lunes, 10 de noviembre de 2014

TEORÍA DEL GOTEO

LA “TEORÍA DEL GOTEO” NO SOLUCIONA        .            .      LA POBREZA.           
          Los Dirigentes más avanzados del Partido Colorado creen que en una economía basada en el desarrollo social la lucha contra los despilfarros y la corrupción debe ser intensificada, y que la empresa de tamaño mediano, industrial, comercial o artesanal, ofrece un campo natural a la innovación técnica y a la creación de empleos. Las PYMES cubren ya un buen porcentaje del territorio del empleo: abren así la posibilidad de satisfacer unas necesidades nuevas que se le escapan a la producción en masa, y contribuyen, finalmente, a mantener el equilibrio entre los medios rural y urbano, entre la ciudad y su periferia; lo mismo puede decirse de las COOPERATIVAS.
       Ahora bien, es necesario que nuestra economía crezca para darle empleo y un mejor nivel de vida a la población paraguaya. La urgencia de este requerimiento ha sido la excusa para que algunos mal intencionados planteen que la República debe primero progresar económicamente y que la actividad política debe quedar subordinada a las previas soluciones económicas. Pero entre Política y Economía no existe tal antinomia. Toda dirección económica tiene paralela una línea política consecuente con aquella. Si tomamos como meta de nuestras aspiraciones económicas mejorar la situación actual, si aspiramos a desarrollar nuestra economía, multiplicándola, el primer paso a dar deberá ser poner en ejecución un plan de crecimiento económico. Y este Plan solamente podrá ser llevado a cabo si recibe el apoyo político organizado de sus beneficiarios: los grandes núcleos nacionales de trabajadores, campesinos, profesionales, agricultores, comerciantes e industriales. Un plan efectivo de desarrollo económico sólo será llevado a cabo si sus Ejecutivos, ya desde el Poder, logran el respaldo político de las mayorías ciudadanas. Y esto es algo que en los más de doce meses de Gobierno aún no se ve ni se palpa en la opinión pública paraguaya.
       Debemos examinar ahora la excesiva concentración de la riqueza y sus consecuencias. Algunos afirman que la desigualdad de las fortunas no ha aumentado sensiblemente desde los años ochenta hasta el presente. Eso es negar las abrumadoras pruebas en contrario, es ignorar deliberadamente los indicios que nos suministran el aumento de la pobreza, la disminución del poder adquisitivo de las clases medias, la decadencia del ingreso medio asalariado, el rápido aumento del número de multimillonarios en paralelo con el número de los sin  hogar y los sin tierras, los máximos históricos de los tipos de interés y la exagerada especulación. La concentración excesiva de la riqueza representa un cáncer social que, en el mejor de los casos, sirve para mermar el nivel de vida general, y en condiciones desfavorables precipita las depresiones y, porqué no, la ingobernabilidad generalizada y aún Revoluciones. Opinamos que la excesiva concentración de la riqueza ejerce los efectos deletéreos siguientes sobre cualquier sistema económico:
1.-Favorece las absorciones de Empresas y la tendencia a la formación de Monopolios, siendo por tanto contraria a la libertad de empresa. 2.-Priva de incentivo a la laboriosidad y fomenta la especulación. 3.-Incrementa el endeudamiento interior. 4.-Favorece el aumento de los tipos de interés. 5.-Fomenta el déficit comercial. 6.-Socava la estabilidad del sistema Bancario. 7.-Acaba por desencadenar la depresión. 8.-Suele crear las condiciones para que se produzcan disturbios violentos.
      No escribimos esto como profecía, sino como aviso, dentro del espíritu de un Thomas Jefferson cuando advertía a la opinión pública francesa, precisamente cuatro años antes de la Revolución, “que la extrema concentración de la riqueza en aquella sociedad acarrearía las más graves consecuencias”.
       La ideología económica de la corriente Neoliberal dice que, si bien es cierto que la disparidad de las fortunas puede ser algo injusta, al menos es conveniente para la prosperidad económica. Como dijo John F. Kennedy en aquellos dorados años ’60 para los EE.UU.: “cuando la marea sube, todas las barcas flotan”. ¿Acaso no están mejor las riquezas en manos de hábiles y osados empresarios, capaces de generar inversiones y de crear puestos de trabajo? Como veremos, uno de los puntos centrales de estas ideas es la “Teoría del goteo” o “Capilaridad descendente”. La “Teoría de la Capilaridad descendente” dice, sencillamente, que no se debe poner trabas a los hombres de negocios en su afán de acumular riquezas, porque la prosperidad se irá difundiendo luego gradualmente, a partir de los ricos, para beneficiar a las demás capas de la sociedad. Tal teoría sostiene que, cuanto mas ricos sean los ricos, más invertirán y más y más oportunidades de trabajo se crearán en consecuencia. Por tanto, la codicia es buena para la sociedad y el bienestar económico de la Nación. Esta es la teoría que inspiró la “Economía de la Oferta” de Ronald Reagan en los años 80 llamada también "Reaganomics" (Reaganomanía).           A esta idea se la denomina también “Teoría del Goteo” y a los partidarios de la misma los “cuentagotas”. Como ya dijimos, la doctrina del “goteo” o “capilaridad descendente” busca su justificación moral en la afirmación de que los potentados reinvierten continuamente su dinero y crean puestos de trabajo. Nada más lejos de la verdad, sin embargo. Los muy ricos son principalmente especuladores, no inversores. Y ¿es verdad que las grandes Compañías crean muchos puestos de trabajo? Se trata de otro mito que ha prevalecido a través de los años, y que ha sido refutado por David Birch en su libro Job creation in America (“Creación de Trabajo en America”; Free Press, Nueva York, 2007). Su conclusión es que casi todos los puestos de trabajo nuevos se han creado en Empresas de menos de veinte empleados: los pequeños empresarios, procedentes de las clases medias, son los verdaderos inversores y los que hacen verdadera demostración de iniciativa. Los muy ricos se limitan a especular sobre negocios ya existentes. Además el estudio de Birch confirma que las pequeñas y medianas empresas (PYMES) ofrecen  más seguridad en el empleo que las grandes Compañías.
        Pero por el momento y lo más urgente para iniciar una mejor distribución de la riqueza en el Paraguay es la puesta en marcha de una auténtica REFORMA TRIBUTARIA que quiebre, o por lo menos reduzca el Poder de la PATRIA FINANCIERA que ni siquiera paga impuestos, y dé el estímulo a la formación de un “Empresariado Schumpeteriano” base de la ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO y que ha hecho grandes a las potencias Occidentales.-


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