LA VERDAD SOBRE UCRANIA
De acuerdo a la información que los
Medios de Comunicación Occidentales nos brindan sobre Ucrania, este es “un
pueblo homogéneo que lucha por su libertad y unidad” y nada está más lejos de
la verdad; pues lo que pasa es que en Ucrania
habitan al menos dos pueblos con orientaciones geopolíticas, estratégicas,
culturales y religiosas contrarias: No existe un solo pueblo
Ucraniano. Es un nombre genérico basado sobre el criterio territorial.
Los Ucranianos son literalmente “los habitantes de Ucrania” que en eslavo
significa “provincia”, “lugar de tránsito”, “tierra fronteriza”. Hasta el 8 de
Diciembre de 1991 en que se firmó el acuerdo de la “Comunidad de Estados
Independientes” (CEI) Ucrania nunca había sido una Estado independiente y
soberano ni una Nación homogénea en toda su milenaria historia. Desde que
alrededor del año 900 Rurik (de cuyo nombre deriva Rusia) tomó el poder en el
Principado de Novgorod y luego lo extendió hacia el oeste en Ucrania, sus
descendientes, para administrar mejor el Principado, fijaron su Capital en Kiev,
que se denominó el “Rus de Kiev”, que
duró hasta principios del siglo XIII cuando el empuje de las hordas de Genghis
Khan lo desmoronó con la dominación que su nieto Batu impuso sobre casi todos
los pueblos eslavos y amenazó a Occidente. Luego advino Tamerlán quien dejó
como “legado” la dominación de la “Horda
de Oro” hasta que para fines del siglo XV (1480) ésta languideció y fue
derrotada por los Polacos que luego formaron con Lituania la “Unión de Lublin o
de Los dos Reinos” en 1569. La dominación polaca sobre toda Ucrania se quebró
en 1648 por la rebelión de los Cosacos Zapórogos –dirigida por el Hetmán Bogdan Chmielnicki– que después de
algunas victorias iniciales, viéndose a punto de ser derrotados por Polonia
pidieron ayuda al Zar Alejo de Rusia, ofreciéndole prácticamente el dominio de Ucrania Oriental por el “Tratado de Pereyaslav” del 18 de
Enero de 1654. Esto provocó la Guerra Ruso-Polaca que terminó en 1667 con el “Tratado de Andrussovo” por el cual
Polonia cedió Esmolensko, Kiev y la Ucrania
del Este a Rusia. Ello duró hasta la “Primera Partición de Polonia” en 1772
entre Prusia, Austria y Rusia, por la cual la Ucrania Occidental, que todavía seguía siendo Polaca, pasó a poder
del Imperio Austríaco, mientras que
la Ucrania Oriental, agrandada con
más porción territorial, y la Ucrania
del Sur, quedaron a la soberanía del Imperio
Ruso. Esta situación continuó así hasta el final de la 1ª Guerra Mundial en que
al derrumbe del Zarismo la Ucrania Oriental tomó decisivo partido por los
Bolcheviques durante la Guerra Civil, convirtiéndose en 1920 en la “República
Socialista Soviética de Ucrania” mientras que la Ucrania Occidental ante la
desintegración del Imperio Austro-Húngaro se proclamó independiente como
“República Popular de Ucrania” pero fue vencida por los Polacos que reclamaban
su territorio y quedó anexada a Polonia hasta finales de la 2ª
Guerra Mundial, en 1944, cuando el Ejército Rojo penetró en Polonia y
Ucrania Occidental expulsando a los Alemanes. Entonces, Ucrania Occidental
también pasó a formar parte de la Unión Soviética hasta la desintegración de ésta
en Diciembre de 1991. Recién desde entonces hasta nuestros días (23 años)
Ucrania es “independiente y soberana”. Étnicamente los rusos llaman a los Ucranianos “malorossi”, literalmente: “pequeños
rusos”. “La Lengua Ucraniana fue
creada artificialmente en el Siglo XIX por los Polacos que utilizaron varios Dialectos
“malorossis” con formas artificiales
horrorosas imitando torpemente al Polaco, creando un monstruo lingüístico” (según el Lingüista Norteamericano Noam Chomsky), imprimiéndose el primer Libro en
“Ucraniano” recién en 1798 (la “Eneida” de Virgilio), y que fue desarrollándose
en las primeras décadas del 1800, aunque todos los Documentos Oficiales y
Administrativos seguían escribiéndose en Ruso hasta 1935 año en que un “úkase”
de Stalin ordenó que se hiciera en ucraniano. Así tenemos a esta Ucrania actual profundamente dividida: la Élite Política gobernante después
de la destitución de Yanukóvich es “Naranja”,
orientada hacia la OTAN, la UE y se basa en el apoyo del Oeste Ucraniano. La Revolución
naranja (en Ucraniano: Pomarancheva
revolyutsiya) consistió en una serie de protestas y acontecimientos
políticos que tuvieron lugar en Ucrania, desde finales de Noviembre de 2004
hasta Enero de 2005. Estas protestas ocurrieron en el contexto de las
elecciones Presidenciales, en las cuales hubo fuertes reclamos de corrupción,
intimidación de votantes y fraude electoral directo. Kiev, la capital ucraniana, fue el punto foco de la campaña del
movimiento civil de resistencia, en el cual participaron miles de manifestantes
diariamente. A nivel nacional, la
revolución democrática fue caracterizada por una serie de actos de
desobediencia civil y huelgas generalizadas organizadas por el movimiento de
oposición. Las protestas fueron incentivadas por los reportes de diversos
observadores domésticos y extranjeros, así como por la percepción pública de
que los resultados de la votación del 21 de Noviembre de 2004 entre los
candidatos Víktor Yushchenko y Víktor
Yanukóvich fueron amañados por las autoridades a favor de este
último. Las protestas nacionales
se llevaron a cabo cuando los resultados de la contienda original fueron
anulados, y nuevas elecciones fueron ordenadas
por la Suprema Corte de Ucrania para el 26 de Diciembre de 2004. El color naranja fue adoptado originalmente por el campo político de
Yushchenko como el color significativo de su campaña electoral. Después, el
color dio nombre a toda una serie de términos políticos, como "Los Naranjas"
(Pomaranchevi en
ucraniano) por sus simpatizantes. Al momento en que las protestas masivas se
incrementaron, y especialmente cuando provocaron el cambio político en el país,
el término de "Revolución Naranja" representó toda la serie de
eventos. En vista de los resultados de la utilización de un color como símbolo
para la movilización de simpatizantes, el equipo de Yanukóvich eligió el color
azul para sí mismo. En los años que siguieron a
la Revolución Naranja fue usual que
en Bielorrusia y Rusia ésta fuera considerada como una asociación
negativa entre los círculos a favor del gobierno.
La zona Occidental no entra
en el espacio Euroasiático, hay que
reconocerlo. Pero esta “Élite Naranja” quiere imponer su voluntad sobre las
masas del Este donde la población se
considera Rusa, rechaza a la UE y a la OTAN y quiere existir dentro
del gran espacio común con los Rusos y la Federación
Rusa. Esta masa constituye el segundo pueblo (o el primero) de Ucrania: este pueblo es Cristiano Ortodoxo, “malorossi” (pequeño ruso) o “velikorossi” (gran ruso), y está
formado en su mayor parte por descendientes de Cosacos y se identifica con el “Imperio
Euroasiático”. Este pueblo votaba
regularmente por el “Partido de las Regiones” y en favor de Yanukóvich.
La carta electoral de Ucrania muestra como este país está dividido en dos
partes. En el caso de Ucrania, los
Euroasiáticos Rusos y Ucranianos actúan lógicamente con su versión del mundo: están contra el Estado-Nación Ucraniano
porque es pro-americano, atlantista y anti-euroasiático.
En un artículo que apareció en una reciente
edición digital del New York Review of Books (la impresa
circula desde el 20 de marzo de 2014) el historiador inglés Timothy Snyder sostiene que tras la
sublevación civil en Ucrania y la
consecuente tensión de ese país con la Rusia
de Vladímir Putin existe una profunda
división ideológica.
Esta división, dice Snyder, es
entre una parte de la población de Ucrania,
que se ve a sí misma como europea y que quiere adherirse a la Unión Europea
porque cree en su modelo político basado en los principios de la Democracia Occidental, y otra en
la que están quienes aspiran a un modelo de integración que se expresa en la “Unión Euroasiática”: un ente que abarca a
ex-naciones Soviéticas. Su eje está en Moscú y debería entrar en funcionamiento
el 2015. Este Organismo
Regional, promovido por Rusia con
el respaldo de Bielorrusia y Kazajstán, tiene fundamentos ideológicos
diametralmente opuestos a los de la Unión Europea. Su posición frente a Ucrania ha sido muy intensa. Cree que ese país debe ser nuevamente
anexado a Rusia porque “como un
Estado independiente, con ambiciones territoriales, representa un enorme peligro
para toda Eurasia”. Esta visión ‘Euroasiática’‘
es el fundamento de la “ideología antioccidental”
que Timothy Snyder ubica en la consolidación de la “Unión Euroasiática”, que tanta relación tiene con la situación
actual en Ucrania.
Varios errores
comunes jugaron un papel excesivo en la
formación del discurso Occidental sobre Ucrania, aseguran los observadores politólogos.
Estos deben corregirse, y únicamente entonces se podrá obtener un progreso
real, según escribe un Profesor de Politología de la Universidad de Rhode Island,
quien publicó esta tesis en “The National
Interest”. 1) "Los ucranianos son un solo pueblo, unidos en el
apoyo al cambio": Este es un dicho familiar entre los
Políticos Occidentales; sin embargo, como ya hemos dicho, cualquiera que esté familiarizado con la
historia de Ucrania sabe que sus fronteras han cambiado muchas veces en el
último siglo. Como resultado, millones de personas sin ningún apego étnico,
cultural o lingüístico hacia Ucrania terminaron dentro de sus fronteras
actuales. Desde varios siglos, la división más visible ha sido entre los Ucranianos
Occidentales, muchos de los cuales buscan una Ucrania cultural y
políticamente distinta de Rusia, y los Ucranianos Orientales, que quieren
vivir en una Ucrania independiente, pero que también mantenga una estrecha
relación espiritual, cultural y lazos económicos con Rusia. El hecho de que los
Gobiernos Occidentales hayan identificado las aspiraciones nacionales de
Ucrania con las de las Regiones Occidentales del país los pone en contradicción
con la mitad del país. 2) Apoyar el golpe de Estado contra el presidente Yanukóvich por parte de
Euromaidán: En el punto más álgido de los disturbios en Euromaidán, “los Gobiernos
Occidentales advirtieron al presidente Yanukóvich de no utilizar la fuerza para
disolver las protestas, incluso a medida que se tornaron violentas”. Más tarde,
durante una fase crítica de las negociaciones con la oposición, funcionarios de
Estados Unidos fueron grabados cuando discutían qué Líderes de la Oposición
deberían reemplazarlo. Para un público ucraniano ya muy dividido sobre la
legitimidad de las protestas públicas en Maidán (tres cuartas partes de la
población en las ciudades del Este de Ucrania considera que las protestas de
Euromaidán son ilegales), esto solo prueba que Occidente estaba interviniendo
para frustrar las preferencias políticas de la mitad del país. 3) El fracaso de Francia, Alemania y Polonia en hacer cumplir el acuerdo del
21 de febrero de 2014: El fracaso de Francia, Alemania y Polonia de apoyar
la transición negociada del poder que ellos habían pedido ha sido un duro golpe
a la legitimidad de las Instituciones Estatales Ucranianas, del cual ha
sido muy difícil recuperarse. La posterior toma del poder por la Oposición no
solo derribó al Presidente legítimamente electo, también llevó al colapso del
mayor Partido Político del país que, con todos sus defectos, encarnaba las
aspiraciones políticas de más o menos la mitad de la población. Al día de hoy, menos
del 30% de la población de habla rusa en Ucrania ve al Presidente “electo” y al
Primer Ministro como legítimos, mientras que en Donetsk y Lugansk,
los focos de resistencia, esta cifra cae a menos del 10%. 4)Ignorar el ascenso
de la derecha radical: Los Medios Occidentales han tardado en entender que los grupos
Derechistas Nacionalistas como Svoboda y el Sector de Derecha
jugaron un papel decisivo en la radicalización del Euromaidán, y en la
dramática toma del poder inmediatamente después de los acuerdos del 21 de
febrero de 2014. Oficialmente, sin embargo, los Gobiernos Occidentales siguen
insistiendo en que su papel es marginal. De todas formas, aún hoy en día estos
grupos ejercen excesiva influencia en el Parlamento y en las calles del centro
de Kiev, que siguen ocupando a pesar de los ruegos del Presidente
autoproclamado entonces y del actual “electo” de que desalojen. Ellos intimidan
a los políticos, jueces y periodistas, de hecho a cualquier persona que hable
en contra de las políticas del actual Gobierno. Su intimidación a los
Candidatos Presidenciales asociados con el Partido de las Regiones
no ha provocado casi ningún comentario de los Gobiernos Occidentales. Muchos en
las Regiones Orientales y en el Sur de Ucrania ven esto como una
confirmación más de la participación Occidental. El apego a Rusia en estas Regiones
es cultural y lingüístico, y no político. 5)Etiquetar a los manifestantes en el Este
y el Sur de “separatistas”: Vale la pena señalar que en todos los casos en que el
separatismo ha surgido, la demanda original era por mayores derechos
regionales y autonomía dentro de Ucrania. Solo cuando Kiev respondió
reemplazando a los Funcionarios Locales con Oligarcas leales al nuevo Gobierno,
surgió la cuestión de la secesión. El mismo enfoque se está tomando hacia el
Este y el Sur de Ucrania, con los mismos resultados desastrosos. 6) Culpar a Rusia por los problemas de Ucrania: A pesar de la acalorada
retórica proveniente de los Gobiernos Occidentales, el objetivo principal de
Rusia en Ucrania ha sido reducir el nivel de inestabilidad interna. Las razones
no son difíciles de comprender. En primer lugar, dicha inestabilidad es
mala para los negocios que, en el caso de Ucrania, implica inversiones
militares, industriales y de energía que son importantes para Rusia. En segundo
lugar, la continua inestabilidad es mala para Rusia, ya que aumenta la
probabilidad de que Ucrania se convierta en un Estado fallido, lo que haría que
Rusia se sintiera obligada a brindar una asistencia humanitaria de grandes
proporciones. En tercer lugar, dicha inestabilidad es mala porque
aumenta las tensiones con Occidente, que tiene la tendencia de culpar a Rusia
por todo lo que sucede allí.
A Rusia le
gustaría mucho ver a Ucrania como un socio económico y político estable, capaz
de proporcionar suficiente crecimiento y empleo a sus propios ciudadanos para
reducir el flujo anual de más de 3 millones de trabajadores migrantes de
Ucrania hacia Rusia, y así contribuir a la prosperidad de los 11 millones de
rusos que viven en las zonas fronterizas con Ucrania. Después de haber gastado
más de 300 millones de dólares en las últimas dos décadas para impedir el
colapso de la economía de Ucrania, parece poco probable que Rusia busque ahora
su desaparición económica. Sin duda no quiere gastar las decenas de miles de
millones de dólares que se necesitarían para absorber estas regiones, y elevar
su nivel de vida al de Rusia.
LO QUE LA PRENSA OCCIDENTAL ESTÁ OCULTANDO:
La gran mayoría de Medios de Comunicación Occidentales están presentando
la situación que ocurre en Ucrania como un alzamiento popular en contra de un
Gobierno corrupto y sumamente impopular lo cual es verdad. De ahí que esté generando una simpatía generalizada, favorecida
por unos Medios que, todavía estancados en la ideología de la Guerra Fría, ven
a Rusia como el enemigo. Y puesto que Rusia había apoyado a ese Gobierno,
mientras que los que se le opusieron favorecían más su conexión con la Unión
Europea, se explica la lectura tan favorable de la revuelta popular contra el Gobierno
de Yanukóvich, la cual ha acabado deponiéndolo, aun cuando dicho Gobierno había
sido elegido democráticamente.
Ni
que decir tiene que la revuelta contra el Gobierno depuesto ha sido una
revuelta popular. Pero la realidad es más complicada que la que los Medios
anuncian. En realidad, no se ha señalado (con algunas excepciones) que hoy
Ucrania es el único país de Europa donde existen miembros de un Partido Nazi en posiciones de gran Poder.
El Partido Nazi se llama paradójicamente Libertad (Svoboda) y sus miembros en el “Gobierno
de Transición” (confirmados en gran parte por el actual Presidente Poroshenko)
eran el Ministro de Defensa (Igor Tenyukh), el Viceprimer Ministro para Asuntos
Económicos (Aleksandr Sych, que es el ideólogo del Partido), el Ministro de
Agricultura Igor Shvaika (uno de los mayores terratenientes de Ucrania), el
Ministro de Ecología (Andriy Moknyk, que había sido la persona de contacto con
grupos nazis europeos), el Director del Consejo Nacional de Seguridad Andry
Parubiy ( Director de la milicia militar del Partido), el Fiscal General del
Estado (Oleh Makhnitsky), y el Ministro de Educación Serhiy Kvit, entre muchos
otros. El Poder de este Partido condiciona claramente al nuevo Gobierno de
Ucrania.
Dicho Partido fue fundado en 1991,
presentándose como el sucesor de la Organización de Nacionalsocialistas
Ucranianos (ONU) fundada por un
personaje, Stepán Bandera, clave en
la historia reciente de Ucrania. El Partido Svoboda lo presenta como su
máxima inspiración. Fue definido como un héroe nacional en el año 2010 por el
Presidente Victor Yushchenko, más tarde sustituido por el democráticamente
elegido Yanukovich, Presidente del Gobierno depuesto como resultado de la
revuelta popular. Este último Gobierno retiró el honor que se había concedido a
Bandera, aunque es más que probable que el nuevo gobierno lo restituya.
Bandera,
cuyo homenaje conllevó la protesta del Tribunal Europeo de Justicia (European
Court of Justice), fue el mayor aliado del Régimen Nazi de Hitler en Ucrania,
habiendo dirigido dos batallones que se integraron en las SS nazis alemanas en su lucha contra la Unión Soviética durante la
II Guerra Mundial (según el Centro Simon
Wiesenthal, esos batallones detuvieron a 4.000 judíos ucranianos,
enviándolos a campos de concentración nazis en Lviv en julio de 1941). En los
escritos de la organización fundada y dirigida por Bandera (ONU) se habla
explícitamente de “la necesidad de
limpiar la raza, eliminando a los judíos”.
El Profesor de Historia de la Tufts University, Gary Leupp, en su detallado artículo “Ukraine: The Sovereignty Argument, and the Real Problem of Fascism” (Ucrania:
El Argumento de la Soberanía y el Problema Real del Fascismo”; CounterPunch, 10.03.2014), del
cual se extraen todos los datos que presentamos en esta parte del artículo, cita textos enteros
mostrando el carácter Nazi de dicha organización. Cuando la Alemania Nazi
invadió Ucrania, Bandera declaró su
independencia, y su Gobierno trabajó “muy
próximo y hermanado con el Nacionalsocialismo
de la Gran Alemania, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, que está formando una
nueva Europa” según proclamó entonces.
El Partido influyente en el nuevo Gobierno
de Ucrania, Svoboda, se considera
orgulloso heredero del ONU, y quiere purificar la sociedad ucraniana,
persiguiendo violentamente a homosexuales, prohibiendo el aborto (aunque sea
terapéutico), estableciendo un orden jerárquico y disciplinado, enfatizando la
masculinidad y la parafernalia militar, llamando a la “expulsión de la mafia judía moscovita” y eliminando el Comunismo, comenzando por la prohibición del
Partido Comunista y la persecución de sus miembros o intelectuales afines.
Piensa también eliminar más tarde a todos los Partidos. En realidad, el
programa no puede ser más claro. En el año 2010, la Web del partido indicaba: “Para crear una Ucrania libre… tendremos que cancelar el Parlamento
y el parlamentarismo, prohibir todos los Partidos Políticos, estatalizar todos
los Medios, purgar a todo el funcionariado y ejecutar (término que utilizan) a
todos los miembros de los Partidos Políticos anti ucranianos”. El Congreso Mundial Judío (World Jewish Congress) declaró a este
Partido como “Partido Neonazi” en
mayo del año pasado.
¿Cómo es que un Partido Nazi está gobernando
hoy Ucrania?: Las movilizaciones populares que terminaron con el Gobierno de Yanukóvich
eran en su mayoría movilizaciones espontáneas, con escasa estructura
organizativa. De ahí que un grupo, incluso armado, con apoyo político
internacional, pudiera adueñarse fácilmente de aquellas movilizaciones, jugando
un papel importante en las etapas finales del movimiento popular. Y, por
paradójico que parezca, tanto EE.UU
como la UE jugaron un papel clave en
esta promoción. En realidad, EEUU más que la UE. Fue precisamente Victoria Nuland, “Responsable del
Departamento de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos” –una
funcionaria de la “ultraderecha dura” nombrada por el Vicepresidente Cheney
durante la Administración Bush, y que sorprendentemente fue mantenida en este
cargo por la Administración Obama– la que apoyó más fuertemente y
abiertamente al Partido Svoboda, pues era el más anti-ruso de los grupos que existían en
esas manifestaciones. Fue ésta personaje la que utilizó la famosa expresión “¡Que se joda la UE!” (“¡Fuck the EU!”), insistiendo en que
el Gobierno tenía que tener en cuenta a Svoboda,
por muy mala imagen que ello creara. En realidad, dicho Partido, en las últimas
elecciones, solo ha recibido un 10% del voto. Pero su enorme influencia no
deriva de su apoyo popular, sino de las maquinaciones que han tenido lugar, en
las que el Gobierno Estadounidense y el Alemán han jugado un papel. Ambos
desean expandir el área de influencia de la OTAN hacia el este de Europa, y ven
la situación de Ucrania como favorable a ello. El miembro de Svoboda que es
ministro de Defensa es favorable a la OTAN y ha estudiado en el Pentágono en
EEUU.
¿Cuál es el futuro de
Ucrania?
El Pentágono parece
querer aspirar a que Ucrania entre
en la OTAN (luego de su fracaso en Georgia) e instalar su flota en el Mar
Negro. ¿Se podría imaginar un “conflicto” en aquél país y una escisión en dos o
tres entidades, a la manera Yugoslava? No es imposible dado que en Ucrania Occidental hay mucha
malquerencia y hasta odio contra Rusia y
la Ucrania Oriental. Volvamos a
recalcar que la Ucrania Occidental ha estado en los últimos cuatro siglos y
medio bajo el dominio de Polonia y Austria, nunca de Rusia; son Católicos en oposición a los Ortodoxos del Este y aunque el
ruso es la segunda lengua, la mayoría habla el Ucraniano, el Polaco y el Serbio
preferentemente. Kiev es la “Capital” formal, pero los Ucranianos Occidentales
han considerado siempre como su Capital a Lviv,
mientras que los Ucranianos Orientales a Járkov. Tampoco olvidemos que durante la 2ª. Guerra Mundial, cuando
las tropas de Hitler invadieron la URSS, al entrar primero en Ucrania
Occidental fueron recibidas con vítores y aplausos y contaron con la
colaboración de un “Ejército Nacional Ucraniano”; encontrando resistencia seria
recién en Ucrania Oriental. Incluso ya después de Stalingrado, el General
Vlassov formó el “Ejército Nacionalista Ucraniano” que combatió codo a codo con
el Ejército Alemán hasta la derrota final. Vlassov fue capturado por los
Norteamericanos quienes lo entregaron a los Soviéticos que lo ejecutaron por
“Traidor”.
Ya estamos presenciando los umbrales de
una Guerra Civil que podría terminar en una partición como sucedió en Yugoslavia
a la muerte de Tito, luego de una cruenta guerra entre Serbia y Croacia que
culminó en la partición y la aparición de otros Estados; a no ser que prime la cordura, especialmente de los EE.UU. –que se ha metido en una guerra
que no podrá ganar y de no rectificar rumbos sufrirá otro Viet Nam– y de Rusia para
que deje de intervenir en Ucrania del Este;
y finalmente se instituya una auténtica República Federativa con Repúblicas o Provincias Autónomas y un
Gobierno Democrático sin extremismos “Derechistas” ni “Izquierdistas”. Es precisa la “Finlandización” de Ucrania con una neutralidad ante Oriente y
Occidente.
Hoy, las Élites Gobernantes a los dos
lados del Atlántico Norte y de Rusia se encuentran en una situación
conflictiva. Por un lado, está el complejo militar industrial de
EE.UU. que está muy a la defensiva (debido a los recortes tan notables del
gasto militar del Gobierno Federal, resultado del hartazgo de la población
estadounidense hacia las campañas bélicas que caracterizaban la política
exterior de EEUU) y que desea reavivar por todos los medios la Guerra Fría para
justificar la recuperación de su papel central en el sistema político-económico
estadounidense. Y por el otro, el sueño mesiánico de la Rusia de Putin de
volver a ser una gran Potencia Mundial, impulsada por su Nacionalismo Pan-Ruso
y la idea-fuerza de su ideología del Eurasismo, pero con un rezago económico
todavía muy grande respecto a los EE.UU.
Pero esa estrategia del Pentágono choca
claramente con los intereses financieros y económicos de la UE y también de
EEUU: Rusia es el tercer socio
comercial de la UE después de EEUU y China, con un intercambio comercial de más
de 500.000 millones de dólares en 2012 (Bob
Dreyfuss: “Capitalism Will
Prevent a Cold War Over Ukraine” [“El
Capitalismo evitará una Guerra Fría sobre Ucrania”]; The Nation, 10.03.2014). Alrededor del 75% de todas las inversiones extranjeras en Rusia
proceden de la UE, siendo Rusia la mayor proveedora de gas de la UE. Y el Capital
de los grandes Oligarcas rusos está en Bancos Europeos, en su mayor parte en la
City de Londres. Hoy, el gran Capital Financiero e Industrial no desea una
Guerra Fría. En realidad, gran parte del armamento de Rusia es construido hoy
en Suecia y Francia (la última compra es de helicópteros, 1.700 millones de
dólares). De ahí que por mucho que se hable de penalizar a Rusia, poca acción
militar es probable que ocurra. No estamos en la primera página de la III
Guerra Mundial, pero ello no implica que no estemos viendo el resurgimiento del
Nazismo –apoyado paradójicamente
por Élites Gobernantes a los dos lados del Atlántico Norte– que representa la
mano dura necesaria para llevar a cabo las políticas de corte Neoliberal
que el Gobierno Ucraniano realizará para facilitar su integración en la UE.-
FUENTES
1) Will Durant:
“Historia de la Civilización”; Tomo XVIII; pp. 394 a 503; Edit. Sudamericana;
Bs. Aires, 1966.-
2) Arnold Toynbee:
“Estudio de la Historia”; Vol. IX; Oxford University Press; Londres, 1954.-
3) Hilaire Belloc:
“Europa y la Fe” (1922); Ciudadela Libros; España, 2008.-
4) Walter Laqueur: “La
Europa de Nuestro Tiempo”; Javier Vergara Editor S.A., Madrid, 1994.-
5) Gelu Marín: “La
Europa de las Naciones”; pp.587-596; Editorial “Itsmo”; Colección
“Fundamentos”; Madrid, 2000.-
6) Noam Chomsky:
“Lingüística Cartesiana”; Gredos; Madrid, 1772.-
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