domingo, 15 de febrero de 2015

LA VERDAD SOBRE UCRANIA

LA  VERDAD SOBRE UCRANIA
        De acuerdo a la información que los Medios de Comunicación Occidentales nos brindan sobre Ucrania, este es “un pueblo homogéneo que lucha por su libertad y unidad” y nada está más lejos de la verdad; pues lo que pasa es que en Ucrania habitan al menos dos pueblos con orientaciones geopolíticas, estratégicas, culturales y religiosas contrarias: No existe un solo pueblo Ucraniano. Es un nombre genérico basado sobre el criterio territorial. Los Ucranianos son literalmente “los habitantes de Ucrania” que en eslavo significa “provincia”, “lugar de tránsito”, “tierra fronteriza”. Hasta el 8 de Diciembre de 1991 en que se firmó el acuerdo de la “Comunidad de Estados Independientes” (CEI) Ucrania nunca había sido una Estado independiente y soberano ni una Nación homogénea en toda su milenaria historia. Desde que alrededor del año 900 Rurik (de cuyo nombre deriva Rusia) tomó el poder en el Principado de Novgorod y luego lo extendió hacia el oeste en Ucrania, sus descendientes, para administrar mejor el Principado, fijaron su Capital en Kiev,  que se denominó el “Rus de Kiev”, que duró hasta principios del siglo XIII cuando el empuje de las hordas de Genghis Khan lo desmoronó con la dominación que su nieto Batu impuso sobre casi todos los pueblos eslavos y amenazó a Occidente. Luego advino Tamerlán quien dejó como “legado” la dominación de la “Horda de Oro” hasta que para fines del siglo XV (1480) ésta languideció y fue derrotada por los Polacos que luego formaron con Lituania la “Unión de Lublin o de Los dos Reinos” en 1569. La dominación polaca sobre toda Ucrania se quebró en 1648 por la rebelión de los Cosacos Zapórogos –dirigida por el Hetmán Bogdan Chmielnicki– que después de algunas victorias iniciales, viéndose a punto de ser derrotados por Polonia pidieron ayuda al Zar Alejo de Rusia, ofreciéndole prácticamente el dominio de Ucrania Oriental por el “Tratado de Pereyaslav” del 18 de Enero de 1654. Esto provocó la Guerra Ruso-Polaca que terminó en 1667 con el “Tratado de Andrussovo” por el cual Polonia cedió Esmolensko, Kiev y la Ucrania del Este a Rusia. Ello duró hasta la “Primera Partición de Polonia” en 1772 entre Prusia, Austria y Rusia, por la cual la Ucrania Occidental, que todavía seguía siendo Polaca, pasó a poder del Imperio Austríaco, mientras que la Ucrania Oriental, agrandada con más porción territorial, y la Ucrania del Sur, quedaron a la soberanía del Imperio Ruso. Esta situación continuó así hasta el final de la 1ª Guerra Mundial en que al derrumbe del Zarismo la Ucrania Oriental tomó decisivo partido por los Bolcheviques durante la Guerra Civil, convirtiéndose en 1920 en la “República Socialista Soviética de Ucrania” mientras que la Ucrania Occidental ante la desintegración del Imperio Austro-Húngaro se proclamó independiente como “República Popular de Ucrania” pero fue vencida por los Polacos que reclamaban su territorio y quedó anexada a Polonia hasta finales de la 2ª Guerra Mundial, en 1944, cuando el Ejército Rojo penetró en Polonia y Ucrania Occidental expulsando a los Alemanes. Entonces, Ucrania Occidental también pasó a formar parte de la Unión Soviética hasta la desintegración de ésta en Diciembre de 1991. Recién desde entonces hasta nuestros días (23 años) Ucrania es “independiente y soberana”.  Étnicamente los rusos llaman a los Ucranianos malorossi, literalmente: pequeños rusos”. La Lengua Ucraniana fue creada artificialmente en el Siglo XIX por los Polacos que utilizaron varios Dialectos “malorossis” con formas artificiales horrorosas imitando torpemente al Polaco, creando un monstruo lingüístico (según el Lingüista Norteamericano Noam Chomsky), imprimiéndose el primer Libro en “Ucraniano” recién en 1798 (la “Eneida” de Virgilio), y que fue desarrollándose en las primeras décadas del 1800, aunque todos los Documentos Oficiales y Administrativos seguían escribiéndose en Ruso hasta 1935 año en que un “úkase” de Stalin ordenó que se hiciera en ucraniano. Así tenemos a esta Ucrania actual profundamente dividida: la Élite Política gobernante después de la destitución de Yanukóvich es “Naranja”, orientada hacia la OTAN, la UE y se basa en el apoyo del Oeste Ucraniano. La Revolución naranja (en Ucraniano: Pomarancheva revolyutsiya) consistió en una serie de protestas y acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Ucrania, desde finales de Noviembre de 2004 hasta Enero de 2005. Estas protestas ocurrieron en el contexto de las elecciones Presidenciales, en las cuales hubo fuertes reclamos de corrupción, intimidación de votantes y fraude electoral directo. Kiev, la capital ucraniana, fue el punto foco de la campaña del movimiento civil de resistencia, en el cual participaron miles de manifestantes diariamente. A nivel nacional, la revolución democrática fue caracterizada por una serie de actos de desobediencia civil y huelgas generalizadas organizadas por el movimiento de oposición. Las protestas fueron incentivadas por los reportes de diversos observadores domésticos y extranjeros, así como por la percepción pública de que los resultados de la votación del 21 de Noviembre de 2004 entre los candidatos Víktor Yushchenko y Víktor Yanukóvich fueron amañados por las autoridades a favor de este último. Las protestas nacionales se llevaron a cabo cuando los resultados de la contienda original fueron anulados, y nuevas elecciones fueron ordenadas por la Suprema Corte de Ucrania para el 26 de Diciembre de 2004. El color naranja fue adoptado originalmente por el campo político de Yushchenko como el color significativo de su campaña electoral. Después, el color dio nombre a toda una serie de términos políticos, como "Los Naranjas" (Pomaranchevi en ucraniano) por sus simpatizantes. Al momento en que las protestas masivas se incrementaron, y especialmente cuando provocaron el cambio político en el país, el término de "Revolución Naranja" representó toda la serie de eventos. En vista de los resultados de la utilización de un color como símbolo para la movilización de simpatizantes, el equipo de Yanukóvich eligió el color azul para sí mismo. En los años que siguieron a la Revolución Naranja fue usual que en Bielorrusia y Rusia ésta fuera considerada como una asociación negativa entre los círculos a favor del gobierno.
          La zona Occidental no entra en el espacio Euroasiático, hay que reconocerlo. Pero esta “Élite Naranja” quiere imponer su voluntad sobre las masas del Este donde la población se considera Rusa, rechaza a la UE y a la OTAN y quiere existir dentro del gran espacio común con los Rusos y la Federación Rusa. Esta masa constituye el segundo pueblo (o el primero) de Ucrania: este pueblo es Cristiano Ortodoxo, malorossi” (pequeño ruso) o velikorossi (gran ruso), y está formado en su mayor parte por descendientes de Cosacos y se identifica con el “Imperio Euroasiático”. Este pueblo votaba  regularmente por el “Partido de las Regiones” y en favor de Yanukóvich. La carta electoral de Ucrania muestra como este país está dividido en dos partes. En el caso de Ucrania, los Euroasiáticos Rusos y Ucranianos actúan lógicamente con su versión del mundo: están contra el Estado-Nación Ucraniano porque es pro-americano, atlantista y anti-euroasiático.
       En un artículo que apareció en una reciente edición digital del New York Review of Books (la impresa circula desde el 20 de marzo de 2014) el historiador inglés Timothy Snyder sostiene que tras la sublevación civil en Ucrania y la consecuente tensión de ese país con la Rusia de Vladímir Putin existe una profunda división ideológica.
       Esta división, dice Snyder, es entre una parte de la población de Ucrania, que se ve a sí misma como europea y que quiere adherirse a la Unión Europea porque cree en su modelo político basado en los principios de la Democracia Occidental, y otra en la que están quienes aspiran a un modelo de integración que se expresa en la “Unión Euroasiática”: un ente que abarca a ex-naciones Soviéticas. Su eje está en Moscú y debería entrar en funcionamiento el 2015. Este Organismo Regional, promovido por Rusia con el respaldo de Bielorrusia y Kazajstán, tiene fundamentos ideológicos diametralmente opuestos a los de la Unión Europea. Su posición frente a Ucrania ha sido muy intensa. Cree que ese país debe ser nuevamente anexado a Rusia porque como un Estado independiente, con ambiciones territoriales, representa un enorme peligro para toda Eurasia”. Esta visión ‘Euroasiática’‘ es el fundamento de la ideología antioccidental que Timothy Snyder ubica en la consolidación de la “Unión Euroasiática”, que tanta relación tiene con la situación actual en Ucrania.
        Varios errores comunes jugaron un papel  excesivo en la formación del discurso Occidental sobre Ucrania, aseguran los observadores politólogos. Estos deben corregirse, y únicamente entonces se podrá obtener un progreso real, según escribe un Profesor de Politología de la Universidad de Rhode Island, quien publicó esta tesis en The National Interest”. 1)  "Los ucranianos son un solo pueblo, unidos en el apoyo al cambio": Este es un dicho familiar entre los Políticos Occidentales; sin embargo, como ya hemos dicho,  cualquiera que esté familiarizado con la historia de Ucrania sabe que sus fronteras han cambiado muchas veces en el último siglo. Como resultado, millones de personas sin ningún apego étnico, cultural o lingüístico hacia Ucrania terminaron dentro de sus fronteras actuales. Desde varios siglos, la división más visible ha sido entre los Ucranianos Occidentales, muchos de los cuales buscan una Ucrania cultural y políticamente distinta de Rusia, y los Ucranianos Orientales, que quieren vivir en una Ucrania independiente, pero que también mantenga una estrecha relación espiritual, cultural y lazos económicos con Rusia. El hecho de que los Gobiernos Occidentales hayan identificado las aspiraciones nacionales de Ucrania con las de las Regiones Occidentales del país los pone en contradicción con la mitad del país. 2) Apoyar el golpe de Estado contra el presidente Yanukóvich por parte de Euromaidán: En el punto más álgido de los disturbios en Euromaidán, “los Gobiernos Occidentales advirtieron al presidente Yanukóvich de no utilizar la fuerza para disolver las protestas, incluso a medida que se tornaron violentas”. Más tarde, durante una fase crítica de las negociaciones con la oposición, funcionarios de Estados Unidos fueron grabados cuando discutían qué Líderes de la Oposición deberían reemplazarlo. Para un público ucraniano ya muy dividido sobre la legitimidad de las protestas públicas en Maidán (tres cuartas partes de la población en las ciudades del Este de Ucrania considera que las protestas de Euromaidán son ilegales), esto solo prueba que Occidente estaba interviniendo para frustrar las preferencias políticas de la mitad del país. 3) El fracaso de Francia, Alemania y Polonia en hacer cumplir el acuerdo del 21 de febrero de 2014: El fracaso de Francia, Alemania y Polonia de apoyar la transición negociada del poder que ellos habían pedido ha sido un duro golpe a la legitimidad de las Instituciones Estatales Ucranianas, del cual ha sido muy difícil recuperarse. La posterior toma del poder por la Oposición no solo derribó al Presidente legítimamente electo, también llevó al colapso del mayor Partido Político del país que, con todos sus defectos, encarnaba las aspiraciones políticas de más o menos la mitad de la población. Al día de hoy, menos del 30% de la población de habla rusa en Ucrania ve al Presidente “electo” y al Primer Ministro como legítimos, mientras que en Donetsk y Lugansk, los focos de resistencia, esta cifra cae a menos del 10%. 4)Ignorar el ascenso de la derecha radical: Los Medios Occidentales han tardado en entender que los grupos Derechistas Nacionalistas como Svoboda y el Sector de Derecha jugaron un papel decisivo en la radicalización del Euromaidán, y en la dramática toma del poder inmediatamente después de los acuerdos del 21 de febrero de 2014. Oficialmente, sin embargo, los Gobiernos Occidentales siguen insistiendo en que su papel es marginal. De todas formas, aún hoy en día estos grupos ejercen excesiva influencia en el Parlamento y en las calles del centro de Kiev, que siguen ocupando a pesar de los ruegos del Presidente autoproclamado entonces y del actual “electo” de que desalojen. Ellos intimidan a los políticos, jueces y periodistas, de hecho a cualquier persona que hable en contra de las políticas del actual Gobierno. Su intimidación a los Candidatos Presidenciales asociados con el Partido de las Regiones no ha provocado casi ningún comentario de los Gobiernos Occidentales. Muchos en las Regiones Orientales y en el Sur de Ucrania ven esto como una confirmación más de la participación Occidental. El apego a Rusia en estas Regiones es cultural y lingüístico, y no político. 5)Etiquetar a los manifestantes en el Este y el Sur de “separatistas”: Vale la pena señalar que en todos los casos en que el separatismo ha surgido, la demanda original era por mayores derechos regionales y autonomía dentro de Ucrania. Solo cuando Kiev respondió reemplazando a los Funcionarios Locales con Oligarcas leales al nuevo Gobierno, surgió la cuestión de la secesión. El mismo enfoque se está tomando hacia el Este y el Sur de Ucrania, con los mismos resultados desastrosos. 6) Culpar a Rusia por los problemas de Ucrania: A pesar de la acalorada retórica proveniente de los Gobiernos Occidentales, el objetivo principal de Rusia en Ucrania ha sido reducir el nivel de inestabilidad interna. Las razones no son difíciles de comprender. En primer lugar, dicha inestabilidad es mala para los negocios que, en el caso de Ucrania, implica inversiones militares, industriales y de energía que son importantes para Rusia. En segundo lugar, la continua inestabilidad es mala para Rusia, ya que aumenta la probabilidad de que Ucrania se convierta en un Estado fallido, lo que haría que Rusia se sintiera obligada a brindar una asistencia humanitaria de grandes proporciones. En tercer lugar, dicha inestabilidad es mala porque aumenta las tensiones con Occidente, que tiene la tendencia de culpar a Rusia por todo lo que sucede allí.                                     
      A Rusia le gustaría mucho ver a Ucrania como un socio económico y político estable, capaz de proporcionar suficiente crecimiento y empleo a sus propios ciudadanos para reducir el flujo anual de más de 3 millones de trabajadores migrantes de Ucrania hacia Rusia, y así contribuir a la prosperidad de los 11 millones de rusos que viven en las zonas fronterizas con Ucrania. Después de haber gastado más de 300 millones de dólares en las últimas dos décadas para impedir el colapso de la economía de Ucrania, parece poco probable que Rusia busque ahora su desaparición económica. Sin duda no quiere gastar las decenas de miles de millones de dólares que se necesitarían para absorber estas regiones, y elevar su nivel de vida al de Rusia.

       LO QUE LA PRENSA OCCIDENTAL ESTÁ OCULTANDO:
      La gran mayoría de Medios de Comunicación Occidentales están presentando la situación que ocurre en Ucrania como un alzamiento popular en contra de un Gobierno corrupto y sumamente impopular lo cual es verdad. De ahí que esté generando una simpatía generalizada, favorecida por unos Medios que, todavía estancados en la ideología de la Guerra Fría, ven a Rusia como el enemigo. Y puesto que Rusia había apoyado a ese Gobierno, mientras que los que se le opusieron favorecían más su conexión con la Unión Europea, se explica la lectura tan favorable de la revuelta popular contra el Gobierno de Yanukóvich, la cual ha acabado deponiéndolo, aun cuando dicho Gobierno había sido elegido democráticamente.
       Ni que decir tiene que la revuelta contra el Gobierno depuesto ha sido una revuelta popular. Pero la realidad es más complicada que la que los Medios anuncian. En realidad, no se ha señalado (con algunas excepciones) que hoy Ucrania es el único país de Europa donde existen miembros de un Partido Nazi en posiciones de gran Poder. El Partido Nazi se llama paradójicamente Libertad (Svoboda) y sus miembros en el Gobierno de Transición (confirmados en  gran parte por el actual Presidente Poroshenko) eran el Ministro de Defensa (Igor Tenyukh), el Viceprimer Ministro para Asuntos Económicos (Aleksandr Sych, que es el ideólogo del Partido), el Ministro de Agricultura Igor Shvaika (uno de los mayores terratenientes de Ucrania), el Ministro de Ecología (Andriy Moknyk, que había sido la persona de contacto con grupos nazis europeos), el Director del Consejo Nacional de Seguridad Andry Parubiy ( Director de la milicia militar del Partido), el Fiscal General del Estado (Oleh Makhnitsky), y el Ministro de Educación Serhiy Kvit, entre muchos otros. El Poder de este Partido condiciona claramente al nuevo Gobierno de Ucrania.
          Dicho Partido fue fundado en 1991, presentándose como el sucesor de la Organización de Nacionalsocialistas Ucranianos (ONU) fundada por un personaje, Stepán Bandera, clave en la historia reciente de Ucrania. El Partido Svoboda lo presenta como su máxima inspiración. Fue definido como un héroe nacional en el año 2010 por el Presidente Victor Yushchenko, más tarde sustituido por el democráticamente elegido Yanukovich, Presidente del Gobierno depuesto como resultado de la revuelta popular. Este último Gobierno retiró el honor que se había concedido a Bandera, aunque es más que probable que el nuevo gobierno lo restituya.
         Bandera, cuyo homenaje conllevó la protesta del Tribunal Europeo de Justicia (European Court of Justice), fue el mayor aliado del Régimen Nazi de Hitler en Ucrania, habiendo dirigido dos batallones que se integraron en las SS nazis alemanas en su lucha contra la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial (según el Centro Simon Wiesenthal, esos batallones detuvieron a 4.000 judíos ucranianos, enviándolos a campos de concentración nazis en Lviv en julio de 1941). En los escritos de la organización fundada y dirigida por Bandera (ONU) se habla explícitamente de la necesidad de limpiar la raza, eliminando a los judíos. El Profesor de Historia de la Tufts University, Gary Leupp, en su detallado artículo Ukraine: The Sovereignty Argument, and the Real Problem of Fascism(Ucrania: El Argumento de la Soberanía y el Problema Real del Fascismo”; CounterPunch, 10.03.2014), del cual se extraen todos los datos que presentamos en esta  parte del artículo, cita textos enteros mostrando el carácter Nazi de dicha organización. Cuando la Alemania Nazi invadió Ucrania, Bandera declaró su independencia, y su Gobierno trabajó muy próximo y hermanado con el Nacionalsocialismo de la Gran Alemania, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, que está formando una nueva Europasegún proclamó entonces.
       El Partido influyente en el nuevo Gobierno de Ucrania, Svoboda, se considera orgulloso heredero del ONU, y quiere purificar la sociedad ucraniana, persiguiendo violentamente a homosexuales, prohibiendo el aborto (aunque sea terapéutico), estableciendo un orden jerárquico y disciplinado, enfatizando la masculinidad y la parafernalia militar, llamando a la expulsión de la mafia judía moscovita y eliminando el Comunismo, comenzando por la prohibición del Partido Comunista y la persecución de sus miembros o intelectuales afines. Piensa también eliminar más tarde a todos los Partidos. En realidad, el programa no puede ser más claro. En el año 2010, la Web del partido indicaba: “Para crear una Ucrania libre tendremos que cancelar el Parlamento y el parlamentarismo, prohibir todos los Partidos Políticos, estatalizar todos los Medios, purgar a todo el funcionariado y ejecutar (término que utilizan) a todos los miembros de los Partidos Políticos anti ucranianos”. El Congreso Mundial Judío (World Jewish Congress) declaró a este Partido como “Partido Neonazi” en mayo del año pasado.
     ¿Cómo es que un Partido Nazi está gobernando hoy Ucrania?: Las movilizaciones populares que terminaron con el Gobierno de Yanukóvich eran en su mayoría movilizaciones espontáneas, con escasa estructura organizativa. De ahí que un grupo, incluso armado, con apoyo político internacional, pudiera adueñarse fácilmente de aquellas movilizaciones, jugando un papel importante en las etapas finales del movimiento popular. Y, por paradójico que parezca, tanto EE.UU como la UE jugaron un papel clave en esta promoción. En realidad, EEUU más que la UE. Fue precisamente Victoria Nuland, “Responsable del Departamento de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos” –una funcionaria de la “ultraderecha dura” nombrada por el Vicepresidente Cheney durante la Administración Bush, y que sorprendentemente fue mantenida en este cargo por la Administración Obama– la que apoyó más fuertemente y abiertamente al Partido Svoboda, pues era el más anti-ruso de los grupos que existían en esas manifestaciones. Fue ésta personaje la que utilizó la famosa expresión ¡Que se joda la UE! (“¡Fuck the EU!”), insistiendo en que el Gobierno tenía que tener en cuenta a Svoboda, por muy mala imagen que ello creara. En realidad, dicho Partido, en las últimas elecciones, solo ha recibido un 10% del voto. Pero su enorme influencia no deriva de su apoyo popular, sino de las maquinaciones que han tenido lugar, en las que el Gobierno Estadounidense y el Alemán han jugado un papel. Ambos desean expandir el área de influencia de la OTAN hacia el este de Europa, y ven la situación de Ucrania como favorable a ello. El miembro de Svoboda que es ministro de Defensa es favorable a la OTAN y ha estudiado en el Pentágono en EEUU.
                         ¿Cuál es el futuro de Ucrania?
       El Pentágono parece querer aspirar a que Ucrania entre en la OTAN (luego de su fracaso en Georgia) e instalar su flota en el Mar Negro. ¿Se podría imaginar un “conflicto” en aquél país y una escisión en dos o tres entidades, a la manera Yugoslava? No es imposible dado que en Ucrania Occidental hay mucha malquerencia y hasta odio contra Rusia y la Ucrania Oriental. Volvamos a recalcar que la Ucrania Occidental ha estado en los últimos cuatro siglos y medio bajo el dominio de Polonia y Austria, nunca de Rusia; son Católicos en oposición a los Ortodoxos del Este y aunque el ruso es la segunda lengua, la mayoría habla el Ucraniano, el Polaco y el Serbio preferentemente. Kiev es la “Capital” formal, pero los Ucranianos Occidentales han considerado siempre como su Capital a Lviv, mientras que los Ucranianos Orientales a Járkov. Tampoco olvidemos que durante la 2ª. Guerra Mundial, cuando las tropas de Hitler invadieron la URSS, al entrar primero en Ucrania Occidental fueron recibidas con vítores y aplausos y contaron con la colaboración de un “Ejército Nacional Ucraniano”; encontrando resistencia seria recién en Ucrania Oriental. Incluso ya después de Stalingrado, el General Vlassov formó el “Ejército Nacionalista Ucraniano” que combatió codo a codo con el Ejército Alemán hasta la derrota final. Vlassov fue capturado por los Norteamericanos quienes lo entregaron a los Soviéticos que lo ejecutaron por “Traidor”.
        Ya estamos presenciando los umbrales de una Guerra Civil que podría terminar en una partición como sucedió en Yugoslavia a la muerte de Tito, luego de una cruenta guerra entre Serbia y Croacia que culminó en la partición y la aparición de otros Estados; a no ser que prime la cordura, especialmente de los EE.UU. –que se ha metido en una guerra que no podrá ganar y de no rectificar rumbos sufrirá otro Viet Nam– y de Rusia para que deje de intervenir en Ucrania del Este; y finalmente se instituya una auténtica República Federativa con Repúblicas o Provincias Autónomas y un Gobierno Democrático sin extremismos “Derechistas” ni “Izquierdistas”. Es precisa la Finlandización” de Ucrania con una neutralidad ante Oriente y Occidente.   
        Hoy, las Élites Gobernantes a los dos lados del Atlántico Norte y de Rusia se encuentran en una situación conflictiva. Por un lado, está el complejo militar industrial de EE.UU. que está muy a la defensiva (debido a los recortes tan notables del gasto militar del Gobierno Federal, resultado del hartazgo de la población estadounidense hacia las campañas bélicas que caracterizaban la política exterior de EEUU) y que desea reavivar por todos los medios la Guerra Fría para justificar la recuperación de su papel central en el sistema político-económico estadounidense. Y por el otro, el sueño mesiánico de la Rusia de Putin de volver a ser una gran Potencia Mundial, impulsada por su Nacionalismo Pan-Ruso y la idea-fuerza de su ideología del Eurasismo, pero con un rezago económico todavía muy grande respecto a los EE.UU.
        Pero esa estrategia del Pentágono choca claramente con los intereses financieros y económicos de la UE y también de EEUU: Rusia es el tercer socio comercial de la UE después de EEUU y China, con un intercambio comercial de más de 500.000 millones de dólares en 2012 (Bob Dreyfuss: Capitalism Will Prevent a Cold War Over Ukraine” [“El Capitalismo evitará una Guerra Fría sobre Ucrania”]; The Nation, 10.03.2014). Alrededor del 75% de todas las inversiones extranjeras en Rusia proceden de la UE, siendo Rusia la mayor proveedora de gas de la UE. Y el Capital de los grandes Oligarcas rusos está en Bancos Europeos, en su mayor parte en la City de Londres. Hoy, el gran Capital Financiero e Industrial no desea una Guerra Fría. En realidad, gran parte del armamento de Rusia es construido hoy en Suecia y Francia (la última compra es de helicópteros, 1.700 millones de dólares). De ahí que por mucho que se hable de penalizar a Rusia, poca acción militar es probable que ocurra. No estamos en la primera página de la III Guerra Mundial, pero ello no implica que no estemos viendo el resurgimiento del Nazismo –apoyado paradójicamente por Élites Gobernantes a los dos lados del Atlántico Norte– que representa la mano dura necesaria para llevar a cabo las políticas de corte Neoliberal que el Gobierno Ucraniano realizará para facilitar su integración en la UE.-
                                     FUENTES
1) Will Durant: “Historia de la Civilización”; Tomo XVIII; pp. 394 a 503; Edit. Sudamericana; Bs. Aires, 1966.-  
2) Arnold Toynbee: “Estudio de la Historia”; Vol. IX; Oxford University Press; Londres, 1954.-
3) Hilaire Belloc: “Europa y la Fe” (1922); Ciudadela Libros; España, 2008.-
4) Walter Laqueur: “La Europa de Nuestro Tiempo”; Javier Vergara Editor S.A., Madrid, 1994.-
5) Gelu Marín: “La Europa de las Naciones”; pp.587-596; Editorial “Itsmo”; Colección “Fundamentos”; Madrid, 2000.-
6) Noam Chomsky: “Lingüística Cartesiana”; Gredos; Madrid, 1772.-


           

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