viernes, 18 de abril de 2014

LA CAÍDA DEL PARTIDO COLORADO


     EL MENGUANTE PODERÍO DEL PARTIDO
     NACIONAL REPUBLICANO HASTA SU CAÍDA
     Y SUS CONSECUENCIAS.

                               INTRODUCCIÓN.

                          Miré los muros de la patria mía,
                      si un tiempo fuerte, ya desmoronados
                      de la carrera de la edad cansados,
                      por quien caduca ya su valentía.
                         Salime al campo, vi que el sol bebía
                      los arroyos del hielo desatados;
                      y del monte quejoso los ganados,
                      que con sombras hurtó la luz al día.
                         Entré en mi casa: vi que amancillada
                      de anciana habitación era despojos,
                      mi báculo más corto y menos fuerte.
                          Vencida de la edad sentí mi espada
                      y no hallé cosa en qué poner los ojos
                      que no fuese recuerdo de la muerte.
                      Francisco de Quevedo y Villegas (Soneto )
                      ………………………………………………
           
            A un año de la victoria electoral del 21 de Abril de 2013 que le devolvió el Poder al Partido Colorado, bueno es analizar las causas de su caída en 2008 y las consecuencias que la siguieron antes de operarse su “resurrección” con Horacio Cartes.
           A pesar de su gran victoria electoral en los comicios presidenciales y parlamentarios de Mayo de 1998, el Partido Colorado siguió estando en decadencia. Esta declinación del Partido Político más numeroso en cantidad de afiliados, de Latinoamérica y el mundo, con relación a la población de su país, representaba un viraje histórico en la vida política del Paraguay. El Partido Colorado había sido incapaz de resistir el prolongado asedio del Exterior y la democracia liberal; por eso hoy, a pesar de su reciente victoria, se siente acosado por esos espectros y se ha convertido en prototipo del predicamento en que se encuentran los Partidos Políticos tradicionales  del continente. Es obvio que Horacio Cartes acertó cuando dijo que el Coloradismo fue creado para conocer grandes triunfos o sufrir fracasos ejemplares.


1.    El CONTEXTO MÁS AMPLIO.
           
                    Los factores determinantes del destino del coloradismo en el Paraguay, así como los problemas que encaran otros partidos tradicionales en Latinoamérica, residen tanto en los propios partidos como en el entorno político. Al respecto , ya en 1943 el político y escritor liberal “Tiempista”  Juan José Soler en su libro “Hacia la Unión Nacional”(1respondía a la pregunta ¿porqué cayó el partido Liberal? con las siguientes cuatro causas: 1.-Disensiones internas;   2.- Crisis de Jefatura; 3.-Técnica inadecuada para sostenerse en el Gobierno; 4.-Disolución de vínculos morales.
 Los partidos políticos paraguayos han estado obsesionados, desde el final de la revolución del 47, por las consecuencias  de  ésta. La división del espectro político y del Partido vencedor de la contienda, consolidó la dominación de las FF.AA. sobre el Partido Colorado y lo obligó a convertirse en algo así como rehén del poderío militar y también lo obligó a una moderación autoimpuesta a las ambiciones de los políticos colorados, que se erigió como requisito indispensable para que los militares no intervinieran directamente en las luchas internas por el Poder dentro del partido. Actualmente, el fin del conflicto Este/Oeste mas la expansión democrática y la desmilitarización de la política, eliminó cualquier posibilidad real de que el Ejército llegara a intervenir en forma efectiva en los sueños de los partidos políticos de ascender al poder cualquiera fuera su ideología u origen.
                  En el mejor de los casos, si se juzga esta situación desde el punto de vista positivo, el Partido Colorado trató de aprovechar el movimiento popular para favorecer su estrategia gradualista de “una transición pacífica a la Democracia” por medio de una coalición de los Movimientos internos que afloraron luego del golpe del ’89. En el peor de los casos, el Partido Colorado demostró la bancarrota total de su retórica vanguardista y sus pretensiones de llegar a erigirse en un partido revolucionario. En términos generales, los partidos tradicionales de América del Sur no han sido capaces de sustraerse a los hechos geoestratégicos elementales de su existencia política misma. Todos encaran ambientes políticos hostiles y tienen pocas esperanzas de que éstos cambien; cuentan con pocos aliados políticos nacionales e internacionales o ninguno. La historia ha precipitado al Partido Colorado a una crisis de identidad política. En gran parte estos problemas de “raison d’étre” (qué proponer, con quién aliarse, qué representar) son los que han quebrado su espina dorsal y lo llevaron a la llanura.

2.    IMPERATIVOS NACIONALES E INTERNACIONALES.

               Cuando Luis María Argaña condenó a Stroessner en 1988 con su famosa frase: “siempre habrá un 13 de Enero”, los máximos dirigentes del coloradismo  se sintieron estremecidos  y  desorientados tanto por su compromiso ideológico-político con el stronismo como porque ese hecho implicaba una amenaza para su  carrera.
               Los Tradicionalistas importantes llegaron al extremo de su osadía de aliarse en secreto con el Gral. Andrés Rodríguez, para después, durante los inmediatos años siguientes acusarlo de “anticoloradismo” y frustrar su reelección.
               Los colorados argañistas fueron los únicos que se opusieron al desmantelamiento total del stronismo. Sin embargo quedaron totalmente aislados en la Constituyente del ’92 y su posición política y logística les impidió organizar una oposición formal a la venganza de Rodríguez impidiendo la candidatura de Argaña a la Presidencia de la Rca. Tampoco fueron capaces de impedir la reforma constitucional por la cual se creó en 1992 una República cuasi-parlamentaria con una Presidencia grandemente debilitada, ni, en la práctica, la consolidación de la candidatura fraudulenta de Juan Carlos Wasmosy.
              Durante el quinquenio siguiente un grupo de dirigentes formado por jóvenes y algunos miembros de la vieja guardia buscaron un camino que les permitiera realizar la peligrosa travesía entre el Escila  de abrir el Partido a una democratización del mismo imbuido de nueva vitalidad con la inclusión del “ oviedismo”, y el Caribdis  (2) de volver a encerrarse en su política de fortificación del centralismo dentro del partido y la estrategia de “Reconciliación Colorada” de avanzar totalmente sola en el sistema político. Finalmente, al verse sorprendidos con la guardia baja en 1993 por una imprevista pujanza electoral opositora lo suficientemente grande para amenazar el predominio tradicional de los colorados, los dirigentes hicieron maniobras que desembocaron en un rompimiento total entre “Argañismo” y “Oviedismo”. Por todo esto Argaña, que se mostraba seguro del triunfo, perdió las elecciones internas de 1997. A partir de entonces, los oviedistas recorrieron penosamente un período de siete meses monótonos, aunque tortuosos, en que a Lino Oviedo le hicieron probar su propia medicina en su calidad de corresponsable del fraude que Rodríguez perpetró contra Argaña en 1993; y en su carácter, también, de corresponsable por mucho tiempo de las políticas del gobierno Wasmosy, tuvo que compartir las consecuencias políticas de todos los desatinos financieros de dicho gobierno y del incremento masivo del desempleo, carestía y corrupción que se registraron entre 1993 y 1998. Es cierto que Oviedo rompió con Wasmosy (o al revés) pero las consecuencias político-económicas no pudieron borrarse del imaginario colectivo. Para más, la virtual victoria de los opositores en el Parlamento en las elecciones de 1993 trajo consigo cinco años de “cohabitación” entre el Pte. Wasmosy y el Líder presidente del PLRA, Domingo Laíno, que se conoce como “Pacto de Gobernabilidad”. Los argañistas volvieron a explotar el sectarismo en su afán de capitalizar cualquier desilusión de los votantes colorados hacia Wasmosy y adoptaron una posición ferozmente antiliberal-wasmosysta frente a la “cohabitación” que llamaron “Pacto de complicidad”. Para bien o para mal, Argaña había decidido adoptar una posición de “espléndido aislamiento” (solo contra todos) con la esperanza de atraer nuevos partidarios, igual que antaño, erigiéndose como el único Movimiento serio que era opositor del gobierno o de
 protesta. Su error de cálculo se evidenció a raíz del ascenso de la “Unión Nacional de Colorados Éticos” (UNACE) de Lino Oviedo, que atrajo los votos de los pobres, marginales y baja clase media, quienes protestaban por el desempleo y la carestía de vida (argumento que tradicionalmente había favorecido a Argaña) y de quienes alentaban sentimientos nacionalistas.
          Luego de “taponada” la candidatura  presidencial de Oviedo por la complicidad de los Miembros de la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, ¿porqué éste (Oviedo) postuló a un candidato tan poco brillante e inútil como Raúl Cubas?: Un hombre tan falto de personalidad como de carácter, incapaz de controlar a su propia mujer y de ganarse la lealtad de sus mismos hermanos, que además no quería ser Presidente de la Rca. amenazando, ante cualquier presión, con renunciar, agitando el cuco de la sucesión del Vice Pte. Argaña.
          Tal vez la respuesta al interrogante anterior habría que encontrarla en el predominio personal de Oviedo que había impedido el surgimiento de cualquier otra personalidad importante; así como la importante cantidad de dinero que aportó el ex–Barón de Itaipú, como también la notable falta de presciencia, esa intuición y “olfato” para prever las situaciones futuras y conocer a la gente, que siempre caracterizó a los grandes Dirigentes y Estadistas. El caso es que Cubas falló completamente en la conducción política y ahondó la brecha con el “argañismo” con lo cual las masas republicanas se hallaron brutalmente divididas, recordando la época de fines del siglo XIX y principios del XX, entre “Egusquizistas” y “Caballeristas” que llevó al Partido a la llanura en 1904 por la traición del Egusquizismo acaudillado por Guillermo de los Ríos (sucesor del ya fallecido Egusquiza) y el entronizamiento del Partido Liberal.
          En cuanto a Argaña, al comienzo estuvo reticente a aceptar ser Vice-Pte. de Cubas, diciendo: “Yo no puedo ser segundo de un Don Nadie”; pero sus a láteres –entre  quienes se encontraban ya personajes duchos en la traición y los sucios enjuagues como Juan Carlos Galaverna, Juan Ernesto Villamayor, José Alberto Alderete y etcs.– le  aseguraron que “el Gobierno de Cubas no duraría seis meses” estando ya en marcha la conspiración que acabaría con él. Esto hizo que Luis María Argaña aceptara, pero sin sospechar que él sería “el pato de la boda”.
          La prisión de Oviedo, víctima de la persecución de Wasmosy que le formó un “Tribunal Militar Especial” para casos de guerra con la aquiescencia siempre de la cómplice Corte Suprema de Justicia, mas el aporte de Argaña, dieron la última “unidad” de los votantes republicanos lográndose la apabullante victoria electoral de 1998 ante la fórmula “Laíno-Filizzola” de la Oposición unida. Pero ya el menguante poderío del Partido Colorado estaba echado: la incapacidad de gobernar de Cubas, la rápida puesta en libertad del Gral. Oviedo, la conspiración “argañista-oposición”, un Parlamento mayoritariamente adverso, la siempre complicidad de la Corte Suprema de Justicia y la descarada como flagrante intervención en los asuntos internos del Paraguay de la Embajadora norteamericana Maura Harty, hicieron que la conjura antioviedista marchase a tambor batiente. Además Cubas y Oviedo se las arreglaron para poner a todas las “fuerzas vivas” en su contra (la Iglesia Católica; Sindicatos Obreros; Campesinos; Estudiantes; Comerciantes y parte de su propia Burocracia y Cuerpo Diplomático) quedándose aislados como la leyenda nórdica de “Canuto contra las olas”, y mostrando una increíble incapacidad de movilizar sus propias huestes.
          “La insurrección es una maquinaria que no hace ruido” dijo León Trotsky, el Jefe Militar de la insurrección de Octubre en la Rusia de 1917, (mientras Lenin era el Jefe general y líder máximo). Así también, calladamente, mientras Oviedo se ocupaba de organizar la “Copa América” a disputarse en nuestro país y Cubas se enzarzaba en fútiles disputas con su esposa, sus hermanos y no concedía audiencia a nadie, ni siquiera a los caudillos, la conspiración insurreccional iba avanzando “sin hacer ruido” con precisión cronométrica con el apoyo de una oposición Liberal-Encuentrista engolosinada por el señuelo de llegar al Poder en un prometido “Gobierno de Unidad Nacional” sin parar mientes en que “el Poder no se comparte”. Con el pedido de Juicio Político, rechazado una y otra vez, ya empezó el “ablandamiento de terreno” (preludio del ataque en el léxico militar) hasta que llegó el “Día D”:  el 22 de Marzo de 1999,  con  una manifestación multitudinaria bien organizada de campesinos (que habían venido por sus propias reivindicaciones) , obreros, empleados públicos nucleados en AFEMOT especialmente, estudiantes, desempleados, curas, monjas, y devotos de la Iglesia capitaneados por el Pa-í Francisco de Paula Oliva –conocido y viejo sacerdote provocador– que ofició una gran misa a la que asistieron ateos y agnósticos reconocidos en primera fila, como Carlos Filizzola entre otros, sin que el gobierno pudiera controlar la situación con una policía mal organizada y torpemente guiada, hasta que el Martes 23 estallaba la “bomba H”: la muerte por atentado del Vice Pte, Luis María Argaña.
           Lo que ocurrió después ya es historia conocida y la renuncia de Cubas a la Presidencia hizo que la facción argañista del Partido se hiciera con el poder desatando la más feroz persecución de la era democrática contra los oviedistas ahondando aún más la división y el debilitamiento partidario hasta que llegó el momento en que éstos se vieron forzados a dejar el Partido Colorado y agruparse en el Partido UNACE. En cuanto al Gral. Lino Oviedo, tuvo que huir prestamente a la Argentina para salvar su vida ya que de lo contrario era hombre muerto.
           Ante la doble acefalía producida, del Pte. y Vice Pte. de la República, Luis Ángel González Macchi, Presidente del Congreso, ocupó la Presidencia provisoria, hasta que nuevas elecciones generales eligiesen al Presidente definitivo para completar el período restante. Pero he aquí que poco tiempo después y en contra de la opinión de los más destacados constitucionalistas de la Nación, por “indicación” de la Embajadora de los EE.UU. Maura Harty (a quien el Senado, en su sesión extraordinaria del 30 de Marzo de 1999, agradeciera públicamente su intervención en los asuntos internos de nuestro Paraguay soberano, en palabras del Senador liberal Luis Guanes Gondra y con el aplauso de todos), la sumisa Corte Suprema de Justicia dictaminó “con certeza constitucional” que no habría elecciones (pues la Harty temía un triunfo del Oviedismo) y, por consiguiente, González Macchi era “ungido” Pte. de la República hasta el año  2003 (¡¡).
              Mientras tanto, ya se había desencadenado la feroz persecución política, con violación de los Derechos Humanos y una verdadera “caza de brujas”, tanto que Asunción parecía otra Salem(3). Porque muy pronto el nuevo poder encontró un Juez prevaricador: Jorge Bogarín, quien prestamente dictó órdenes de detención y prisión para innumerables personas (oviedistas o sospechosas de serlo) y pidió desafuero para Senadores y Diputados oviedistas a fin de que el oficialismo pudiera tener cómoda mayoría en ambas Cámaras. Rápidamente fueron desaforados y apresados  (además de torturados ) los Senadores Enrique González Quintana y Octavio  ( Manolo ) Gómez  y el Senador José Francisco Appleyard; teniendo que huir para evitar igual suerte el Senador Víctor Galeano Perrone y el Diputado Conrado Pappalardo. Otros se salvaron por haber pactado con el gobierno (entre los Senadores), y muchos Diputados porque el oficialismo no disponía de mayoría suficiente en dicha Cámara para lograr los desafueros.
           Ante estos desatinos, más otros que iremos relatando, que estaban llevando al Partido Colorado a una fatal división que recordaba la de los “Guiones“ y “Democráticos”  de antaño, en las décadas de los ’40 y ’50, y al descreimiento, enervamiento y rebeldía de sus bases, el perspicaz dirigente republicano BADER RACHID –entonces Presidente del Partido– hizo oír su voz de alarma criticando la persecución inmisericorde y dándose cuenta muy pronto de la tremenda división partidaria que ella implicaba, expresó que “no era racional estar ‘empujando’ a los oviedistas a que se fueran del Partido”; también el Senador DIÓGENES MARTINEZ decidió enfrentar la situación; y ya en el mes de Mayo de 1999 fundó él “ Movimiento Unión Colorada “, comenzando sin dilación una verdadera “patriada“, con valor y dinamismo, predicando la unidad partidaria por todos los rincones de la República, criticando los hechos vandálicos e injusticias y proclamando que de ganar la Vice-Presidencia –cuya elección debía celebrarse tarde o temprano– reclamaría la presidencia de la Rca. por ser inconstitucional el mandato de González Macchi. La acción audaz, valiente y tesonera de Diógenes Martínez casi dio sus frutos. Si no fuera porque el Gral. Oviedo en su egolatría del exilio no supo comprender que el cese de la persecución del oviedismo y la normalización institucional del Paraguay estribaba en el triunfo de Diógenes, dio, sin embargo, la orden a sus seguidores, que ya se inclinaban por aquél, de no votar en las internas permitiendo el triunfo, otra vez, de su perseguidor argañista.
           Pero mientras Diógenes Martínez proseguía con su “ Saga de Gösta Berling “ ( 4 ) , en el Paraguay se sucedían los hechos, por un lado bochornosos y por el otro pintorescos que relataremos sucintamente para matizar éste análisis. Apenas encaramado al poder, el Pte. de la Rca. nombró al señor William Irrazábal como Director General de Aduanas, produciéndose el caso insólito de que por primera vez desde la transición  ¡decreció la recaudación de dicho ente! González Macchi confesó a Humberto Rubín por su “Radio Ñandutí “, que el nombramiento fue “a pedido de Calé Galaverna“; también dicho extraño fenómeno se registró en otras aduanas, como la de Encarnación; al respecto recordamos el comentario que el finado Dr. Saúl González  ( padre del Pte. de la Rca. ) hizo : “tomaron las Aduanas y algunos se volvieron millonarios de la noche a la mañana“. Era una época de muchos robos menores y corrupción por todas partes y la gente murmuraba: “.... y de todo pica Lucho”. Pero pasemos a lo pintoresco: era realmente triste y risible a la vez observar cómo se arrastraban tanto Liberales como Encuentristas y Argañistas, a los pies de Galaverna, quien habría exclamado que  “ se sentía embriagado con el poder”, sin considerar que la vida es una rueda  ni recordar el proverbio chino: “cuanto más alto es el Bambú más bajo se inclina“. Basta leer en los “Diarios de Sesiones” la “Sesión Extraordinaria” del 30 de marzo de 1999 y de la “ Sesión Preparatoria” del 24 de junio de 1999, de la Cámara de Senadores para reirse o lagrimear. Así, por ejemplo, en esta última, al apoyar la elección para Presidente de la Cámara del Senador Juan Carlos Galaverna, el Senador Francisco José de Vargas dijo: “creo necesaria la presencia al frente del Congreso Nacional de un político que ‘no nada en dos aguas , que no tiene dobles discursos’, que es claro en su discurso y coherente en su postura” ( sic ) … y la Senadora Elba Recalde: “…en honor a una persona que es capaz de actuar de frente y decir lo que siente sin andarse en vueltas o ‘meneos extraños’ al concepto final de la política… por esa coherencia y por esa postura… apoyo la candidatura…”, pero la palma de la adulonería se la llevó el locuaz Senador Euclides Acevedo: “… hablar de las cualidades de Juan Carlos Galaverna puede resultar la ‘solemnización de lo obvio’… conviene recordar que ‘desde los tiempos de Hernandarias o de las conspiraciones de Antequera’, no ha surgido una espada parlamentaria más filosa y más brillante que DON JUAN CARLOS GALAVERNA. Muchos dicen que es tribuno, otros dicen que es gladiador, pero tanto como tribuno o gladiador, ‘es temible para pícaros y para incautos‘. Es un alfarero de la palabra, la acaricia, la besa, la fatiga pero no la abandona porque no se fuga del pensamiento; al contrario, el pensamiento lo persigue obstinadamente…. Todas estas cualidades hacen que ‘sea motivo de temor y admiración su presencia y sobre todo su palabra’… profundamente paraguayo, como diría Juan Sinforiano Bogarín…. Es un hombre que, aunque busque la paz, ésta le aburre, al contrario, crece y se agranda en la crisis…. ‘Si hubiera estado en la guerra el Cnel. Franco lo hubiera contratado como fusilero de su Cuerpo de Ejército’…. Pedimos por una necesidad histórica…. La armonía y la ingeniería política exigen que Don Juan Carlos Galaverna continúe al frente del Congreso”.
                Hay muchos más ditirambos laudatorios, pero con esto es suficiente para ilustrar el carácter de los “chupamedias”.

3.- LA C.B.I.

             Mientras estas ridiculeces se sucedían en el Senado, fuera arreciaban las persecuciones, las detenciones arbitrarias, las prisiones y el exilio de colorados, turbas violentas alcoholizadas atracaban Gobernaciones, Municipalidades y Seccionales, desgastando terriblemente al Partido, y para cohonestar todos estos desmanes, el Congreso Nacional conformó una “Comisión Bicameral de Investigaciones” (CBI) por Resolución Nº 219 de la Cámara de Senadores del 8 de Abril de 1999, y la Resolución Nº 187 de la Cámara de Diputados del 22 de Abril de 1999. El propósito evidente era culpar del asesinato del Vice Pte. de la Rca. Dr. Luis María Argaña al sector “oviedista” del Partido y, por sobre todo, en un largo mamotreto, realizar un “informe analítico” destinado a demostrar el carácter “Nazi-Fascista” del sector colorado perteneciente a UNACE con el fin de lograr su proscripción y el desafuero de sus parlamentarios.
           El “Informe Analítico de Investigación” constaba de 83 páginas e indudablemente fue elaborado por intelectuales, aunque no politólogos, (pues la ignorancia e inexactitudes en que incurren no son propias de versados en Ciencia Política). Así, en sus citas de apoyatura solo recurren a comentarios de tercera mano como los de Hannah Arendt, Pierre Aycoberry, Pierre Milza y otros sociólogos que escribieron entre 1972 y 1987, pero ni mencionaron a los auténticos y primigenios ideólogos del Nazismo como Alfred Rosenberg (“El Mito del Siglo XX”); Carl Schmidt, el filósofo político más importante del Tercer Reich (“Estado, Movimiento [Partido] y Pueblo”; Hamburgo, 1933), Otto Dietrich (en el “Völkische Beobachter”, 1935), Ernst Krieck, uno de los portavoces más representativos del Nacional-Socialismo (en su periódico “El Futuro del Pueblo” publicó un artículo intitulado “El Idealismo Alemán a través de las Edades de la Historia”, Leipzig, 1934); tampoco al filósofo más importante de Alemania de ese período, Franz Bohm (“AntiKartesianismus”; Leipzig, 1938) ni a Hans Heise (“Idee und Existenz”, Hamburgo, 1935), y no se dan por enterados del anti-Hegelianismo Nazi-Fascista como cuando Carl Schmidt declaraba que “el día que Hitler subió al poder, Hegel, por así decirlo, murió” (“Concepto de lo Político”; Munich, 1933). Y nuestros sesudos “analistas pseudo-politólogos” se olvidan completamente del neo-idealismo italiano y su afinidad con el fascismo, así como de citar a Sergio Panuncio, el teórico oficial del Estado Fascista (“Teoría General de los Estados Fascistas”; Berlín, 1934) y al gran filósofo del Fascismo Italiano: Giovanni Gentile (“Fondamenti del Fascismo”; Zurich, 1930; y “Teoría Generale dello spirito come atto puro”; Florencia, 1944), amén de cometer una “gaffe” de ignorancia sensacional: En la Pág. 21 de su “informe” tildan al escritor italiano Curzio Malaparte de “Fascista” cuando es de todos sabido (excepto por los ignorantes) que Curzio Malaparte, si bien al principio de su fundación simpatizó con el Movimiento de los “Fascio”, antes de un año ya se volvió furibundamente anti-fascista, lo que le valió varios años de confinamiento en la isla de Lípari y el encono de Mussolini, que lo tuvo encerrado mucho tiempo en la Cárcel de “Regina Coeli” en Roma, hasta expulsarlo de Italia, pasando Malaparte a errar por Europa como Corresponsal de Guerra. Basta leer dos de sus obras más famosas: “Kaputt” y “La Piel” para palpar todo el desprecio y odio que este escritor sentía por el Fascismo. El “informe”  de marras, escrito con tanta mala fe como ignorancia, se atribuyó, entonces, en el mismo Congreso Nacional, a MILDA RIVAROLA y JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ; y, para su escarnio, lo firmaron: el Senador Luis Alberto Mauro (Presidente de la CBI); Diputado Luis A. Becker Genes (Vice-Presidente); Diputado Luis Alberto Mendoza Correa (Relator); Senador Miguel Ángel Ramírez (Miembro); Senador Juan Carlos Ramírez Montalbetti (Miembro) y el Diputado Julio Perrotta Cariboni. Aquí dejamos sus nombres para que la historia sepa quiénes encabezaron el intento de destrucción de sus colegas.

            4.- EL LEGADO DEL GOBIERNO
DE GONZALEZ MACCHI.

           Con los “próceres” que componían su gobierno, González Macchi no podía ser sino el peor gobernante de la transición, y la situación del país y del Partido Colorado, desesperante. El PBI arrojaba resultados negativos año tras año, la economía estaba estancada sin visos de despegar y el desempleo  rampante. Solo Lucho y su pandilla prosperaban pero no se ganaba el Presidente un mínimo de respeto de la población; su fama de dipsómano era la comidilla y burla de toda la prensa y sus torpezas y falta de personalidad en general, hacían el resto. González Macchi y sus socios colocaron al Partido Colorado en un tobogán hacia la llanura y al Paraguay como “el furgón de cola del convoy Latinoamericano”(5). En el plano internacional demostró una debilidad endémica en la cuestión de Itaipú ante Brasil y de Yacyretá ante Argentina; en lo respectivo al MERCOSUR la opinión pública consideraba que equivalía (sus resultados) a vender la independencia y la soberanía nacional a un conglomerado supranacional de Estados y grandes empresas comerciales. El Paraguay continuaba siendo –como hasta ahora– el país más aislado y aislacionista de América del Sur.
           El antaño poderoso Partido Colorado, con las deserciones masivas como los más de 300.000 colorados que pasaron a formar el Partido “Unión Nacional de Ciudadanos Éticos” (UNACE) y un faccionalismo patente, había quedado reducido, para el año 2003, en prestigio e influencia, al Parlamento y Municipalidades con algunas Gobernaciones, sosteniéndose apoyado en parte
de la Oposición (Encuentro Nacional), amargamente hostil a aquél pero sin más alternativa que hacer transacciones con él. El Partido Colorado ya no era muy intimidante ni muy escuchado; debía negociar sus condiciones desde una posición de debilidad, y el repertorio de beneficios políticos que podía ofrecer era bastante limitado. El Partido Colorado estaba plagado de oposición interna, y ningún esfuerzo (si lo hubo) del grupo de Lucho y Calé fue capaz de contener el crecimiento de rebeldía interna ante la decadencia del Partido y el corrupto liderazgo. La propagación de la ideología ya no se realizaba o se la hacía débilmente y con menos convicción que nunca, por la incapacidad del liderazgo oficial para emprender la reforma del Partido, y la mitología de la infalibilidad de la dirigencia estaba muriendo, cuando llegaron las elecciones de ese año 2003.

5.- A NICANOR LE TOCÓ BAILAR
     CON LA MÁS FEA.

           Ésta era la fisonomía del Partido y del País que encontró Nicanor Duarte Frutos a pesar de ganar cómodamente los comicios gracias a una enérgica campaña electoral durante la cual –y aún un par de años antes– se  colocó en oposición al gobierno, y también a los errores de una pálida Oposición que se presentó dividida. Y enseguida puso manos a la obra: puso sordina a la  influencia de Galaverna (ya no preguntaba por teléfono, como Lucho, antes de una reunión: “¿Qué tal está el espíritu de Calé?), trató de unificar al Partido Colorado manteniendo la Presidencia del mismo por un tiempo prudencial, hizo una “barrida” de cambios en la Administración Pública, e internacionalmente inició una suerte de “apertura a sinistra” invitando al mismísimo FIDEL CASTRO a su asunción de mando. Cesaron las persecuciones, fueron liberados los presos políticos y se intentó una drástica reforma del Poder Judicial, siendo defenestrados mediante Juicio Político los corruptos cómplices Miembros de la Corte Suprema de Justicia. En lo económico, por primera vez en muchos años, el PBI registró un crecimiento anual del 4,5% y la genteempezó a recobrar la confianza respondiendo a la pregunta de si cómo les  iba: “de lujo y mejorando”. Pero  el  daño causado  era demasiado intenso y profundo que Nicanor hubiera necesitado “las hazañas de Hércules” para remediarlo completamente, además de una habilidad política y capacidades intelectuales y cualidades morales superlativas que no poseía.
           Y la euforia inicial empezó a decrecer después de la segunda mitad del gobierno de Duarte Frutos: el problema de la Reforma Agraria y de los campesinos sin tierra, con las ocupaciones que conllevaban se volvieron insolubles, así como el contrabando y las trabas impuestas a la circulación de nuestros productos por nuestros “socios” del MERCOSUR; tampoco la reforma judicial avanzó como se había esperado; para más Nicanor empezó a ser atacado ferozmente por los Medios de Comunicación Masiva que antes lo habían promocionado mucho durante toda su carrera política.
            Los medios de comunicación masiva fueron muchas veces injustos con Nicanor y el Partido Colorado. Los Nacionalistas Republicanos eran satanizados y caricaturizados presentándose, erróneamente, al Gobierno de Duarte Frutos como algo autoritario, todavía similar al stronismo, catalogándoselos como dos casos equivalentes de extremismo autoritario. Por otra parte, el Partido y su Presidente fueron devastados por “la dictadura de las encuestas de opinión” para las campañas electorales que ya se avecinaban. Grandes masas de votantes colorados, políticamente inmaduros, se habían perdido a causa del argumento opositor que señalaba imprescindible “votar en forma útil”, reforzado por la unidad, cada vez más estrecha, entre , la Izquierda y los Independientes.
           Aquel “Programa Común” del “Gobierno de Unidad Nacional”, fruto del “Marzo Paraguayo”, constituyó un error programático y estratégico pues ofrecieron la solución a todos los problemas, resultando un gran fiasco que González Macchi y Galaverna acrecentaron, recogiendo Nicanor sus consecuencias que resultaron muy caras. Sin embargo, siempre es superficial atribuir los cambios significativos a largo plazo de la sociología política a los grandes líderes. Estos necesitan una situación propicia y la posibilidad de que sus éxitos y fracasos sean duraderos depende de un entorno que ellos no han creado.
           En un libro que este autor escribió hace 15 años señaló que era válido pensar en el Partido Nacional Republicano como una organización política-cultural-social edificada sobre sus cuatro “rostros” o funciones distintivas: como vanguardia política, como contrasociedad, como partido de gobierno y como tribuna de los desvalidos (esto último desempeñando el papel de “partido-comunidad política” y, principalmente, genuino defensor de los intereses populares). Allí explicamos que al contemplar esa compleja simultaneidad, los puntos de apoyo internos y las contradicciones globales, era posible entender tanto las líneas de su fortaleza y debilidad como la autenticidad y la ficción del coloradismo sin tener que recurrir a imágenes caricaturescas del partido, en una u otra de sus funciones, según nuestras propias ideas preconcebidas o premisas políticas. El Partido Colorado no es simplemente de insurrección revolucionaria con dos rostros “in maschera”, ni una potencia, después opositora, satisfecha en su “espléndido aislamiento”, ni una tribuna popular un tanto incomprendida, que bajo su apariencia áspera y fanática esconde un corazón de oro.
           Al examinar el pasado se advierte que los años 1947-1958 pudieron haber sido una especie de edad dorada del coloradismo republicano. En esa época sus grandes éxitos de organización se combinaron con las satisfacciones de sus posibilidades de profundas realizaciones políticas y un real poder partidario a pesar de un ambiente de guerra fría ideológica (Guiones contra Democráticos), uniendo la posición de “espléndido aislamiento”, al margen de la aristocrática sociedad liberal derrotada, con la “calidez partidista de una sólida camaradería”. “Es bueno saber que estamos juntos”, declaraba Epifanio Méndez Fleitas entre atronadores aplausos de los masivos asistentes a sus mítines. Estos sentimientos de los años cincuenta son recordados para plantear el argumento de que al Partido le falta hoy esa cohesión que da la hermandad, la camaradería.
           Nicanor Duarte Frutos, dándose cuenta hacia el final de su mandato de la hecatombe que se venía (y comprendiendo lo que hemos señalado) se lanzó a una agresiva campaña contra la prensa y el divisionismo partidario, tratando de que esas masas, cada vez más desencantadas y díscolas, volvieran al redil del liderazgo con disciplina consciente. Pero era tarde ya, y a pesar de que la cantidad de afiliados continuaba incrementándose de forma inexplicable, la puja polarizada y terriblemente “sangrienta” entre ambas duplas de candidatos a la Presidencia mas el fraude perpetrado contra el candidato Luis Castiglioni,  selló la suerte del Partido Colorado, y  los cantos de las sirenas encantadas de una oposición, unificada detrás de un demagogo carismático, y el fanatismo de los faccionalistas del partido, llevaron la situación al callejón sin salida de la derrota electoral y la caída en el naufragio del escollo de “Escila” y el remolino de “Caribdis”, quedando Nicanor con el estigma de ser el responsable de cuyas manos cayó del Poder el Partido Nacional Republicano.

           6.- EL PARTIDO NACIONAL REPUBLICANO
        EN LA LLANURA.

           Después de la caída, ¿cuál era la situación del Partido Colorado en materia de reforma de despliegue y estructura de funciones? El problema radicaba en los contenidos y en las vías para lograr su transformación. Pero, ¿cómo desmontar un aparato tejido por tantas redes corporativas de interés y poder?, ¿cómo lograr su reforma sin que se generen signos de inestabilidad como los que se viven todavía ahora?, ¿cómo enfrentar la larga tradición de “gatopardismo” que impulsa cambios para que todo siga igual o peor?, ¿cómo renovar 65 años de cultura política acostumbrada al “autoritarismo dosificado” y al clientelismo perfecto del Coloradismo-Gobierno?. Por lo pronto, para  tener un acercamiento prospectivo a la difícil ruptura del modelo Partido Colorado-Gobierno, que con la derrota se dio, vale la pena apuntar cuáles son los elementos que incidían sobre la crisis del Partido en la llanura y dificultan su transformación.
               1. Pérdida de su hegemonía y su función como vanguardia política:
               Hasta hace unos años antes de su caída, el Partido Colorado controlaba todo: los tres poderes de la Rca. (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), los grupos de interés económico y las principales organizaciones sociales. Era una hegemonía plena en el terreno político y casi sin rival digno de ser tomado en cuenta en el terreno social e ideológico. Desde la crisis del modelo económico durante el quinquenio “Wasmosy-Seifart”, la debacle del Partido comenzó a darse en el terreno de la legitimidad y la credibilidad (de ahí el surgimiento de la figura de Oviedo y UNACE). En el año 2002 se registró la más importante escisión en el seno del partido oficial con la salida de la corriente “oviedista”. El Partido Colorado, por primera vez en su historia de poder contemporáneo, estuvo en riesgo real de perder la elección presidencial y, por ende, el control del pilar del sistema político paraguayo; el Poder Ejecutivo y la estructura clientelar tradicional del Partido se enfrentaron a un rival nacido en el seno del propio gobierno: UNACE. La pérdida de hegemonía colorada se agudizó en el quinquenio de Duarte Frutos porque la sociedad ya no legitimaba el modelo oficial y buscaba alternativa, porque el Partido Colorado seguía (y sigue) dando la impresión de ser un partido reaccionario, derechista, opuesto a todo cambio moderno y aferrado al pasado. Como ejemplos bastan unos botones de muestra: los Parlamentarios colorados se opusieron a una reforma fiscal y al Impuesto a la Renta Personal; no respondieron a la necesidad de una Reforma Agraria y en una época que todos los medios de comunicación internacionales mostraron, con lujo de detalles, la competencia por las elecciones generales en Venezuela con entera libertad para la oposición, los parlamentarios colorados, yendo en contra de todos sus socios del MERCOSUR siguieron aferrados a su negativa a la incorporación venezolana al mismo “por ser una dictadura donde no hay el mínimo de libertad”(sic), postura adoptada también por la Junta de Gobierno de la A.N.R.; y se sigue manteniendo la ficción de reconocer a Taiwán en detrimento de China, yendo a contramano de la historia y de la realidad política mundial. El Partido, (o mejor, su Dirigencia) era considerado como un parásito burocratizado de la política que ha perdido la capacidad de pensar estratégicamente por sí mismo.
               2. Pérdida de identidad y su función como partido de gobierno:
               La crisis del modelo de desarrollo que se desató en los últimos decenios, también derivó en una pérdida de identidad del Partido Colorado, que en la llanura era más notoria. Se necesitaba (y se necesita) una selecta élite de nuevos políticos, surgidos no solamente de la burocracia partidaria sino surgidos también del entorno tecnocrático, aunque fuese escasa o nula su carrera dentro del partido, que pugnen por el nuevo modelo que se necesita urgentemente; pero esto encuentra a su principal rival en la propia identidad del Nacionalismo Republicano. Si bien no se puede hablar de una ideología ortodoxa que rigiera al coloradismo, sí se pueden mencionar ciertos elementos que le daban identidad política e ideológica al partido: nacionalismo, agrarismo, Estado tutelar que generaba clientelismo, estrecha relación Iglesia-Estado, proteccionismo económico, entre los principales. Pero el cambio de modelo, si no se lo realiza con prudencia, paciencia e inteligencia, carecerá de arraigo intelectual y social dentro de las filas republicanas y no será producto de un movimiento social sino de una imposición vertical operada desde la élite.
           En cuanto al papel que ha desempeñado en el gobierno el Partido Colorado, es una historia más compleja. En varios estudios serios fue posible sintetizar varias encuestas donde se demuestra que los gobiernos locales colorados han sido a menudo eficaces y que la población de sus respectivas localidades así lo ha considerado. Sin embargo, la imagen de los colorados como dinámicos proveedores de servicios sociales se ha desdorado en cierta medida en los últimos años a causa de los problemas relativos a las poblaciones marginales migrantes, también por la “usura del poder” tan común en todos los partidos que gobiernan durante largo tiempo y, en ciertos casos, por el fraude electoral.
           En lo que se refiere al gobierno de nivel nacional, los resultados de las encuestas de opinión realizadas en los últimos 10 años demostraban que la opinión pública paraguaya consideraba que el Partido Colorado era cada día menos capaz de desempeñarse en forma útil como partido de gobierno. Es que la acumulación de errores políticos indicaba que se trataba de un liderazgo anquilosado que había perdido el contacto fundamental con la realidad política y necesitaba una reforma urgente de liderazgo y estructura.         
3. La crisis del corporativismo y de la función como tribuna del pueblo:
               El Partido Colorado que ganó el poder en 1947, era un producto típico de los modelos corporativos que estuvieron en boga en los años cuarenta: el leninismo, el nazi-fascismo, el social cristianismo. La traducción colorada de esta mezcla corporativa fue el propio modelo de “Gobierno policlasista” que, en su momento, tuvo un sustento social inusitado, producto de las reformas emprendidas durante aquel período pre-stronista, y continuado por Stroessner. Este modelo corporativo, acompañado de una fuerte dosis de autoritarismo gubernamental, comenzó a quedar desfasado frente a la sociedad paraguaya
mucho antes de la caída de Stroessner en 1989. Las corporaciones sindicales, campesinas y urbanas que funcionaban como las “correas de transmisión” del Partido Colorado frente a la sociedad, se convirtieron en filtros antidemocráticos y elementos de control sobre el pueblo que perpetuaban un modelo de Partido de Estado. Pero el crecimiento y la mayor participación de la clase media influyó decisivamente en esta crisis. Junto con ella, la conformación de nuevos organismos sindicales, campesinos y urbanos, que ya no dependían del Partido Colorado y que no funcionaban como organismos clientelares al servicio del gobierno, generaron una fuerte corriente que abogaba por la democratización política y el fin del control colorado que desembocó al final en la caída del mismo.
           El Partido Colorado ha fracasado también  en el desempeño de la función de defensor del pueblo. En efecto, el partido ha perdido en los últimos años una porción considerable de su clientela como “tribuna popular”(los individuos que se encuentran en desventaja o se sienten amenazados por la sociedad). Muchos votantes que normalmente habían respaldado al Partido Colorado, se pasaron al bando de los “oviedistas” o de la izquierda y la “Alianza patriótica para el cambio”, porque éstos hablaban en nombre de varias causas relativas a problemas concretos y las minorías.
             


 4. La reforma fallida y la función como contrasociedad:
               Durante el decenio que ha culminado, el Partido Nacional Republicano ha ido en picada vertiginosa. No se cumplió la promesa de democratizar los métodos de selección de dirigentes colorados más que en mínima medida, ni el desmantelamiento de las “listas sábanas”; el coloradismo se quedó sin un programa ideológico coherente (pese a que en el Estatuto Partidario se prevé obligatoriamente un “Congreso Ideológico” cada diez años) y la nueva estructura partidaria de la llanura era un enredo tan complicado que nadie se la tomaba en serio.
           Llegamos en último término al problema de la decadencia de  la famosa “contrasociedad colorada” a la cual hay que analizar profundamente pues ha sido una de las fuentes de poder del partido. La “contrasociedad” se apoyaba en un núcleo agrarista opuesto al  “chuchaje” aristocrático liberal, que aportó, tanto el entorno cultural donde floreció  con  más pujanza  el coloradismo paraguayo, como los elementos militantes quese convirtieron en los caudillos y burócratas integrantes del aparato partidario; en este caso nos referimos al destino mismo del Partido Colorado. “El coloradismo es una sub-cultura” decía Domingo Rivarola en su “Revista Paraguaya de Sociología”.
           La reciedumbre demostrada por el Partido Colorado durante seis decenios en la política paraguaya, provenía del hecho de que el movimiento republicano de nuestro país constituía una auténtica comunidad política y cultural (vale la pena repetirlo). El Partido era la expresión política de un movimiento de masas imbuido de un entusiasmo militante; fue también un fenómeno genuinamente nacional, una contracultura de los nacionalistas paraguayos contra la mentalidad al estilo Legionario, cuya doble lealtad (al país y alexterior) representaba el último desafío partidista de gran envergadura a la legitimidad del sistema nacionalista republicano del Paraguay.
           Ahora, ¿cómo se produjo la desintegración de la identidad agrarista, dogmáticamente campesina, del coloradismo? Es verdad que aun cuando sagaces observadores habían detectado desde hacía años ciertos indicios de inestabilidad en la sociología política del Partido Colorado, su desastroso deterioro efectivo empezó apenas en 1998. La explicación más habitual es que parte de su declinación obedece a factores estrictamente políticos e ideológicos que nosotros ya hemos analizado. Además el desafío Encuentrista de Caballero Vargas que no se supo valorar en toda su magnitud en 1993; y más de diez años después, la estrategia misma de la unión de la Izquierda con el Liberalismo, en un “pacto contra natura”, que fue apropiada para atraer el voto de las mayorías, pero cuyas ganancias provienen del centro y pueden producirse a expensas de los electores situados en posiciones más extremistas; también el énfasis de las elecciones presidenciales del 2008 en el magnetismo personal del candidato –que la Candidata del Partido Colorado no tenía– en lugar de poner de relieve el atractivo del Partido (o los Partidos) o su programa; y el derrumbamiento del prestigio del gobierno colorado en la opinión pública. Todos estos son, en cierto sentido, desafíos no encarados adecuadamente o errores gruesos cometidos por el clan gobernante.
           En una sociedad que va modernizándose aceleradamente, con la migración constante de los campesinos a la ciudad y la mejor información por el gran desarrollo de los medios de comunicación masiva, el deterioro del coloradismo tradicional debe entenderse también como el resultado de problemas más profundos que han afectado,  en mayor o menor grado,  a  todos los partidos tradicionales de Latinoamérica; y es importante interpretar esta situación como una crisis –quizá definitiva– en  el corazón mismo del fenómeno colorado, es decir, en la identificación del coloradismo con la clase campesina.
          En las últimas décadas el Partido Nacional Republicano trató de atraer, tanto a sus viejas comunidades militantes como a la nueva generación cuyas actitudes tanto influyen en el advenimiento de los acontecimientos, pero continuó retrayéndose políticamente a su propia fortaleza y adoptar en el plano social el “espléndido aislamiento” que identificaba como la identidad misma del coloradismo. Con esto, los dirigentes hundieron al Partido, no solo en lo político sino también en lo social. Sin embargo, se podría considerar que actuaron así porque se convencieron de su incapacidad de adoptar cualquier otra identidad que no fuera la que siempre los había caracterizado y la que les abrió las puertas para su propia movilidad ascendente al poder, si bien esto no los justifica en absoluto. Si no surgía algún evento o extraordinaria personalidad imprevisible, el coloradismo seguiría siendo un partido de llanura en vías de desaparecer en el escenario político como opción de Poder.

N O T A S.
                      
(1)            Soler; Juan José: “Hacia la Unión Nacional”; pp. 60-64; Bs. Aires, 1943.-
(2)            “Escila” y “Caribdis”: Cuenta Homero en la “Odisea” que, cuando Odiseo hizo su viaje de regreso a Ítaca, luego de terminada la guerra de Troya, periplo que duró 10 años, debía pasar por un lugar donde sirenas encantadas emitían cantos tan dulces y mágicos que hacían desviar de su ruta a los navíos, llevándolos a estrellarse contra el escollo de “Escila” para terminar siendo absorbidos por el remolino de “Caribdis”, donde se hundían.
(3)            Alusión a la obra “Las Brujas de Salem”, basada en un hecho histórico ocurrido en la localidad de Salem (Massachusetts, EE.UU.) en 1688, cuando fueron quemadas por “brujería” muchas mujeres y se desató una verdadera “caza de Brujas” con feroz persecución.
(4)            “La Saga de Gösta Berling”: obra de la escritora sueca Selma Lagerlöff (Premio Nobel de Literatura en 1903) que narra la leyenda de un hombre, imbuido de una misión, que recorre el país predicando su verdad, soportando toda clase de obstáculos.
(5)            Frase de Anselmo Jover Peralta, escritor y político febrerista, en “El Paraguay Revolucionario”; Buenos Aires, 1946.-


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