6 de Diciembre y donde la Oposición
obtuvo la mayoría de los escaños, como pronosticaban las encuestas. Pero además, el resto de los países
integrantes del Mercosur no está en absoluto por la labor de apoyar semejante
puñetazo en la mesa. Empezando por Brasil y terminando por Bolivia. Unos por pragmatismo y otros
por lealtad. Por último, habría que destacar que más allá de la evidente
sintonía política y hasta personal que tuvieron Chávez y los Kirchner
(mucho menos intensa desde que asumió Nicolás
Maduro) la cercanía de Buenos Aires con Caracas tuvo también un beneficio
económico evidente. Durante los último cinco años, en un contexto internacional
muy complejo, donde el saldo comercial argentino disminuyó notoriamente, la
balanza comercial con Venezuela parece el sueño de cualquier proyecto
Desarrollista: no sólo el
intercambio se multiplicó por diez en la última década; Venezuela pasó –en
cinco años– de ser el undécimo destino para las exportaciones argentinas a ser
el quinto, y entre los productos exportados, además de las consabidas carnes y
granos, figuran algunos con valor agregado como medicamentos y bienes industriales.
Habría que agregar otro dato: EL
Secretario de Relaciones Internacionales del PRO, Fulvio Pompeo, dijo que no tenía sentido tener un “Ministerio
de Malvinas”, en alusión a la Secretaría de Estado a cargo de Daniel Filmus,
dedicada a seguir el tema del reclamo territorial frente a Gran Bretaña. En
este sentido, si bien se descarta un cambio abrupto en la posición argentina,
también es de esperar un
acercamiento con Londres bajándole el tono al conflicto. Incluso más: siguiendo al mismo Funcionario
Macrista, la óptica del Gobierno del PRO
podría volcarse a una cooperación con los “Kelpers”
y su Gobierno local, en función de lograr acuerdos sobre la explotación de
recursos. A fin de cuentas, un retorno moderno al esquema de seducción que
estuvo vigente durante el Gobierno de Menem.
Todas estas modificaciones, tal vez pequeñas individualmente, marcan una
clara coherencia ideológica en todos los temas. El Gobierno de Macri parece
estar diciendo que tendrá en la Política Exterior un sello de su visión del
mundo.
Pero como ya dijimos más
arriba, aunque Washington se frota
las manos por el nuevo mapa político Sudamericano, es posible que no haya otra
vez relaciones "carnales" con Estados Unidos, tal y como ocurrió en
la década de los 90 Menemista del
siglo pasado. ¿Por qué? Porque lo que ahora más necesita Argentina es
diversificar su oferta internacional y abrirse al exterior para atraer el mayor
número de inversiones extranjeras, más allá de las Chinas o las Rusas.
La llegada de Macri al Poder ha despertado obviamente
oleadas de ánimo y esperanza entre los Partidos de Derecha latinoamericanos que
ahora se encuentran en la oposición, especialmente los grupos políticos de
Venezuela y Bolivia. Todos ellos han recibido la noticia como una bendición
divina. Así, la ex-Diputada opositora venezolana, María Corina Machado, declaró: "Gana Argentina, gana Venezuela,
gana América Latina, gana la democracia y la libertad". Y para Samuel
Doria Medina, quien sueña desde hace 10 años con sustituir al Presidente
boliviano, Evo Morales: "El
pueblo venció, la democracia ganó, comienza un nuevo tiempo".
¿Supone entonces la aparición en escena de
Macri un cambio de ciclo? No
necesariamente. Ciertos expertos siguen viendo a Argentina como un ejemplo para
toda el área. Consideran que los movimientos de Izquierdas que se
desarrollaron en los últimos 15 años en Sudamérica imitaron la fórmula Peronista
de movilizar a los pobres para luchar por una mayor distribución de la riqueza.
De ahí que pronostiquen que este desplazamiento hacia la Derecha que ha
ocurrido en Buenos Aires va a ser copiado –como si se tratara de un efecto
dominó– por aquellas otras Naciones vecinas con Gobiernos de Izquierdas que
precisamente atraviesan momentos muy delicados como consecuencia de la tormenta
económica. Pero en un mundo globalizado
como el actual, ese seguidismo ya no es válido. La crisis se ha convertido
en un fenómeno continental, y afecta a todos, independientemente de la
ideología política de cada país. En unos Estados se asiste a la desaceleración
del crecimiento; en otros más graves, a la recesión pura y dura. Las etiquetas
partidistas han perdido bastante valor. En cualquier caso, no existen recetas
mágicas. Cada país debe elaborar la suya propia, teniendo en cuenta sus
recursos, su potencial y su pasado. La meta común para América Latina es
diseñar una hoja de ruta que genere de nuevo riqueza y empleo, pero sin
perder de vista tres elementos esenciales:
la integración regional, la igualdad social y la sostenibilidad, entendida ésta
como el respeto al medio ambiente. En resumen, Latinoamérica no cambiará tanto
con la irrupción de un Presidente Argentino de Derechas.
Colofón: objetivos de la restauración Neo-liberal
América Latina transita un inicio de 2016 bien diferente a lo acontecido
en la región en la última década y media. Mientras algunos analistas hablan de
“Restauración Conservadora”, que nosotros preferimos llamarla “Restauración
Neoliberal” (porque ése es el objetivo de los más radicalizados), otros ponen
el acento en un supuesto “fin de ciclo”
de los Gobiernos Post-Neoliberales. La coincidencia entre ambas lecturas es que
la época de mayor apogeo de los Gobiernos de “Centro-Izquierda” ha dado paso a
otro momento, de mayor convulsión y confrontación entre dos proyectos
disímiles, opuestos, de Países y también de Región. Una disputa que, vale la
pena repetirlo, no está saldada:
sólo Mauricio Macri ha accedido al Gobierno, experiencia
que aún no han podido concretar ni Henrique Capriles (Venezuela), ni Aécio
Neves (Brasil), ni Mauricio Rodas (Ecuador), ni Samuel Doria Medina (Bolivia).
Por ende, aún el “balance” es favorable para las Fuerzas Progresistas del
Nacionalismo Desarrollista de Centro-Izquierda (excepto Venezuela que se ha
desviado de ese camino y ha ido a un desastre social, político y económico)
quienes todavía tienen hegemonía en el mapa global regional.
En ese contexto, hay dos figuras que tienen una popularidad importante a
pesar de los embates de los Medios concentrados de sus Países. Hablamos de Luiz Inácio Lula Da Silva y Cristina Fernández de
Kirchner, ex-Presidentes de Brasil y Argentina, respectivamente.
Ambos se han ido de Planalto y la Casa Rosada con una alta popularidad, como en
su momento le sucedió a Michelle Bachelet, quien retornó a la
brevedad a la Casa de la Moneda. Es decir:
son figuras que aún conservan buenas chances para volver a dirigir los destinos
de sus respectivos países. Esta es la razón principal que explica el
envalentonamiento de sectores del Poder Económico concentrado en lo referente a
estos dos Dirigentes. Y, por ende, un recrudecimiento de los ataques
Mediáticos, que pregonan asimismo un avance del ámbito Judicial como denuncia
la Revista argentina NOTICIAS en su
tapa y artículo: El PACTO. Para que Cristina no vuelva nunca
más. “El Pacto: los acuerdos que el nuevo Gobierno teje para marginar a Cristina
Kirchner. Coincidencias y conversaciones con Moyano, Massa, Magnetto y hasta
Scioli. Urtubey y el nuevo PJ. Las causas del Cristinismo en la
Justicia. El factor Lorenzetti”. “Macri
busca blindar su gobernabilidad negociando con el PJ, el Sindicalismo, la
Justicia y los Medios. El objetivo es aislar a la ex-Presidenta” (17 de Diciembre de 2015).
En una reciente columna titulada “Apunten
a la cabeza” el periodista argentino Horacio
Verbitsky alertó sobre el plan del nuevo Gobierno Argentino, encabezado por
el ingeniero Mauricio Macri: dar vía
libre a sectores de la Justicia influenciados por Olivos para avanzar sobre CFK, buscando asimismo lograr un
descrédito público sobre la ex-Presidenta. Para Verbitsky, “el modelo
es el de 1955, con la exhibición de
vestidos y zapatos en la Residencia Presidencial, las Comisiones Investigadoras
que ocuparon el lugar del clausurado Congreso, y la ilusión de borrar al
“tirano” depuesto de la memoria popular, presentándolo como un ladrón de los
dineros del pueblo”. La analogía con la autodenominada “Revolución Libertadora” (la Fusiladora, para amplios sectores)
resulta esclarecedora: ésta no sólo
no logró su cometido -erradicar al Peronismo, comenzando por sus símbolos- sino
que además convirtió a Perón en mito y leyenda viviente (aunque en el
exilio) ante amplios sectores que comenzaron a perder lo logrado en
aquella década de Perón. “Detrás de mí vendrán los que bueno me
harán” fue la famosa frase del propio Perón, quien retornó triunfador a su País y murió ejerciendo la
Presidencia.
El plan actual cierra
(o pretende cerrar, mejor dicho) con un blindaje Mediático inédito sobre el
actual Presidente Argentino y sus primeras medidas: devaluación cercana al 60%, masivos despidos en el ámbito Estatal
-más de 25 mil, al momento de escribir estas líneas- decenas de “Decretos de Necesidad y Urgencia” (DNU)
sobre las más amplias esferas -sin pasar por el Congreso y violando leyes, como
sucedió con la LSCA (Ley
de Servicios de Comunicación Audiovisual)- un Plan de endeudamiento externo
firmado por los propios autores del Megacanje, y una represión a los reclamos
como no se ha visto desde la década del `90. Como se ve, una batería de
medidas impopulares, cuyo círculo sólo se podría redondear con una Oposición
fragmentada, de Líderes dispersos: hacía allí apunta, entonces, el
Poder de turno, intentando una ruptura en un Peronismo que debería asimismo confluir (unido) con otros sectores,
a fin de intentar volver a la Casa Rosada en el menor tiempo posible.
En Brasil el panorama es
similar, aunque una diferencia sustancial separa a Brasilia de Buenos Aires: aún gobierna allí el Partido de los Trabajadores, quien
aparece amenazado por dos vías: hablamos
del intento de “impeachment” que pesa sobre Dilma Rousseff -ahora
parcialmente aliviada por un freno momentáneo en esta tentativa- y de los
planes de avanzar judicialmente sobre el ex-Presidente
Lula. En este último punto, hay una similitud con el objetivo que, de
acuerdo a Verbitsky, planea Macri. Tanto el Establishment Brasileño como
el nuevo Gobierno Argentino saben que, frente a las medidas antipopulares
que planean (o ya ejecutan), la única alternativa es descabezar los
Liderazgos que aún tienen clamor popular. Tratarán de evitar, a como de
lugar, que Lula y CFK se presenten a las Presidenciales
de 2018 y 2019. El ex-Líder metalúrgico se ha convertido por ello en tapa
permanente de O Globo, Folha do Sao
Paulo y O Estado de Sao Paulo,
los tres principales Periódicos del país, que buscan erosionar su imagen en
forma negativa en el mediano plazo, aún a costa de mentir. Lo mismo sucede con Noticias
y Veja, dos Revistas socias que,
de uno y otro lado de la frontera arremeten contra estos dos ex-Presidentes.
¿Cuál es el temor principal de
la Derecha regional Neoliberal? Que el supuesto “fin de ciclo” no se verifique en otros países. Que pase rápido
la “primavera” que para estas fuerzas supone la seguidilla Argentina-Venezuela. Que
pueda suceder lo de Sebastián Piñera
y Michelle Bachelet en Chile. La elección de Bolivia, entonces, tendrá inédita
atención continental para ser un referéndum local: un triunfo de Evo
quebraría la novedosa racha, mientras una derrota completaría la
trilogía Neoliberal. Por ello la Derecha Regional apunta a “cortar” las
cabezas de CFK y Lula: ve en ellos, ni más ni menos, la posibilidad de
recomposición del ciclo de cambios abierto en la región hace una década y media. Habrá
que ver la intensidad y los tiempos. Y el tiro puede salir por la culata,
como advierte el Asesor Jaime Durán
Barba quien pone paños fríos a la idea analizando la propia historia del Peronismo y su vitalidad influyente en
millones de trabajadores. Pero la decisión está tomada: van por la cabeza de Lula y
Cristina.--
FUENTES: Juan Manuel Karg; Dr. Alberto Hutschenreuter; RT Noticias; Página 12; Le Monde Diplomatique; Revista NOTICIAS; La Nación; Clarín; The
Guardian; Reportes de AFP; Reuter;
CNN y Prensa Internacional en general.--