martes, 24 de mayo de 2016

RIERA

     ENRIQUE RIERA ESCUDERO: UN PÁJARO DE CUENTAS

      El flamante Ministro de Educación y Cultura es un personaje ubicuo, que según el Diccionario significa: “Que está o puede estar presente en varios lugares al mismo tiempo”. Aludimos con esto a su falta de postura consecuente y coherente. En efecto, repasemos un poco de su historial político para sacar conclusiones. Cuando la caída del Stronismo en 1989, él ya tenía 31 años y aunque pertenecía nominalmente a la juventud del MOPOCO, del cual era Dirigente su padre, no se le conoce ninguna actuación relevante que haya supuesto un peligro para su persona. Fue un personaje anodino cuya carrera política recién comenzó cuando ya no hubo peligro ni molestias, luego del Golpe que puso fin al Régimen. Así fue como poco después de la asunción presidencial del Gral. Andrés Rodríguez, su padre Enrique Riera Figueredo, logró que aquél lo nombrara Secretario General del Ministerio del Interior, cargo desde el cual perpetró su primera traición a la democracia y al Partido Colorado, al firmar la orden para que la Policía atracase la Junta de Gobierno del Partido Colorado para robar, “manu militari” la victoria lograda por el Dr. Luis María Argaña para la Candidatura Presidencial en las elecciones internas del 27 de Diciembre de 1992. Si hubiese tenido una pizca de dignidad hubiera renunciado a un Cargo –que no necesitaba económicamente– antes que firmar tal ignominiosa orden. Pero esta obediente acción le valió también el reconocimiento del “vencedor” fraudulento, Juan Carlos Wasmosy, quien cuando fue Presidente, gracias al robo descarado y violento, lo nombró “Secretario de la Juventud” (que ahora es Vice-Ministerio). Años después, viendo que el Poder de Wasmosy tocaba a su fin, se acercó al Gral. Lino César Oviedo, “chupándole las medias” y ganándose así su buena voluntad  lo que hizo que, con votos Oviedistas, lograse la elección a Diputado, para luego traicionar muy arteramente al Oviedismo cuando con su voto solitario dirimió el resultado en la Cámara de Diputados a favor del Juicio Político al Presidente Constitucional Raúl Cubas, inclinando la balanza durante el “Marzo paraguayo” a favor de la oposición Argañista, Liberal, Encuentrista. Este “mérito” le ganó la voluntad del Argañismo, con ayuda del cual consiguió ser electo Intendente de la Ciudad de Asunción donde tuvo un quinquenio de actuación desastrosa que puede verificarse consultando los Periódicos de la época y el informe y declaraciones de su sucesora, Evany de Gallegos. Su pobre y corrupta administración lo desprestigió tanto que estuvo recluido por cinco años en el limbo reservado a los políticos fracasados que intentaron emprender algo muy superior a su capacidad. Volvió del “invernadero” en el 2011 postulándose como “Candidato Presidencial” con la altisonante declaración que “no descabalgaría de su Candidatura por ningún motivo y menos para intentar una banca Senatorial” diciendo que “la flecha está lanzada y nada la detendrá”, para después hacer exactamente lo contrario, con tan poca fortuna –pues el pueblo no olvidó su pasado– quedando en el último lugar de la lista de los 45 Senadores y como el Partido logró 23 Bancas, estuvo fuera, sin rumbo fijo. Ello no lo amilanó y se acercó a Cartes, “chupándole las medias” como hizo con Rodríguez, Wasmosy y Oviedo, hasta conseguir que Cartes lo nombrara representante del Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura. Enrique Riera Escudero nunca cuestionó a ningún Gobernante durante los desastrosos Gobiernos que se sucedieron durante la “Transición Democrática” buscando –y logrando– el acomodo con todos ellos, sin excepción alguna. Ahora ha conseguido la “presea” de Ministro de Educación, un “presente griego”. Y ya algunos apologistas suyos, como el Periodista entrevistador de ABC, Hugo Ruiz Olazar, que ya años atrás lo calificara como “una isla de credibilidad en el Partido Colorado”, gritan a voz en cuello que “logró solucionar en un día el problema estudiantil” sin parar mientes en que hizo lo que cualquier otro hubiese hecho: aceptar todas las demandas de los estudiantes, y, por supuesto, con eso más el logro de la renuncia de la Ministra Lafuente, todo estuvo solucionado, “muerto el perro se acabó la rabia”. Pero a Enrique Riera le aguardan “las tareas de Hércules” que creemos –vistos sus antecedentes– superan en mucho sus capacidades administrativas e intelectuales así como sus cualidades morales. Enrique Riera Escudero debe su Cargo Ministerial al hecho de que es un pillo que apareció en el momento oportuno.-

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