domingo, 16 de noviembre de 2014

EL NORDESTE BRASILEÑO

   EL PROBLEMA DEL NORDESTE BRASILEÑO        
        A raíz de la victoria electoral de Dilma Roussef se publicó en varios Medios de Comunicación (Buenos Aires y Asunción), un mapa de los votantes con un breve diciendo que “los haraganes de la Región del Nordeste” votaron al P.T. Queremos disentir por considerarla una explicación muy simplista; y por ello presentamos este profundo estudio que procura dar a los lectores una clara perspectiva de la cuestión. Y lo hacemos basándonos en la obra intelectual, la dirigencia política y el accionar de un Nordestino mundialmente aclamado: CELSO FURTADO. Además notarán, por analogía, que la problemática del Nordeste brasileño tiene bastante similitud con la del Norte Paraguayo (San Pedro y Concepción). 
       Celso Furtado tiene que ser considerado como uno de los autores más renombrados si no "leídos". Hasta la fecha se habla de impresiones que superan el millón de textos. Por otra parte, si adoptamos como un mejor indicador de su "verdadera" reputación entre la comunidad intelectual aquél que señala el número de referencias que se hace a su trabajo, vemos a Furtado como una figura trascendental: el Social Science Citation Index  reporta unas 694 referencias entre los años 1971 y 1983. Además, entre los más destacados Homenajes a su  Obra  pueden mencionarse el que se realizó en Paraiba en 1991, y en París en 1997, y de paso señalemos que hasta la fecha de su muerte había recibido seis Docteur Honoris Causa.
      “En los cuatro siglos del feudalismo agrario -siglos de mucho sufrimiento y bastante poco progreso- que siguieron al primer descubrimiento del Brasil, casi nada cambió en esta tierra del Nordeste” (Josué de Castro: “Una zona explosiva de América Latina: El Nordeste brasileño; Buenos Aires, Editora Solar Hachete, 1965, p. 157. Autor de “Geografía del Hambre”; 1947).
       Así, al analizar el fenómeno de la pobreza en el territorio brasileño, constatamos que las formas de manifestación y de intensidad de este verdadero flagelo social son diferentes, consonantes con las características de la región en causa –Estados Industrializados y Urbanos” (como los del Sudeste) o “Estados Agrícolas y Rurales” (como los del Nordeste)– situación que está directamente relacionada con el propio modelo de desarrollo económico y territorial del Brasil, o con otras palabras, con los vectores esenciales de su geografía económica. Después del término de los grandes ciclos productivos asociados a la producción de bienes primarios, surgió en el Brasil del siglo XX, sobre todo desde los años cincuenta, una estructura industrial basada en la instalación de firmas multinacionales asociadas a la maquinaria y al material de transporte y localizada, mayoritariamente, en la Región Metropolitana de São Paulo (con destaque para la periferia industrial) y que acarreó  un padrón territorial de desarrollo marcado por el desequilibrio. Así, a las Regiones del Norte y del Nordeste con menores índices de desarrollo, en especial al nivel de la industria y de los servicios, se oponen los Estados del Sudeste, con especial destaque para São Paulo, en que el modelo económico garantiza la formación de niveles elevados de producto y la mayor diversidad de ramos competitivos.
       A estas causas hay que sumar la inmigración europea de gente calificada. El boom de la inmigración se produjo entre mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX, cuando cerca de cinco millones de europeos emigraron a  Brasil, la mayoría de ellos italianos, alemanes, españoles, polacos, portugueses, lituanos, ucranianos y judíos askenazíes, que se asentaron principalmente en la región de Sao Paulo y Río Grande do Sul.
      
Visión de Celso Furtado.                       .                                                           Furtado publicó más de 30 libros, entre ellos: "Formación económica de Brasil" (Formação econômica do Brasil);"La economía latino-americana"(A economíalatino-americana);"El mito del desarrollo económico" (O mito do desenvolvimento econômico) y "El capitalismo global" (O Capitalismo Global), siendo el primero el más conocido, y el segundo su libro que más circula fuera de Brasil. Muchos de sus libros han sido traducidos a 11 idiomas.
      Según Furtado, los Mercados sólo generan decisiones globalmente coherentes en Países con un avanzado grado de homogeneidad social. Así cuanto mayor sea la heterogeneidad social, mayor será la necesidad de una política nacional de desarrollo que priorice el bienestar social de toda la población y el crecimiento.
      Rara vez en la historia de las luchas sociales pueden encontrarse a intelectuales que lograron conjugar el Saber y el Poder tan admirablemente como lo hizo Celso Furtado. Como un primer acercamiento al análisis a dicha articulación (saber/poder) es que proponemos describir la evolución teórica y política de Furtado sobre la "Región" o territorio que comprende el Nordeste de Brasil. Región abrumada internamente por graves desigualdades económico-sociales que superan por mucho las que existen a lo largo del horizonte brasileño. Furtado afirma que Es un fenómeno secular, muy anterior al proceso de industrialización del sur del país. La causa básica de aquella decadencia está en la incapacidad del sistema para superar las formas de producción y utilización de los recursos establecidos en la época colonial”.
      Entre los años 1958 y 1964, Furtado puede considerarse –teóricamente hablando– como el "creador" de la problemática del Nordeste. Describiremos a través de sus escritos de esa época la forma originaria y titubeante en que se va constituyendo. Asimismo veremos la forma y curso que toma el desarrollo en el "Nordeste" después de su salida de la Dirección del Proyecto. En el año de 1957 Furtado se retira de la “Comisión Económica para América Latina” (CEPAL) e inmediatamente pasa un período en Cambridge a expresa invitación de Nicolas Kaldor. De vuelta de Cambridge en 1958, "re-ingresa" a la cúpula de la "Administración Pública" brasileña. Con opción a elegir el lugar y área de interés, Furtado pasa a ocupar la Dirección del Banco Nacional de Desarrollo Económico (B.N.D.E.) para la Sección del Nordeste, culminando con la creación teórica-política de la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE), convirtiéndose en su primer "Superintendente", que concluye con un corto mandato como Ministro de Planeación.
      El caso del Nordeste es sintomático al respecto. El proyecto de Furtado carecía de apoyos sociales y políticos específicos, si no burocráticos; allí está el talón de Aquiles y "fortaleza" de la política para el Nordeste. Endeble porque los "Nordestinos" aparecen como una variable más en los esquemas teóricos; no conformaron, ni tuvieron palabra alguna en el diseño de las políticas constituidas para el Nordeste; los Movimientos Sociales y Políticos, y sus objetivos, no fueron integrados en los planteamientos. Como veremos, a la SUDENE le estaba vedado hablar de "Reforma Agraria".
      Después de casi veinte años (1981-1985), Furtado retorna al tema, y su perspectiva presenta cambios sustanciales y hasta una autocrítica. Por otra parte, en los años ochenta Furtado se incorporará plenamente al proceso de la transición a la Democracia brasileña, y formará parte del Gobierno de Sarney como Ministro de Cultura.   
      Para entonces los escritos de Furtado ya habían presentado amplios ejemplos de disquisiciones y análisis contrapuestos a las versiones de la economía convencional y especialmente sobre el "desarrollo" y particularmente en torno a Brasil (Desarrollo y Subdesarrollo: cuarto y quinto capítulo; Editorial Universitaria de Buenos Aires; Bs. Aires, 1964). Estas versiones de la Ciencia Económica, eran difundidas y esgrimidas por el F.M.I. En los planes de "estabilización" y en términos de la Política Económica a seguir –entonces denominadas “monetaristas” hoy “neoliberales”–  eran el "pan de cada día" por aquella época, del mismo modo en que lo son hoy, después de un congelamiento de casi 25 años. (Carlos Mallorquín: La idea del subdesarrollo: el pensamiento de Celso Furtado; capítulo tercero y cuarto,  (1993); Tesis doctoral: tercer capítulo; Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM,).
      Desde el punto de vista de la Región de más baja productividad, el nudo del problema está en los precios relativamente elevados de los géneros de primera necesidad, lo que es un reflejo de la pobreza relativa de tierras o de la forma inadecuada como son utilizadas éstas (C. Furtado: Formación económica de Brasil; pp. 240, 242; 1959). A continuación Furtado pasa a hablar de "La decadencia de la región Nordestal" y plantea que el fenómeno... es un fenómeno secular, muy anterior al proceso de industrialización del sur del país. La causa básica de aquella decadencia está en la incapacidad del sistema para superar las formas de producción y utilización de los recursos establecidos en la Época Colonial (Ibídem).
      Brasil aparentaba entonces principiar una fase donde los intereses y Dirigencia de una clase: los cafetaleros, eran desplazados por una visión más "nacionalista", con los "industriales" del Centro-Sur a su cabeza, dando credibilidad a la idea de que la Ideología Desarrollista Nacionalista parecía conducir y transformar una "Nación" en potencia en una Nación industrializada.
      A pesar de las declaraciones retrospectivas de Furtado, la problemática de las "desigualdades regionales" y específicamente como lo diría el mismo: la de "mi pobre y desvalido Nordeste" (C. Furtado: A fantasia desfeita (La fantasía deshecha); Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1989; p. 155 y p. 201), empieza a trazarse entre 1958 y 1959 cuando ingresa al B.N.D.E. encargado de la cuestión del "Nordeste". Subsecuentemente se hace público el clásico estudio que funda la problemática del Nordeste: Uma política de desenvolvimento económico para o nordeste (Una política del desarrollo económico para el Nordeste; Ed. Imprensa Nacional, Rio de Janeiro, 1959). Este fue el primer diagnóstico sobre el "Nordeste" que sale bajo la "autoría" de la GTDN (Grupo de Trabajo para el Desarrollo del Nordeste), pero se sabe que fue elaborado por Furtado, conformando subsecuentemente las bases para fundar la SUDENE.
      Por la región del "Nordeste" se entiende los Estados de Bahía, Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Paraiba, Río Grande do Norte, Ceará, Piauí, y Maranhao, con una superficie de 1,55 millones de km. cuadrados, 18 % de la superficie del Brasil, y un tercio de la población a nivel nacional. La proporción relativa de la población de la región había declinado entre 1900 (39 %) y 1950 (32%). El ritmo de su crecimiento era menor que el de cualquier otra región del país lo cual se explica por el alto índice de emigración de ésta a otras regiones.
      En Uma política...1959, Furtado demuestra que el "Nordeste" había subsidiado la industrialización y acumulación del Centro-Sur (Joseph Love tipifica este fenómeno como de "colonialismo interno", consúltese "Modelling Internal Colonialism: History and Prospect", World Development [Modelado colonialismo interno: Historia y Perspectiva ", sobre el desarrollo mundial] , Vol. 17, No. 6, 1989); esto se debía a que la política de restricciones a ciertas importaciones de manufacturas y la tasa de cambio fija, o discriminatoria a favor de ciertos rubros, así como la política de fomento a la producción interna, vía la protección a las industrias locales, obligaba al Nordeste a comprar sus insumos del Centro-Sur. Allí los costos eran mayores respecto a los del exterior. Correlativamente esa región fue siempre una fuente importante de los ingresos de divisas por sus exportaciones tradicionales, y que usualmente se utilizaban para importar sus insumos (El Trimestre Económico; número 198, Abril-junio 1983; pp. 1028-1029). Ahora éstas pasaban a utilizarse para apoyar al creciente sector industrial del Centro-Sur en la capitalización de sus Empresas (Conceicao Tavares: De la sustitución de importaciones al capitalismo financiero (Ed. FCE., México, l979), p. 102).
      Furtado argumentaba que el Nordeste sufría de un fenómeno similar al que acosaba a los Países que se habían especializado en la exportación de productos primarios: se daba un deterioro en los términos de su intercambio respecto a los que producen bienes manufacturados, pero en esta ocasión se hacía en referencia a la relación con el Centro-Sur. De esta manera se iniciaba la explicación sobre la disparidad de crecimiento e ingresos entre ambas "regiones", disparidad que presentaba una brecha que se ampliaba.
      Una nueva política para el Nordeste tendría que dejar a un lado su tradicional característica "asistencial", y proveer de asesoría inicial y medios a las comunidades locales para que pudieran defenderse en períodos de sequías. El punto neurálgico de la propuesta sería la impostergable industrialización, que con el correr del tiempo se convertiría en el centro de atracción de la mano de obra superflua del campo. Posteriormente, la disposición de recursos humanos debería conducir a la producción de insumos industriales en y para la región, insumos que tradicionalmente se "importaban" del Centro-Sur.
      Furtado tenía claro que existía un "monopolio" en la tierra, concentrada especialmente en las haciendas productoras de azúcar, o las dedicadas a la pecuaria, y suponía que con una colonización de nuevas tierras, los nuevos "farmers" podrían echar a andar un sistema de producción de alimentos en las nuevas unidades de producción. Pero el hecho de que Furtado haya hablado de "monopolio" es una confesión de que gran parte de las relaciones sociales en el campo eran feudales, lo que significa mano de obra ligada a la tierra a través de algún mecanismo de endeudamiento; lo cual dificultaría realizar dicha transferencia de la población dada la resistencia de los terratenientes; queda claro que los campesinos eran sujetos constantemente "endeudados", y una que otra "sequía" los obligaba nuevamente a trabajar bajo el régimen social imperante. Esa descripción supone la concentración de la tierra en pocas manos por un lado, y por el otro, la proliferación de unidades productivas ("propiedades"). Ese binomio no puede explicar las relaciones sociales feudales y las unidades de "subsistencia", que son una de sus condiciones de existencia y que determinaron en el pasado la vida y "productividad" del campesino. Las grandes divergencias en los ingresos obedecen también a las características ecológicas, y a las particularidades estructurales e históricas de la producción nordestina del monocultivo con que se integró al mercado internacional desde los tiempos de la Colonia.
      Furtado quiere convertirlos en "farmers", olvidando que la "pobreza" de estos productores no radicaba únicamente en la ausencia del "progreso técnico", o simple y llanamente por razones ecológicas -que son importantes- sino en la hegemonía de las relaciones "feudales". Estas relaciones funcionaban espléndidamente para proveer de mano de obra a los "Señores de la tierra". La batalla contra el "Feudalismo" la dieron precisamente las "Ligas Campesinas", las cuales tenían claramente, como uno de sus objetivos centrales, la instauración de un "salario mínimo". Por otro lado, estaba por verse también si las "haciendas" hubieran cedido las parcelas de tierra dedicadas a la reubicación y plantación de "legumbres"; ello explica porqué ya no son aceptables las explicaciones sobre la "decadencia del Nordeste", expresadas como un fenómeno "universal" -en "Perspectiva de los próximos decenios"- convirtiendo asimismo en evidencia las "sospechas" allí vertidas de que el crecimiento de una región es resultado de la manera en que una región se articula productivamente a otra. Tanto el "primero" como el "segundo" plan para el Nordeste, los cuales son fruto de la época cuando Furtado está al frente de la SUDENE, fueron deliberadamente obstaculizados por un Congreso dominado por fuerzas políticas tradicionales con fuertes lazos latifundistas (Posteriormente en  A fantasia desfeita...(1989op. cit.), Furtado dice que: "Estaba consciente de que no contaba con el apoyo de ninguna fuerza política organizada, y me había hecho muchos y poderosos enemigos.... Hechos de ese orden me convencieron de que no tenía futuro en la gran política nacional." (op. cit. p. 100).    
      Uno de los mecanismos más importantes que se utilizaron para impulsar la industrialización del Nordeste fue el dispositivo 34/18 que se da a través de los incentivos fiscales. Este incentivo fiscal denominado "34/18" en razón del número de Ley de su creación (R. Moreira: Una política regional de industrialización. El nordeste brasileño: p. 49-91; Ed. SIAP, Buenos Aires, Argentina, l976) suponía que siempre que una Empresa desarrollara allí sus actividades productivas, sería beneficiada por un apoyo a sus inversiones convirtiendo como parte de éstas sus impuestos respectivos (Furtado: "Modernización versus Desarrollo…”; p. 81.). De esta forma se pensaba atraer el capital hacia el Nordeste, lo que a su vez supondría una mayor articulación e integración entre las diversas Regiones de la economía nacional. La inadecuación de dicha política sólo se entiende por los supuestos implícitos; al respecto Moreira dice que: “La teoría de la ‘homogeneización’ del espacio, tal como se la entiende clásicamente, estará siempre adscrita al proceso de exportación de capitales de una a otra Región, o sería producto de él” (Una política regional...op. cit., p. 89). La causa principal, desde luego, estaba en la arcaica estructura agraria, que producía simultáneamente excedente de población que emigraba al centro-sur y una economía extremadamente vulnerable en el Polígono de las Secas (El Trimestre Económico..., p. 1020).            El extraordinario esfuerzo realizado por el Gobierno Federal en el último medio siglo para hacer frente al problema de las sequías, fue desviado de su auténtico objetivo social para transformarse en instrumento de consolidación del latifundio ganadero, amenazado en las mismas bases por las calamidades sociales en que se habían transformado las sequías. Ningún esfuerzo consecuente se llevó a cabo para capacitar a la inmensa masa de trabajadores que viven en aparcería para enfrentar la sequía (R. Moreira: Una política regional...,  op. cit. p. 45. Puede verse por ejemplo para un historial de las políticas seguidas en el "nordeste": A. O. Hirschman: Journeys Towards Progress, Ed. The Twentieth Century Fund, New York, l963; existe traducción por F.C.E.; pueden verse también Stefan H. Robock: Brazil's Developing Northeast... y Riordan Roett: The Politics of Foreign Aid…). La "mirada", y su voluntad de saber, poco tienen de "humanitaria"; la penetración de los "cuerpos" presupone su previa construcción y constitución. Los "problemas" fueron exaltados por los propios latifundistas, para “exigir al Gobierno que en las épocas de calamidad se ocupara de dar empleo, real o ficticio, a la población, cerca de los lugares de trabajo con lo cual evitaba la dispersión de la mano de obra. También de este modo el Gobierno protegía al latifundio, que conservaba su excedente estructural de una agricultura antisocial (C. Furtado: Dialéctica del Desarrollo: Ediciones Fondo de Cultura Económica; México, 1965). Josué de Castro indica también el "problema": "El despoblamiento de la región proviene del hecho de que no sólo los animales domésticos sino también los que forman parte de la fauna indígena, emigran o son diezmados en gran parte durante las sequías prolongadas" (Geografía del hambre ; Ed. Solar Hachete, Buenos Aires, Argentina, l975; p. 172.). Mejorar las condiciones de vida de los trabajadores requería de una "reestructuración" de la agricultura del Agreste, zona muy seca, adaptada a niveles pluviométricos mínimos, que hablando técnica y políticamente era imposible, por la oposición de los latifundistas a ensanchar las propiedades de los aparceros. La inusitada lentitud con que las Clases Campesinas del Nordeste adquieren conciencia de sus problemas se explica si se toma en cuenta el carácter rudimentario de la vida de las comunidades confinadas dentro de los latifundios (Dialéctica del Desarrollo... 1964; op. cit., p. 154).
     El desarrollo económico debe ser desarrollo político-económico. Furtado tuvo amplia participación en la "construcción" de la problemática –el modo de plantear las preguntas así como sus respuestas– brasileña a partir de 1981. Desde esta óptica, un elemento que resurge una y otra vez en  El Brasil después del ‘milagro’: Ed. FCE, México, 1983, primera edición en portugués en 1981.  La nueva dependencia: Deuda Externa y Monetarismo; Ed. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1985, primera edición en portugués en 1982. Nao a' recessao e ao desemprego (No a la recesión y al desempleo): Ed. Paz e Terra; Rio de Janeiro, 1983; y  Cultura e desenvolvimento (Cultura y Desarrollo): Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1984; es la recuperación del concepto de la "autotransformación" o "autogeneración" del Capitalismo Brasileño, a partir de su propia estructura productiva y mercado interno, idea que había desaparecido por muchos años. Habría que indicar que su perspectiva propositiva -como veremos a continuación- ha cambiado radicalmente. Sin duda alguna, observamos cambios importantes en la perspectiva de Furtado. En primer lugar otorga una alta prioridad a la promoción de la Autoadministración del Nordeste por parte de su población para que pueda resolver "sus" problemas. Es insistente también la tesis de que el nuevo modelo de desarrollo tendrá que ser inventado por los propios Nordestinos. Suma importancia se da a la necesidad de constituir "Cooperativas" y reconstituir el agro para liberar la "capacidad creativa" de la población local. Su discurso "anti-Tecnocrático" y desmistificante del "Príncipe" como guía del proceso demuestra que se han diluido considerablemente los aspectos más paternalistas y tecnocráticos de su concepción anterior.
      El predominio de los Grandes Complejos Agro-Industriales, y relaciones sociales mercantiles salariales indicarían ya "otro" tipo de "reforma agraria", que no puede partir de la idea de que existen grandes masas de población "sujetas" a la tierra por relaciones sociales feudales. El proceso de concentración de la tierra en grandes terratenientes capitalistas, y el océano circundante de "minifundios", implican que las relaciones salariales se implantaron firmemente en el campo. Sus trazos típicos: la subutilización de "tierras" por un lado, y "masas" de campesinos minifundistas "desempleados" por otro. Es precisamente el campesino sin posibilidades de sobrevivir en su parcela lo que hace factible la mano de obra salarial para las grandes Agro-Industrias. La "reforma agraria", entonces, debe adquirir, aparte de la repartición o distribución de tierras, otro matiz. A pesar de todo, es interesante que por estos años Furtado ya hable a favor de la constitución de Cooperativas de Produccción y de Comercialización, con el fin de intentar fortalecer a los pequeños productores para competir y defenderse de las Grandes Empresas.
   Los datos  revelan que poco más de la mitad de los productores nordestinos (57.5%) se declaran  propietarios legítimos de la tierra que ocupan y explotan (que representa cerca del 92% de la superficie total de los establecimientos rurales). Por otro lado, los productores no propietarios -arrendatarios, aparceros y ocupantes precaristas- constituyen cerca del 42% de los productores y ocupan una superficie inferior al 10% del total.
      Respecto de la relación entre propiedad y uso de la tierra, la dimensión del problema nordestino se aprecia al examinar los datos que muestra que, en el recatastro de los predios de 1978 cerca del 77% de los predios se clasificaban como minifundios, y ocupaban poco más del 15% de la superficie total, mientras que los latifundios (por explotación o tamaño) representaban aproximadamente el 22% del número y ocupaban más del 80% de la superficie; de los datos para 1984 se infiere que la situación se habría agravado, aumentando los latifundios. Se trata de un típico complejo latifundio/minifundio en que coexisten grandes extensiones sin utilizar (latifundios) y numerosos contingentes de productores con superficies insuficientes como para obtener una producción y un ingreso de subsistencia (minifundio). Por lo tanto y simultáneamente, la tierra y la mano de obra se encuentran subutilizadas y subempleadas (Expansión del cultivo de la caña de azúcar y de la ganadería en el Nordeste del Brasil: Ed. Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, Santiago de Chile, 1986; y Tulio Barbosa: La CEPAL; pp. 51-52). Además en la gran mayoría de los Estados se observaba el declive en la producción de alimentos, así como una creciente hegemonía de las Grandes Agro-Empresas.
      No se debe olvidar que el proyecto de la SUDENE para la transformación de la agricultura del Nordeste incluía, desde sus inicios, una política de industrialización. Se suponía que la industrialización fomentaría la creación de un "polo de desarrollo". De ello surgiría una fuerte presión e irradiación que promovería la especialización del sector agrícola para producir alimentos para las industrias y ciudades en expansión. Sucede, sin embargo, que la industrialización que se suscitó en el Nordeste fue simplemente la prolongación de un proceso que se venía dando desde el Centro-Sur. Fue una industrialización dominada por la lógica del Centro-Sur, la cual no procreó fuerzas, ni encadenamientos internos en la propia "región" del Nordeste. Sin embargo, las industrias que emergen en el Nordeste están en su totalidad dirigidas a producir y vender sus productos ("bienes intermedios") en el mercado del Centro-Sur. En otras palabras, se propagó un sistema industrial que "exportaba" sus productos fuera de la región, lo que implicó que el Nordeste no fuera un mercado viable. Por lo tanto, los beneficios fiscales que promovían el traslado e inversión hacia el Nordeste sólo lograron facilitar la expansión o la especialización de empresas del Centro-Sur, no su "integración" a la región en cuestión. Más exactamente, se debería hablar de una "dependencia" mayor de la industria nordestina respecto de la del Centro-Sur, tanto para sus ventas como para las compras de sus productos. Es por ello que en el Nordeste aparecen filiales de empresas establecidas originalmente en el Centro-Sur. Por lo tanto, es difícil calificar a la industria en el Nordeste como parte de un proceso sustitutivo de "importaciones". Es más exacto hablar de una diversificación de la producción a nivel nacional de algunas ramas como la química, petroquímica y metalúrgica, o la modernización de otras como la textil. Este es el proceso típico, si bien pudiera hablarse de casos aislados de un proceso de "sustitución de importaciones". Un verdadero proceso de sustitución de importaciones hubiera requerido el surgimiento de industrias aptas para competir con las industrias del Centro-Sur, donde los "costos" eran menores a los del Nordeste. Las industrias en el Nordeste no pasaron a competir con las ya instaladas a nivel nacional.
      Sustancialmente la "economía" nordestina no sufrió mutaciones; el sector industrial no elevó su participación relativa de manera estrepitosa, manteniendo el sector agrícola su importancia relativa. La ausencia de eslabones industriales intraregionales se explica por el predominio de las industrias "dinámicas", altamente dependientes del Centro-Sur por sus insumos. El propio mercado regional del Nordeste no absorbió gran proporción de los productos industriales elaborados en la región. Dada la articulación de la industria con la del Centro-Sur, los dos centros urbanos más importantes (Bahía y Pernambuco) no se constituyeron en polos de desarrollo, ni en partes interdependientes de una cadena industrial intrarregional. Este fenómeno, que se repitió en todo el Nordeste, produjo, un gran océano de "pobreza" al lado de una inmensa riqueza en ampliación concentrada en un espacio y grupo económico.
      En  A Fantasia desfeita...(1989) ya se puede ver una visión más pragmática y propositiva. El problema fundamental radicaba –dice Furtado– “no tanto en erradicar las desigualdades ni de eliminar diferencias en los niveles de ingreso, aún cuando eso es necesario en cierta medida, sino transformar la sociedad Nordestina a fin de que el desarrollo beneficie efectivamente a la masa de la población. Si no se eleva deliberadamente el nivel de vida del hombre rural nordestino, si éste sigue prisionero del hambre y la ignorancia, la estructura social del conjunto del país tenderá a permanecer semi-inmovilizada, reproduciendo agravadas las extremas desigualdades que la caracterizan en el momento actual. El objetivo estratégico debería ser abrir espacio para que los que están realmente abajo en la escala social se conviertan en agentes activos del desarrollo. Este primer impulso tendiente a romper las estructuras que aprisionan a los que están más abajo, sólo se producirá como fruto de una decidida voluntad política”(El Brasil después del “Milagro” [O Brazil pós-"milagre"] [Le Brésil après le miracle]: p. 121; Fondo de Cultura Económica, México, 1983).
      Posteriormente se demostró que existe una gran simbiosis entre el "Nordeste" –que empezó tardíamente la industrialización y mutación de las estructuras agrarias– y el Centro-Sur. El hecho de que exista "pobreza" en cierta área delimitada no significa que ella responda a cierta lógica general. Es sencillamente resultado del tipo de luchas sociales (o su ausencia) allí desarrolladas en torno a la "posesión en separación" de la tierra. Insistentemente Furtado pregona: que el Capitalismo sin alguna dirección o planificación, obviamente creará "riqueza" y concentración del ingreso por un lado y marginación por otro.
      El problema político esencial para el intelectual –subraya Michel Foucault– no es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia o hacer de tal suerte que su práctica científica esté acompañada de una ideología justa. Es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad. El problema no es "cambiar la conciencia" de las gentes o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen político, económico, institucional de la producción de la verdad ("Verdad y Poder"; en Microfísica del Poder: p.189;  Ed. La Piqueta, Madrid, 1980).-
      N. del A.: Para este trabajo hemos consultado, además de los autores citados, básicamente el extraordinario Tratado “La Construcción de la Cuestión Regional del Nordeste Brasileño en el Pensamiento de Celso Furtado”. (Carlos Mallorquín: Doctor en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Master en Sociología (Universidad de Londres). Profesor del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad Autónoma de Puebla. México).-













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