Argentina: La gran apuesta
El Gobierno
deja entrever una apuesta al borde del abismo: “Este es el peor momento, en el segundo semestre se verán los
beneficios” dice. Espera que baje la inflación. Pero su política
antiinflacionaria es a costa de los trabajadores, de su estabilidad laboral y
de la capacidad adquisitiva. Cuando baje la inflación (si es que sucede) será
porque los trabajadores estarán en su peor momento, del cual será difícil
recuperarse porque habrán cerrado fuentes de trabajo y el salario habrá quedado
muy atrasado. Es un juego arriesgado este relato ficcional: el desempleo es
un factor de inestabilidad social bastante mayor que la inflación con
generación de empleo del kirchnerismo. El nuevo Gobierno argentino espera que la
inversión privada se convierta en el motor del crecimiento. El ajuste deprime
el mercado interno y el contexto internacional es desfavorable. La opción
oficial es que el pago a los “buitres” convoque a capitales especulativos. Desde lo simbólico, la calificación de “campeón de las
reformas económicas” que le dedicó el buitre Paul Singer a Macri y
los elogios del FMI a la nueva
orientación del Palacio de Hacienda alertan que lo peor está por venir.
Una pregunta que ha empezado a recorrer
con intensidad en el mundo de los hombres de negocios es si puede funcionar la
estrategia económica del Gobierno de Mauricio
Macri. La definición de “funcionar” la refieren a ubicar a la economía
en un sendero de crecimiento con preservación de una tasa de rentabilidad
elevada, disminución de la inflación y estabilidad social. No es que
extrañan lo que despectivamente mencionan como “populismo”. Conseguido el
objetivo de desplazar el proyecto político que rechazaban, incluyendo al
repudiado “intervencionismo estatal” en la dinámica de la actividad privada,
empiezan a emerger dudas sobre las perspectivas de la Economía en general, y de
su Empresa en particular. La promesa oficial es que superado el conflicto con
los “fondos buitre”, última estación del ajuste que denominan “sinceramiento”
que recorrió las paradas de la megadevaluación, el daño fiscal autoinfligido
con la eliminación de retenciones, el tarifazo y la apertura comercial,
comenzará la recuperación de la economía. La cuestión que no tiene respuesta
oficial, dado que el consumo interno tiene una relevancia central en la
economía doméstica, es cómo lograrán encender los motores del crecimiento
luego de provocar una muy fuerte regresión distributiva del ingreso
castigando el salario y beneficiando al complejo agroexportador, sectores
industriales exportadores, empresas de servicios públicos y al sistema
financiero local e internacional.
La economía transita el peor momento del ciclo; tranquiliza el Gobierno y
promete que a partir de ese piso comenzará la recuperación. La duda que
atraviesa al sector Empresario es si el presente ajuste es sólo un trago amargo
o el inicio de uno mayor porque se abrieron las puertas a un círculo vicioso de
deterioro. En estos meses ha habido inflación elevada provocada por la
megadevaluación, el tarifazo y la eliminación de las retenciones conviviendo
con salarios viejos en muchos sectores a la espera de las negociaciones
paritarias. Coexistiendo además con altas tasas de interés del Banco Central,
cuya conducción asegura que las seguirá sosteniendo en esos niveles hasta tanto
no haya señales de reducción de la inflación. Así ha aumentado el costo
financiero y disminuido el acceso a préstamos.
Si bien el canal dinamizador del crédito es limitado debido a su escasa
relevancia en la economía, representando apenas el 12 por ciento del PIB, las
tasas altas enfrían aún más esa demanda para el consumo y las empresas. En lo
que va del mes, ha habido un importante retroceso en el promedio mensual del
stock de los Adelantos en cuenta corriente, la financiación vía Documentos y a
través de Tarjetas, según las estadísticas proporcionadas por el BCRA. Hasta
el año pasado el crédito productivo estaba impulsado por líneas subsidiadas que
el Banco Central restringió.
La gran apuesta del Gobierno a la inversión privada queda entonces
condicionada a una tasa de rendimiento esperada casi imposible de competir con
el costo de oportunidad del capital al 38 por ciento anual de las Lebac (Letras
del tesoro) del BCRA (Banco Central). Las inversiones se postergan además por
el enfriamiento del mercado interno, la debilidad del crecimiento del comercio
internacional y la pronunciada recesión brasileña.
Inversión
Existe una notable disociación en los protagonistas del mundo Empresario
entre la ideología y las condiciones materiales para permitir su desarrollo. Con una estrategia económica “populista” crecía su actividad pero no
tenían “libertad”; ahora tienen libertad pero su negocio no prospera. Antes
criticaban a los subsidios porque significaban derroche de recursos públicos, y
ahora cuando se aplica una reducción de ese beneficio reclaman porque registran
un aumento de sus costos asfixiante. Son propagandistas del Liberalismo pero cuando se aplica esa
receta se sienten amenazados por la apertura económica que facilita la
colocación de productos de China o
excedentes de producción de países en crisis, como Brasil, en el mercado local. El argumento de la “herencia recibida”
es de corto trayecto político y sólo podrán seguir manteniéndolo aquellos que
padecen el Síndrome CCL (Capacidad de Comprensión Limitada).
Es una gran apuesta del Oficialismo que el sector privado invierta y actúe
como motor del crecimiento. Todas las medidas económicas que ha implementado
son procíclicas, o sea agudizan las condiciones internas y externas desfavorables
para la economía. El Empresariado invierte cuando tiene perspectivas de aumento
de la demanda por el crecimiento económico; la relación causal es inversa a la
que postula el Gobierno. El panorama no es el más favorable para reclamar
inversiones y cuidar el empleo como interpeló el Presidente Macri a los dueños
y principales Ejecutivos de las grandes firmas que operan en el país. El
comercio mundial no muestra señales positivas, Brasil está en una profunda
recesión y el mercado interno ha sido castigado por la suba de la tasa de
interés y el shock inflacionario que deprimió la capacidad de compra del
salario.
Como la inversión privada no muestra la vitalidad reclamada, el Gobierno se
abraza al salvavidas del ingreso de Capitales Financieros Especulativos luego
de firmar la capitulación en el juzgado de Griesa y posterior pago a los “fondos
buitre”. Pero la tranquilidad transitoria que esos fondos puedan brindar junto
al período de mayor liquidación de divisas de la cosecha, sigue sin ofrecer un
horizonte que permita prever la salida de la actual recesión hacia un sendero
de recuperación del Producto Interno Bruto. En ese tránsito, si los dólares
especulativos no son suficientes, la opción prevista para el segundo semestre
es un nuevo blanqueo de capitales. De ese modo la gran apuesta es que la
acumulación financiera se convierta en el factor dinamizador del crecimiento,
aunque los antecedentes de esa estrategia no son muy alentadores en ese
sentido.
El objetivo oficial de corto plazo, pensando en las elecciones de medio
término de 2017, es alcanzar una
tasa de inflación anualizada similar a la de Octubre del año pasado. O sea,
llegar al mismo punto de partida previo al nuevo Gobierno, aunque concretando
en el trayecto una impresionante transferencia de ingresos. Con una tasa de
inflación de abril estimada del 6,5 al 8,0 por ciento, la acumulada en lo que
va del año sumará 20 por ciento, y del 27 al 29 por ciento desde fines de Octubre.
Los aumentos de precios empezaron a filtrarse por la expectativa de
megadevaluación luego del resultado en la primera vuelta y por la declaración
de Alfonso Prat-Gay referida a que la modificación de la paridad cambiaria no iba
a impactar en los precios. No fue así y el shock inflacionario ha provocado una
caída del 16 al 20 por ciento en el salario real en apenas cuatro meses.
Tarifazo
El titular de Techint, Paolo Rocca, trasmitió el siguiente reclamo en un
Encuentro Multisectorial organizado por IDEA, el jueves pasado: existe “la
necesidad de que el gobierno vaya mostrando ‘senderos’ que permitan a los
empresarios acelerar la planificación y los proyectos de inversión”. En áreas
del Gobierno y en ámbitos del Poder económico (IDEA, Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) y (AEA, Asociación Empresaria Argentina) existen lapidarias críticas a
la falta de coordinación en el Equipo Económico, que promete saldar con la
presentación del programa fiscal-financiero (Prat Gay) y monetario
(Sturzenegger). Esa falta de coordinación –”senderos” para Rocca– en la gestión
de Gobierno quedó más en evidencia con el manejo del tarifazo. Por un lado, el
Ministro de Energía, Juan José Aranguren, sumando irritación en las semanas
previas al anuncio y confusión luego de informarlo. Por otro, el Ministro de
Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, mostrando su costado humorístico al
indicar que el ajuste sería gradual y cuidando el bolsillo de la población para
luego desmentir a su colega de Energía acerca de que no habrá una segunda
vuelta.
La Consultora de Miguel Bein
realiza en su último informe una observación crítica acerca del fuerte ajuste
aplicado a la tarifa de gas. Considera que los aumentos en los servicios (luz,
gas, agua, transporte y naftas) no pueden calificarse de “graduales” (estima
que en forma directa suma 8 puntos porcentuales a la tasa de inflación en Abril-Mayo).
Indica que la devaluación aumentó los costos en pesos de los subsidios
energéticos, y advierte que el tarifazo en gas priorizó la transferencia de
recursos a las Petroleras en lugar de disminuir la carga en las cuentas
fiscales. Estimó que de los 3500 millones de dólares que implican el nuevo
precio que pagarán familias y empresas, sólo una tercera parte reducirá las
erogaciones del fisco, mientras que el resto irá a las arcas de las Petroleras.
Menciona, como es previsible, que el aumento del gas impactará en los costos
(competitividad) de las Empresas (por ejemplo, en las petroquímicas) y también
en los costos de generación de energía eléctrica. Entonces especula con que si
no se modifica ese sesgo del ajuste subirá la cuenta de los subsidios o habrá
un nuevo aumento de las tarifas eléctricas.
Deuda y atraso cambiario
En el esquema del ajuste ortodoxo del Gobierno, el endeudamiento es el puente para cruzar hacia el camino del
crecimiento ayudado con el ingreso estacional de dólares por el período de
mayor ritmo de liquidación de la cosecha. El atraso cambiario también empieza a
ser evaluado como un atajo para disminuir la tasa de variación de los precios y
frenar la caída de la economía. No deja de sorprender la capacidad de
adaptación discursiva de la ortodoxia. Durante los últimos años ha cuestionado
lo que evaluaban como una política de atraso cambiario y ahora, luego de
padecer la perturbadora experiencia de la megadevaluación, terminan apelando a
esa misma estrategia de estabilización. ¿No será que la mejora de la
competitividad de la economía argentina requiere de otras variables que no sea
el tipo de cambio? ¿No será que quienes insisten con la competitividad-tipo de
cambio, en realidad, lo que están buscando son rentas extraordinarias para sus
capitales dolarizados? Mientras la ortodoxia sigue confundida en su laberinto
conceptual, continúan las expectativas de una mayor devaluación en los
principales actores económicos, por ahora contenidas con una tasa del 38 por
ciento anual de las Lebac del BCRA.
Luego de la megaemisión de deuda y si Prat-Gay cumple con lo prometido, no
habrá nuevas colocaciones de deuda en el Mercado Internacional. El
financiamiento para pagar deudas y cubrir el desequilibrio fiscal –una parte se
atenderá con adelantos del BCRA– será entonces con emisión de deuda en pesos y
en dólares en el mercado doméstico. La estimación es que el Gobierno requerirá
de 13.000 a 16.000 millones de dólares para cerrar las brechas fiscal y
externa.
El desafío de este objetivo es doble:
la escasa profundidad de la plaza local para absorber el monto requerido para
cubrir esas necesidades, que desplazará el escaso crédito al sector privado
para destinarlo a financiar al Estado, y la alteración de la confianza
inversora luego de manipular el índice de actualización de bonos atados al CER,(Banco
Central de la R.A.) fue reemplazado el IPC-CABA, (Índice de Precios al
Consumidor), elegido inicialmente por Economía, por el IPC-San Luis, que se
ubica por debajo del primero. En su momento, cuando comenzaron los cambios en
el indicador de precios del Indec,
Instituto Nacional de Estadística y Censos, en 2007, expertos en Finanzas
aseguraron que se trataban de un nuevo default y que, por ese motivo,
empezó a subir el riesgo país –la tasa de interés que debía pagar Argentina
para emitir deuda–. Si bien en otro contexto político, no aparecen ese tipo de
análisis que más que técnicos se revelan ahora que tenían una clara
intencionalidad política de obturar el acceso del anterior Gobierno al
financiamiento en el Mercado de Capitales.
Si bien la apertura de la cuenta capital puede ayudar a financiar la
transición propuesta por el Macrismo,
con un menor costo en términos de inflación y recesión, no es condición
suficiente para asegurar el lanzamiento de un vigoroso proceso de inversión
privada. Más aún cuando existe un fenómeno estructural de la economía local que
lo limita: la fuga de capitales.
En el primer trimestre de este año sumó de 3500 a 4000 millones de dólares,
información que el Banco Central conoce y no difunde. La restricción del
desarrollo no es la existencia de un cuestionamiento social a que los Empresarios
ganen mucho dinero, como se lamenta el Establishment, sino a que gran parte de
las ganancias la fugan.
El esquema macroeconómico del Macrismo
está basado fundamentalmente en domesticar la puja distributiva para alentar la
inversión privada. Para ello impulsa una ola de despidos masivos (público y privado) que no
debe ser frenada por ley para que una tasa de desempleo creciente discipline a
los trabajadores en sus reclamos salariales. Es un supuesto muy fuerte teniendo
en cuenta la historia económica argentina, el elevado piso desde donde parten
las condiciones materiales de los trabajadores y la tradición de resistencia de
Sectores Gremiales que se evidenció en la gran protesta del Viernes 29 de Abril
que reunió a más de 350.000 personas.-
FUENTES: Alfredo Zaiat; Página 12; Revista Noticias; Prensa y
opiniones en general.-
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