LA VERDAD SOBRE ADOLFO SUAREZ
La muerte del artífice de la Transición
Española ha dado lugar, entre otros, a dos artículos aparecidos en el
Diario ABC COLOR: uno de José
Antonio Moreno Rufinelli, muy frívolo y carente de profundidad y análisis
político y socioeconómico de su pensamiento y accionar; se pierde en lugares
comunes y una horrible superficialidad. Eso fue todo lo que pudo brindarnos el
“intelectual” ensalzado a menudo por los medios de comunicación (Sábado 29 de Marzo ppdo.). El otro, una entrevista del afamado
periodista Hugo Ruiz Olazar a un conocido de Suárez, el empresario español
Ignacio Ibarra (Domingo 30 de Marzo), adolece del mismo defecto: solo se
pierde en anécdotas personales sin un examen a fondo de su política y
personalidad. Trataremos aquí de desarrollar lo faltante.
Quien esto escribe tuvo la
oportunidad de dialogar extensamente con el Dr. Suárez en 1994, ocasión en que el mismo visitó el Paraguay y dio
una Conferencia magistral en la Cámara de Senadores de la Nación –sita entonces
en el Cabildo– donde abundó en temas de la transición democrática en la España
postfranquista. Explicó con claridad su esfuerzo por transformar el Régimen
Franquista de Partido (Falangista) o Movimiento (“Movimiento Nacional”) único
en un sistema pluripartidista moderno, con la misión de superar los desencuentros
que habían ensangrentado España durante décadas, proponiendo un proceso que
vino a llamarse de “Reconciliación Nacional”.
El importante periodista
internacional Eloy Pardo rescata cosas interesantes de Suárez y dice al
respecto: “La lucha de intereses fue brutal. Pues mientras algunos quisieron
realizar enormes cambios por la vía rápida, la Presidencia de Adolfo Suárez, un hombre procedente del
“Falangismo Social” pero con antecedente Republicano por
parte paterna, sorprendió a propios y extraños defendiendo la independencia de
criterio española dentro de un nuevo marco superador de la Dictadura. Todo
el mundo debió ceder para lograr un equilibrio y ello fue logrado por un
político que se asemejó al Dirigente francés Charles De Gaulle”.
En su célebre discurso electoral del 13
de Junio de 1977: “Puedo prometer y prometo”, Adolfo Suárez remarcó “no estar ligado a ningún sector
privilegiado” y desear una “síntesis de esas dos Españas de ingrato
recuerdo”. Recalcó que no era “un engañador ni de izquierdas ni de derechas”
sino que asumía una mezcla entre conceptos usualmente ligados a unos o a otros.
“Creemos que España se debe construir
con la colaboración de la Derecha y la Izquierda, aunque defendemos un modelo
de sociedad diferente”, dijo en la conocida alocución.
En los años que siguieron se notó
claramente que la “Batalla por la
Democracia” era, para algunos, una
excusa perfecta para la transformación de los sectores nacionalizados de la
economía hacia un marco de grandes
privatizaciones, con mayor predominio del Capital Financiero (sector
Bancario-Crediticio). “Y de paso” –acota nuestro citado periodista internacional Eloy Pardo– “convertir el Poder Político de turno,
no en un actor económico primordial, sino en comparsa de las decisiones de
Gabinetes ajenos al interés del Estado-Nación. Generar, en definitiva, una orientación hacia el modelo de Estados
Unidos. Tal orientación quedó sellada y confirmada con la llegada al Poder de Felipe González y José María Aznar, que dieron a su política el enfoque liberal
claramente inspirado por el American way
of thinking (modo de pensamiento
Norteamericano)”.
Como vemos, no era, pues, Adolfo Suárez con sus ideas, el
Presidente “adecuado” para seguir en el mando. Debía ser apartado, dimitir o
ser depuesto por cualquier medio, incluyendo las mociones de censura, la
sublevación de sus propios Ministros, la subversión probablemente financiada
desde el exterior, incluyendo el terrorismo, tanto de extrema izquierda como de
ultraderecha, y, finalmente, un auténtico golpe de Estado que fue realmente lo
que provocó su dimisión.
Y es que Adolfo Suárez fue un firme e irreductible sostenedor del NO
ingreso de España en la ORGANIZACIÓN DEL TRATADO DEL ATLÁNTICO NORTE (OTAN) con todo lo que ello comportaba.
Se propuso salvar la crisis económica de aquél entonces sin ceder a las
presiones externas ni recurrir al FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI). Pagó su
audacia y patriotismo con un aislamiento casi total y la frontal oposición de los
Socialistas del PSOE de Felipe González. Conviene recordarlo
precisamente ahora, pues son pocos –como ya hemos visto– los que dan relieve a
este tipo de datos. “--El Líder de la Unión de Centro Democrático (UCD), posteriormente Centro Democrático y Social (CDS), se
resistió activamente a integrar el Estado que presidía en unas estructuras que
conllevaban el aumento de la deuda externa e hipotecas sociales insoportables.
Lo mismo sucedió, en su momento, con Charles
de Gaulle” (Eloy Pardo: ibídem).
Estos problemas, que venían arrastrándose casi desde el comienzo de su
Presidencia, llegaron años más tarde inclusive al terreno personal. Tal es así,
que en una campaña electoral posterior, en 1986, Suárez denunció: “Yo también tengo problemas con la Banca”, la
cual le negó créditos para financiar aquellas elecciones. Y a renglón seguido
también denunció las políticas económicas del PSOE: “Los Socialistas han
seguido una política orientada por el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, con lo que
han aumentado sustancialmente los beneficios de la Banca. La Banca nos ha dado
la espalda, lo que quizás obedece al hecho de que el CDS no se pone de rodillas
ante ella. Me enfrenté a los que querían hacer una España para ellos solos, y
no una España para todos".
Además de su oposición respecto a la OTAN, tanto Suárez como De Gaulle se
distinguieron por una postura amistosa para con los países árabes, y por ello
optaron por no mantener relaciones diplomáticas con Israel dominado por un beligerante Sionismo.
Sus adversarios, que gobernaron España después del “Golpe de Estado” -que al fin causó su dimisión- del 23 de Febrero de 1981, priorizaron en su agenda todo
lo que Adolfo Suárez, muy maltratado
entonces por la Prensa, mantuvo con firmeza.
Y como remata nuestro citado Eloy Pardo: “--Suárez y De Gaulle entendieron
que el interés nacional, especialmente en momentos de urgencia, no se construye
sobre la base de la exaltación de antagonismos ideológicos y territoriales,
sino con la participación conjunta de los más significativos sectores
populares. Comprendieron la importancia de la influencia Sindical entre los
trabajadores. Los dos personajes hicieron de la elaboración teórica un arte
para superar visiones maniqueas que se suponía debían tener”. El Presidente Francés “vencido”, según los “Poderes Fácticos”, por la primavera de Mayo del 68, fue
sustituido por un miembro de su propio Gabinete: Georges Pompidou, apoderado de la
Casa Rothschild; y en España, el Diario “El País”, tras la dimisión de Suárez en 1981, anunció en
grandes titulares: “La Banca apuesta por Leopoldo Calvo Sotelo”. Su carrera
política, moderada y centrista, pero demasiado innovadora e independiente, fue
truncada por los Poderes e Intereses que ahora gobiernan España (con los
resultados que observamos) y simulan llorarlo.-
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