EL PROBLEMA DEL NORDESTE BRASILEÑO
A raíz de la victoria electoral de Dilma Roussef se publicó en varios
Medios de Comunicación (Buenos Aires y Asunción), un mapa de los votantes con
un breve diciendo que “los haraganes de
la Región del Nordeste” votaron al P.T. Queremos disentir por considerarla
una explicación muy simplista; y por
ello presentamos este profundo estudio que procura dar a los lectores una clara
perspectiva de la cuestión. Y lo
hacemos basándonos en la obra intelectual, la dirigencia política y el accionar
de un Nordestino mundialmente aclamado: CELSO
FURTADO. Además notarán, por analogía, que la problemática del Nordeste
brasileño tiene bastante similitud con la del Norte Paraguayo (San Pedro y
Concepción).
Celso Furtado tiene que ser considerado
como uno de los autores más renombrados si no "leídos". Hasta la
fecha se habla de impresiones que superan el millón de textos. Por otra parte,
si adoptamos como un mejor indicador de su "verdadera" reputación
entre la comunidad intelectual aquél que señala el número de referencias que se
hace a su trabajo, vemos a Furtado como una figura trascendental: el Social Science Citation
Index reporta unas 694 referencias entre los años 1971 y 1983.
Además, entre los más destacados Homenajes a su Obra pueden
mencionarse el que se realizó en Paraiba en 1991, y en París en 1997, y de paso señalemos que hasta la fecha de su muerte
había recibido seis Docteur Honoris Causa.
“En los
cuatro siglos del feudalismo agrario -siglos de mucho sufrimiento y bastante poco
progreso- que siguieron al primer descubrimiento del Brasil, casi nada cambió
en esta tierra del Nordeste” (Josué de
Castro: “Una zona explosiva de
América Latina: El Nordeste brasileño; Buenos Aires, Editora Solar Hachete,
1965, p. 157. Autor de “Geografía del
Hambre”; 1947).
Así,
al analizar el fenómeno de la pobreza en el territorio brasileño, constatamos
que las formas de manifestación y de intensidad de este verdadero flagelo
social son diferentes, consonantes con las características de la región en
causa –Estados Industrializados y Urbanos” (como los
del Sudeste) o “Estados Agrícolas y Rurales” (como los del Nordeste)– situación
que está directamente relacionada con el propio modelo de desarrollo económico
y territorial del Brasil, o con otras palabras, con los vectores esenciales de
su geografía económica. Después del término de los grandes ciclos productivos asociados a la
producción de bienes primarios, surgió en el Brasil del siglo XX, sobre todo desde
los años cincuenta, una estructura industrial basada en la instalación
de firmas multinacionales asociadas a la maquinaria y al material de
transporte y localizada, mayoritariamente, en la Región Metropolitana de São
Paulo (con destaque para la periferia industrial) y que acarreó un padrón territorial de desarrollo marcado
por el desequilibrio. Así, a las Regiones del Norte y del Nordeste con menores
índices de desarrollo, en especial al nivel de la industria y de los servicios,
se oponen los Estados del Sudeste, con especial destaque para São Paulo, en que
el modelo económico garantiza la formación de niveles elevados de producto y la
mayor diversidad de ramos competitivos.
A
estas causas hay que sumar la inmigración europea de gente calificada. El
boom de la inmigración se produjo entre mediados del siglo XIX y mediados del
siglo XX, cuando cerca de cinco millones de europeos emigraron a Brasil, la mayoría de ellos italianos, alemanes, españoles, polacos,
portugueses, lituanos, ucranianos y judíos askenazíes, que se asentaron
principalmente en la región de Sao Paulo y Río Grande do Sul.
Visión de Celso Furtado.
. Furtado
publicó más de 30 libros, entre ellos: "Formación
económica de Brasil" (Formação econômica do Brasil);"La economía latino-americana"(A economíalatino-americana);"El
mito del desarrollo económico" (O mito do desenvolvimento econômico)
y "El capitalismo global"
(O Capitalismo Global), siendo el primero el más conocido, y el segundo
su libro que más circula fuera de Brasil. Muchos de sus libros han sido
traducidos a 11 idiomas.
Según Furtado, los Mercados sólo generan
decisiones globalmente coherentes en Países con un avanzado grado de
homogeneidad social. Así cuanto mayor sea la heterogeneidad social, mayor será
la necesidad de una política nacional de desarrollo que priorice el bienestar
social de toda la población y el crecimiento.
Rara vez en la historia de las luchas sociales pueden encontrarse a
intelectuales que lograron conjugar el Saber y el Poder tan admirablemente como
lo hizo Celso Furtado. Como un primer acercamiento al análisis a dicha
articulación (saber/poder) es que proponemos describir la evolución teórica y
política de Furtado sobre la "Región" o territorio que comprende el
Nordeste de Brasil. Región abrumada internamente por graves desigualdades
económico-sociales que superan por mucho las que existen a lo largo del
horizonte brasileño. Furtado afirma que “ Es un fenómeno secular, muy anterior al
proceso de industrialización del sur del país. La causa básica de aquella
decadencia está en la incapacidad del sistema para superar las formas de
producción y utilización de los recursos establecidos en la época colonial”.
Entre los años 1958 y 1964, Furtado puede considerarse –teóricamente hablando– como el
"creador" de la problemática del Nordeste. Describiremos a través de
sus escritos de esa época la forma originaria y titubeante en que se va constituyendo.
Asimismo veremos la forma y curso que toma el desarrollo en el "Nordeste"
después de su salida de la Dirección del Proyecto. En el año de 1957 Furtado se
retira de la “Comisión Económica para América Latina” (CEPAL) e inmediatamente
pasa un período en Cambridge a expresa invitación de Nicolas Kaldor. De vuelta
de Cambridge en 1958, "re-ingresa" a la cúpula de la
"Administración Pública" brasileña. Con opción a elegir el lugar y
área de interés, Furtado pasa a ocupar la Dirección del “Banco Nacional de Desarrollo Económico (B.N.D.E.) para la Sección
del Nordeste”, culminando con la
creación teórica-política de la Superintendencia
para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE), convirtiéndose en su primer
"Superintendente", que concluye con un corto mandato como Ministro de
Planeación.
El caso del Nordeste es sintomático al respecto. El proyecto de Furtado
carecía de apoyos sociales y políticos específicos, si no burocráticos; allí
está el talón de Aquiles y "fortaleza" de la política para el Nordeste.
Endeble porque los "Nordestinos" aparecen como una variable más en
los esquemas teóricos; no
conformaron, ni tuvieron palabra alguna en el diseño de las políticas constituidas
para el Nordeste; los Movimientos
Sociales y Políticos, y sus objetivos, no fueron integrados en los
planteamientos. Como veremos, a la SUDENE le estaba vedado hablar de "Reforma Agraria".
Después de casi veinte años (1981-1985), Furtado retorna al tema, y su
perspectiva presenta cambios sustanciales y hasta una autocrítica. Por otra
parte, en los años ochenta Furtado se incorporará plenamente al proceso de la
transición a la Democracia brasileña, y formará parte del Gobierno de Sarney
como Ministro de Cultura.
Para entonces los escritos de Furtado ya habían presentado amplios
ejemplos de disquisiciones y análisis contrapuestos a las versiones de la
economía convencional y especialmente sobre el "desarrollo" y
particularmente en torno a Brasil (Desarrollo y Subdesarrollo: cuarto y quinto capítulo; Editorial
Universitaria de Buenos Aires; Bs.
Aires, 1964). Estas versiones de la Ciencia Económica, eran difundidas y
esgrimidas por el F.M.I. En los
planes de "estabilización" y en términos de la Política Económica a seguir
–entonces denominadas “monetaristas” hoy “neoliberales”– eran el "pan de cada día" por
aquella época, del mismo modo en que lo son hoy, después de un
congelamiento de casi 25 años. (Carlos
Mallorquín: La idea del subdesarrollo: el pensamiento de Celso Furtado; capítulo tercero y cuarto,
(1993); Tesis doctoral: tercer
capítulo; Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM,).
“Desde el punto de vista de
la Región de más baja productividad, el nudo del problema está en los precios
relativamente elevados de los géneros de primera necesidad, lo que es un
reflejo de la pobreza relativa de tierras o de la forma inadecuada como son
utilizadas éstas” (C. Furtado: Formación económica de
Brasil; pp. 240, 242; 1959). A continuación Furtado pasa a
hablar de "La decadencia de la región Nordestal" y plantea que el
fenómeno... es un fenómeno secular, muy anterior al proceso de
industrialización del sur del país. La causa básica de aquella decadencia
está en la incapacidad del sistema para superar las formas de producción y
utilización de los recursos establecidos en la Época Colonial (Ibídem).
Brasil aparentaba entonces principiar una fase donde los intereses y
Dirigencia de una clase: los cafetaleros,
eran desplazados por una visión más "nacionalista", con los "industriales" del Centro-Sur
a su cabeza, dando credibilidad a la idea de que la Ideología Desarrollista Nacionalista parecía conducir y transformar
una "Nación" en potencia en una Nación industrializada.
A pesar de las declaraciones retrospectivas de Furtado, la problemática
de las "desigualdades regionales" y específicamente como lo diría el
mismo: la de "mi pobre y
desvalido Nordeste" (C. Furtado:
A fantasia desfeita (La fantasía deshecha); Ed. Paz e Terra, Rio de
Janeiro, 1989; p. 155 y p. 201), empieza a trazarse entre 1958 y 1959 cuando
ingresa al B.N.D.E. encargado de la cuestión del "Nordeste".
Subsecuentemente se hace público el clásico estudio que funda la problemática
del Nordeste: Uma política de desenvolvimento económico para o nordeste (Una
política del desarrollo económico para el Nordeste; Ed. Imprensa Nacional, Rio
de Janeiro, 1959). Este fue el primer diagnóstico sobre el "Nordeste"
que sale bajo la "autoría" de la GTDN (Grupo de Trabajo para el
Desarrollo del Nordeste), pero se sabe que fue elaborado por Furtado,
conformando subsecuentemente las bases para fundar la SUDENE.
Por la región del "Nordeste"
se entiende los Estados de Bahía, Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Paraiba, Río
Grande do Norte, Ceará, Piauí, y Maranhao, con una superficie de 1,55 millones
de km. cuadrados, 18 % de la superficie del Brasil, y un tercio de la población
a nivel nacional. La proporción relativa de la población de la región había
declinado entre 1900 (39 %) y 1950 (32%). El ritmo de su crecimiento era menor
que el de cualquier otra región del país lo cual se explica por el alto índice
de emigración de ésta a otras regiones.
En Uma política...1959, Furtado demuestra que el
"Nordeste" había subsidiado la industrialización y acumulación del
Centro-Sur (Joseph Love tipifica
este fenómeno como de "colonialismo
interno", consúltese "Modelling
Internal Colonialism: History and Prospect", World Development [Modelado colonialismo interno: Historia y
Perspectiva ", sobre el desarrollo mundial] , Vol. 17, No. 6,
1989); esto se debía a que la política de restricciones a ciertas importaciones
de manufacturas y la tasa de cambio fija, o discriminatoria a favor de ciertos
rubros, así como la política de fomento a la producción interna, vía la
protección a las industrias locales, obligaba al Nordeste a comprar sus
insumos del Centro-Sur. Allí los costos eran mayores respecto a los del
exterior. Correlativamente esa región fue siempre una fuente importante de
los ingresos de divisas por sus exportaciones tradicionales, y que usualmente
se utilizaban para importar sus insumos (El Trimestre Económico; número 198, Abril-junio 1983; pp.
1028-1029). Ahora éstas pasaban a utilizarse para apoyar al creciente sector
industrial del Centro-Sur en la capitalización de sus Empresas (Conceicao Tavares: De la
sustitución de importaciones al capitalismo financiero (Ed. FCE.,
México, l979), p. 102).
Furtado argumentaba que el Nordeste sufría de un fenómeno similar al que
acosaba a los Países que se habían especializado en la exportación de productos
primarios: se daba un deterioro en
los términos de su intercambio respecto a los que producen bienes
manufacturados, pero en esta ocasión se hacía en referencia a la relación con
el Centro-Sur. De esta manera se
iniciaba la explicación sobre la disparidad de crecimiento e ingresos entre
ambas "regiones", disparidad que presentaba una brecha que se
ampliaba.
Una nueva política para el Nordeste tendría que dejar a un lado su
tradicional característica "asistencial", y proveer de asesoría
inicial y medios a las comunidades locales para que pudieran defenderse en
períodos de sequías. El punto neurálgico de la propuesta sería la impostergable
industrialización, que con el correr del tiempo se convertiría en el centro de
atracción de la mano de obra superflua del campo. Posteriormente, la
disposición de recursos humanos debería conducir a la producción de insumos
industriales en y para la región, insumos que tradicionalmente se
"importaban" del Centro-Sur.
Furtado tenía claro que existía un "monopolio" en la
tierra, concentrada especialmente en las haciendas productoras de azúcar, o las
dedicadas a la pecuaria, y suponía que con una colonización de nuevas
tierras, los nuevos "farmers" podrían echar a andar un sistema de
producción de alimentos en las nuevas unidades de producción. Pero el hecho de
que Furtado haya hablado de "monopolio" es una confesión de que gran
parte de las relaciones sociales en el campo eran feudales, lo que
significa mano de obra ligada a la tierra a través de algún mecanismo de endeudamiento;
lo cual dificultaría realizar dicha transferencia de la población dada la resistencia
de los terratenientes; queda claro que los campesinos eran sujetos
constantemente "endeudados", y una que otra "sequía" los
obligaba nuevamente a trabajar bajo el régimen social imperante. Esa
descripción supone la concentración de la tierra en pocas manos por un
lado, y por el otro, la proliferación de unidades productivas
("propiedades"). Ese binomio no puede explicar las relaciones
sociales feudales y las unidades de "subsistencia", que son una de
sus condiciones de existencia y que determinaron en el pasado la vida y
"productividad" del campesino. Las grandes divergencias en los
ingresos obedecen también a las características ecológicas, y a las particularidades estructurales e históricas
de la producción nordestina del monocultivo con que se integró al mercado
internacional desde los tiempos de la
Colonia.
Furtado quiere convertirlos en "farmers", olvidando que la
"pobreza" de estos productores no radicaba únicamente en la ausencia
del "progreso técnico", o simple y llanamente por razones ecológicas
-que son importantes- sino en la hegemonía de las relaciones
"feudales". Estas relaciones funcionaban espléndidamente para proveer
de mano de obra a los "Señores de la tierra". La batalla contra el
"Feudalismo" la dieron precisamente las "Ligas Campesinas",
las cuales tenían claramente, como uno de sus objetivos centrales, la
instauración de un "salario mínimo". Por otro lado, estaba por verse
también si las "haciendas" hubieran cedido las parcelas de tierra
dedicadas a la reubicación y plantación de "legumbres"; ello explica
porqué ya no son aceptables las explicaciones sobre la "decadencia del
Nordeste", expresadas como un fenómeno "universal" -en "Perspectiva de los próximos
decenios"- convirtiendo asimismo en evidencia las
"sospechas" allí vertidas de que el crecimiento de una región es
resultado de la manera en que una región se articula productivamente a otra.
Tanto el "primero" como el "segundo" plan para el Nordeste,
los cuales son fruto de la época cuando Furtado está al frente de la SUDENE,
fueron deliberadamente obstaculizados
por un Congreso dominado por fuerzas
políticas tradicionales con fuertes lazos latifundistas (Posteriormente en
A fantasia desfeita...(1989, op. cit.), Furtado dice
que: "Estaba consciente de que no contaba con el apoyo de ninguna fuerza
política organizada, y me había hecho muchos y poderosos enemigos.... Hechos de
ese orden me convencieron de que no tenía futuro en la gran política
nacional." (op. cit. p. 100).
Uno de los mecanismos más importantes que se utilizaron para impulsar la
industrialización del Nordeste fue el dispositivo 34/18 que se da a través
de los incentivos fiscales. Este incentivo fiscal denominado
"34/18" en razón del número de Ley de su creación (R. Moreira: Una política regional de
industrialización. El nordeste brasileño: p. 49-91; Ed. SIAP, Buenos Aires, Argentina, l976) suponía que siempre que
una Empresa desarrollara allí sus actividades productivas, sería beneficiada
por un apoyo a sus inversiones convirtiendo como parte de éstas sus impuestos
respectivos (Furtado: "Modernización versus Desarrollo…”; p.
81.). De esta forma se pensaba atraer el capital hacia el Nordeste, lo que a su
vez supondría una mayor articulación e integración entre las diversas Regiones
de la economía nacional. La inadecuación de dicha política sólo se entiende por
los supuestos implícitos; al respecto Moreira
dice que: “La teoría de la ‘homogeneización’ del espacio, tal como se la
entiende clásicamente, estará siempre adscrita al proceso de ‘exportación de capitales’ de una a otra Región, o sería
producto de él” (Una política regional..., op. cit., p. 89).
La causa principal, desde luego, estaba
en la arcaica estructura agraria, que producía simultáneamente excedente de
población que emigraba al centro-sur y una economía extremadamente vulnerable
en el Polígono de las Secas (El Trimestre
Económico..., p. 1020). El extraordinario esfuerzo realizado por
el Gobierno Federal en el último medio siglo para hacer frente al problema de
las sequías, fue desviado de su auténtico objetivo social para
transformarse en instrumento de consolidación del latifundio ganadero,
amenazado en las mismas bases por las calamidades sociales en que se habían
transformado las sequías. Ningún esfuerzo consecuente se llevó a cabo para
capacitar a la inmensa masa de trabajadores que viven en aparcería
para enfrentar la sequía (R. Moreira: Una política regional...,
op. cit. p. 45. Puede verse por ejemplo para un historial de las políticas
seguidas en el "nordeste": A. O. Hirschman: Journeys Towards
Progress, Ed. The Twentieth Century Fund, New York, l963; existe traducción por F.C.E.;
pueden verse también Stefan H. Robock: Brazil's Developing Northeast... y
Riordan Roett: The Politics of Foreign Aid…). La "mirada", y su voluntad de saber, poco
tienen de "humanitaria"; la penetración de los "cuerpos"
presupone su previa construcción y constitución. Los "problemas"
fueron exaltados por los propios latifundistas, para “exigir al Gobierno que en
las épocas de calamidad se ocupara de dar empleo, real o ficticio, a la
población, cerca de los lugares de trabajo con lo cual evitaba la
dispersión de la mano de obra. También de este modo el Gobierno protegía
al latifundio, que conservaba su excedente estructural de una agricultura
antisocial (C. Furtado: Dialéctica del Desarrollo: Ediciones Fondo de Cultura Económica;
México, 1965). Josué de Castro indica también el "problema":
"El despoblamiento de la región proviene del hecho de que
no sólo los animales domésticos sino también los que forman parte de la fauna
indígena, emigran o son diezmados en gran parte durante las sequías
prolongadas" (Geografía del hambre ; Ed. Solar Hachete,
Buenos Aires, Argentina, l975; p. 172.). Mejorar las condiciones de vida de
los trabajadores requería de una "reestructuración" de la agricultura
del Agreste, zona muy seca, adaptada a niveles pluviométricos mínimos, que
hablando técnica y políticamente era imposible, por la oposición de los
latifundistas a ensanchar las propiedades de los aparceros. La inusitada
lentitud con que las Clases Campesinas del Nordeste adquieren conciencia
de sus problemas se explica si se toma en cuenta el carácter
rudimentario de la vida de las comunidades confinadas dentro de los latifundios
(Dialéctica del Desarrollo... 1964; op. cit., p. 154).
El desarrollo económico debe ser desarrollo político-económico. Furtado tuvo amplia participación en la "construcción" de la problemática –el modo de plantear las preguntas así como sus respuestas– brasileña a partir de 1981. Desde esta óptica, un elemento que resurge una y otra vez en El Brasil después del ‘milagro’: Ed. FCE, México, 1983, primera edición en portugués en 1981. La nueva dependencia: Deuda Externa y Monetarismo; Ed. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985, primera edición en portugués en 1982. Nao a' recessao e ao desemprego (No a la recesión y al desempleo): Ed. Paz e Terra; Rio de Janeiro, 1983; y Cultura e desenvolvimento (Cultura y Desarrollo): Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1984; es la recuperación del concepto de la "autotransformación" o "autogeneración" del Capitalismo Brasileño, a partir de su propia estructura productiva y mercado interno, idea que había desaparecido por muchos años. Habría que indicar que su perspectiva propositiva -como veremos a continuación- ha cambiado radicalmente. Sin duda alguna, observamos cambios importantes en la perspectiva de Furtado. En primer lugar otorga una alta prioridad a la promoción de la Autoadministración del Nordeste por parte de su población para que pueda resolver "sus" problemas. Es insistente también la tesis de que el nuevo modelo de desarrollo tendrá que ser inventado por los propios Nordestinos. Suma importancia se da a la necesidad de constituir "Cooperativas" y reconstituir el agro para liberar la "capacidad creativa" de la población local. Su discurso "anti-Tecnocrático" y desmistificante del "Príncipe" como guía del proceso demuestra que se han diluido considerablemente los aspectos más paternalistas y tecnocráticos de su concepción anterior.
El desarrollo económico debe ser desarrollo político-económico. Furtado tuvo amplia participación en la "construcción" de la problemática –el modo de plantear las preguntas así como sus respuestas– brasileña a partir de 1981. Desde esta óptica, un elemento que resurge una y otra vez en El Brasil después del ‘milagro’: Ed. FCE, México, 1983, primera edición en portugués en 1981. La nueva dependencia: Deuda Externa y Monetarismo; Ed. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985, primera edición en portugués en 1982. Nao a' recessao e ao desemprego (No a la recesión y al desempleo): Ed. Paz e Terra; Rio de Janeiro, 1983; y Cultura e desenvolvimento (Cultura y Desarrollo): Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1984; es la recuperación del concepto de la "autotransformación" o "autogeneración" del Capitalismo Brasileño, a partir de su propia estructura productiva y mercado interno, idea que había desaparecido por muchos años. Habría que indicar que su perspectiva propositiva -como veremos a continuación- ha cambiado radicalmente. Sin duda alguna, observamos cambios importantes en la perspectiva de Furtado. En primer lugar otorga una alta prioridad a la promoción de la Autoadministración del Nordeste por parte de su población para que pueda resolver "sus" problemas. Es insistente también la tesis de que el nuevo modelo de desarrollo tendrá que ser inventado por los propios Nordestinos. Suma importancia se da a la necesidad de constituir "Cooperativas" y reconstituir el agro para liberar la "capacidad creativa" de la población local. Su discurso "anti-Tecnocrático" y desmistificante del "Príncipe" como guía del proceso demuestra que se han diluido considerablemente los aspectos más paternalistas y tecnocráticos de su concepción anterior.
El
predominio de los Grandes Complejos Agro-Industriales, y relaciones sociales
mercantiles salariales indicarían ya "otro" tipo de "reforma
agraria", que no puede partir de la idea de que existen grandes masas
de población "sujetas" a la tierra por relaciones sociales feudales. El
proceso de concentración de la tierra en grandes terratenientes capitalistas, y
el océano circundante de "minifundios", implican que las
relaciones salariales se implantaron firmemente en el campo. Sus trazos
típicos: la subutilización de
"tierras" por un lado, y "masas" de campesinos minifundistas
"desempleados" por otro. Es precisamente el campesino sin
posibilidades de sobrevivir en su parcela lo que hace factible la mano de obra
salarial para las grandes Agro-Industrias. La "reforma agraria",
entonces, debe adquirir, aparte de la repartición o distribución de tierras,
otro matiz. A pesar de todo, es interesante que por estos años Furtado ya hable
a favor de la constitución de Cooperativas de Produccción y de Comercialización,
con el fin de intentar fortalecer a los pequeños productores para competir y
defenderse de las Grandes Empresas.
Los
datos revelan que poco más de la mitad
de los productores nordestinos (57.5%) se declaran propietarios
legítimos de la tierra que ocupan y explotan (que representa cerca del 92% de
la superficie total de los establecimientos rurales). Por otro lado, los
productores no propietarios -arrendatarios, aparceros y ocupantes precaristas-
constituyen cerca del 42% de los productores y ocupan una superficie inferior
al 10% del total.
Respecto
de la relación entre propiedad y uso de la tierra, la dimensión del problema
nordestino se aprecia al examinar los datos que muestra que, en el recatastro
de los predios de 1978 cerca del 77% de los predios se clasificaban como
minifundios, y ocupaban poco más del 15% de la superficie total, mientras
que los latifundios (por explotación o tamaño) representaban aproximadamente el
22% del número y ocupaban más del 80% de la superficie; de los datos para
1984 se infiere que la situación se habría agravado, aumentando los latifundios.
Se trata de un típico complejo latifundio/minifundio en que coexisten grandes
extensiones sin utilizar (latifundios) y numerosos contingentes de productores
con superficies insuficientes como para obtener una producción y un ingreso de
subsistencia (minifundio). Por lo tanto y simultáneamente, la tierra y la mano
de obra se encuentran subutilizadas y subempleadas (Expansión del cultivo de
la caña de azúcar y de la ganadería en el Nordeste del Brasil: Ed. Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, Santiago de Chile,
1986; y Tulio Barbosa: La CEPAL; pp.
51-52). Además en la gran mayoría de los Estados se observaba el declive en
la producción de alimentos, así como una creciente hegemonía de las Grandes
Agro-Empresas.
No se debe
olvidar que el proyecto de la SUDENE para la transformación de la agricultura
del Nordeste incluía, desde sus inicios, una política de industrialización. Se
suponía que la industrialización fomentaría la creación de un "polo de
desarrollo". De ello surgiría una fuerte presión e irradiación que
promovería la especialización del sector agrícola para producir alimentos para
las industrias y ciudades en expansión. Sucede, sin embargo, que la
industrialización que se suscitó en el Nordeste fue simplemente la prolongación
de un proceso que se venía dando desde el Centro-Sur. Fue una
industrialización dominada por la lógica del Centro-Sur, la cual no procreó
fuerzas, ni encadenamientos internos en la propia "región" del
Nordeste. Sin embargo, las industrias que emergen en el Nordeste están en
su totalidad dirigidas a producir y vender sus productos ("bienes intermedios")
en el mercado del Centro-Sur. En otras palabras, se propagó un sistema
industrial que "exportaba" sus productos fuera de la región, lo que implicó
que el Nordeste no fuera un mercado viable. Por lo tanto, los beneficios fiscales que promovían el traslado e
inversión hacia el Nordeste sólo lograron facilitar la expansión o la
especialización de empresas del Centro-Sur, no su "integración" a la
región en cuestión. Más exactamente, se debería hablar de una
"dependencia" mayor de la industria nordestina respecto de la del
Centro-Sur, tanto para sus ventas como para las compras de sus productos. Es
por ello que en el Nordeste aparecen filiales de empresas establecidas
originalmente en el Centro-Sur. Por lo tanto, es difícil calificar a la
industria en el Nordeste como parte de un proceso sustitutivo de
"importaciones". Es más exacto hablar de una diversificación de la
producción a nivel nacional de algunas ramas como la química, petroquímica y
metalúrgica, o la modernización de otras como la textil. Este es el proceso
típico, si bien pudiera hablarse de casos aislados de un proceso de
"sustitución de importaciones". Un verdadero proceso de sustitución
de importaciones hubiera requerido el surgimiento de industrias aptas para
competir con las industrias del Centro-Sur, donde los "costos" eran
menores a los del Nordeste. Las industrias en el Nordeste no pasaron a competir
con las ya instaladas a nivel nacional.
Sustancialmente
la "economía" nordestina no sufrió mutaciones; el sector industrial
no elevó su participación relativa de manera estrepitosa, manteniendo el sector
agrícola su importancia relativa. La ausencia de eslabones industriales
intraregionales se explica por el predominio de las industrias
"dinámicas", altamente dependientes del Centro-Sur por sus insumos.
El propio mercado regional del Nordeste no absorbió gran proporción de los
productos industriales elaborados en la región. Dada la articulación de la
industria con la del Centro-Sur, los dos centros urbanos más importantes
(Bahía y Pernambuco) no se constituyeron en polos de desarrollo, ni en
partes interdependientes de una cadena industrial intrarregional. Este fenómeno, que se repitió en todo el
Nordeste, produjo, un gran océano de "pobreza" al lado de una inmensa
riqueza en ampliación concentrada en un espacio y grupo económico.
En A
Fantasia desfeita...(1989) ya se puede ver una visión más pragmática y
propositiva. El problema fundamental radicaba –dice Furtado– “no tanto en
erradicar las desigualdades ni de eliminar diferencias en los niveles de
ingreso, aún cuando eso es necesario en cierta medida, sino transformar la
sociedad Nordestina a fin de que el desarrollo beneficie efectivamente a la
masa de la población. Si no se eleva deliberadamente el nivel de vida del
hombre rural nordestino, si éste sigue prisionero del hambre y la ignorancia,
la estructura social del conjunto del país tenderá a permanecer
semi-inmovilizada, reproduciendo agravadas las extremas desigualdades que la
caracterizan en el momento actual. El objetivo estratégico debería ser abrir
espacio para que los que están realmente abajo en la escala social se
conviertan en agentes activos del desarrollo. Este primer impulso tendiente
a romper las estructuras que aprisionan a los que están más abajo, sólo se
producirá como fruto de una decidida voluntad política”(El Brasil después
del “Milagro” [O Brazil pós-"milagre"] [Le Brésil après le miracle]:
p. 121; Fondo de Cultura
Económica, México, 1983).
Posteriormente se demostró que
existe una gran simbiosis entre el "Nordeste" –que empezó tardíamente
la industrialización y mutación de las estructuras agrarias– y el Centro-Sur.
El hecho de que exista "pobreza" en cierta área delimitada no
significa que ella responda a cierta lógica general. Es sencillamente resultado
del tipo de luchas sociales (o su ausencia) allí desarrolladas en torno a la
"posesión en separación" de la tierra. Insistentemente Furtado pregona:
que el Capitalismo sin alguna dirección o planificación, obviamente creará
"riqueza" y concentración del ingreso por un lado y marginación por
otro.
El
problema político esencial para el intelectual –subraya Michel Foucault– no
es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia o
hacer de tal suerte que su práctica científica esté acompañada de una ideología
justa. Es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad.
El problema no es "cambiar la
conciencia" de las gentes o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen
político, económico, institucional de la producción de la verdad ("Verdad y Poder"; en Microfísica
del Poder: p.189; Ed. La Piqueta,
Madrid, 1980).-
N. del A.:
Para este trabajo hemos consultado, además de los autores citados, básicamente
el extraordinario Tratado “La Construcción de la Cuestión Regional del Nordeste
Brasileño en el Pensamiento de Celso Furtado”. (Carlos Mallorquín: Doctor en
Estudios Latinoamericanos (UNAM). Master en Sociología (Universidad de
Londres). Profesor del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad
Autónoma de Puebla. México).-
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